Son malos tiempos para la lírica. Para la lírica y para casi todo; pero, para nosotros, los arquitectos, son tiempos de los peores. Esta realidad, a veces, no sabemos muy bien por qué, no termina de hacerse evidente.
Hoy, no vamos a hacer un post optimista, no hablaremos sobre las fortalezas del arquitecto, ni tan siquiera sobre nuevas salidas profesionales; esto ya lo hemos hecho y lo seguiremos haciendo; hoy toca un post diferente, quizás más duro, pero, a lo mejor, más real.
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