Alta eficiencia energética con materiales cerámicos: cuatro proyectos que han recibido la más alta calificación ambiental
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La certificación ambiental nos permite medir el nivel de sostenibilidad de un edificio. Es una herramienta de gran utilidad, ya que nos ofrece una información objetiva y veraz del impacto ambiental del inmueble en evaluación, posibilitando que la toma de decisiones durante la fase de proyecto repercuta en un mejor funcionamiento y una menor huella a lo largo de toda su vida útil.
En España, las principales certificaciones ambientales son LEED, BREEAM y VERDE. Y aunque en ocasiones hablamos de Passivhaus como certificación, se trata de un estándar para la construcción de inmuebles capaces de reducir en un 75% sus necesidades de calefacción y de refrigeración –y el resto de energía puede ser cubierta fácilmente con renovables–.
En la actualidad, el número de edificios que cuentan con uno de estos sellos ambientales se ha multiplicado exponencialmente y España ha entrado en el Top Global 10 de edificios sostenibles. “Lentamente comenzamos a tomar conciencia de las ventajas que la sostenibilidad en edificación traen a nuestra salud, nuestro entorno y también nuestro bolsillo”, afirma Bruno Sauer, director general de GBCe. En un momento en el que la vivienda supone el 63,7% del endeudamiento de los hogares “la sostenibilidad puede abaratar los precios” de las edificaciones: “Una vivienda pensada desde su fase inicial para reducir los impactos despilfarra menos materiales, se construye más rápido y cuenta con unas instalaciones óptimas”, afirma Sauer.
Entre los aspectos a evaluar por estas certificaciones ambientales encontramos la reducción de emisiones, de demanda de energía, así como el impacto ambiental de los materiales y sistemas cerámicos que componen el edificio, poniendo el acento en aquellas soluciones para la construcción naturales, duraderas y eficientes.
En este sentido, “los productos y sistemas cerámicos son capaces de aportar confort térmico y acústico, además de contribuir a la reducción de la demanda de energía y del impacto ambiental del edificio, al estar basados en una materia prima natural como es la arcilla. En su proceso de producción, los fabricantes aplican los más modernos sistemas para minimizar su huella ambiental, reduciendo la energía necesaria para su fabricación, empleando renovables, y apostando por la aplicación de criterios de economía circular”, recuerdan desde Hispalyt, Asociación Española de Fabricantes de Ladrillos y Tejas de Arcilla Cocida, y AGACER, la Asociación Gallega de Ceramistas, que llevan varios años difundiendo la sostenibilidad de los materiales cerámicos a través de la campaña “Cerámica es Sostenibilidad”.
Hispalyt ha publicado recientemente unas fichas sectoriales, que recopilan la información ambiental de las seis familias de productos cerámicos, exigida por los sellos BREEAM, LEED y VERDE, y que se han publicado en la Plataforma de Materiales de GBCe.
“A través de estas fichas queremos facilitar a los profesionales ligados a la certificación ambiental de edificios, la identificación de empresas y productos cerámicos con los criterios de sostenibilidad y eficiencia energética según los requisitos de cada certificación”, argumentan desde Hispalyt.
En la actualidad, existen un gran número de edificios emblemáticos donde los productos cerámicos son protagonistas y que han obtenido las más altas calificaciones de estos certificados ambientales. Esos son algunos ejemplos:
Oficinas en Pasaje Mas de Roda (Barcelona). LEED Platinum.
Nos encontramos ante un ambicioso proyecto de renovación, transformación y ampliación de una antigua área industrial en Poblenou (Barcelona), con criterios de eficiencia energética y bajo impacto ambiental.
El estudio de arquitectura Garcés- De Seta -Bonet planteó una transformación del entorno y en el uso de los espacios, al convertir una antigua fábrica de 1916 y sus construcciones aledañas en un edificio de uso de viviendas y de oficinas, y, posteriormente, al fusionarlos con nuevas construcciones, formando un ecosistema urbano complejo.
Para propiciar este cambio, sin perder la esencia del área de Poblenou, con construcciones características de principios de siglo XX en ladrillo rojo, se llevó a cabo un proyecto en dos fases: durante la primera, enfocada a la rehabilitación de los edificios existentes, el estudio de arquitectura optó por mantener la gran mayoría del ladrillo original, sustituyendo únicamente aquellas piezas que pudiesen estar en mal estado. “Esto se logró gracias a la excelente durabilidad del ladrillo. Es un material que tiene un envejecimiento magnífico, lo que favoreció su recuperación y reutilización”, afirma Jordi Garcés Brusés, arquitecto del proyecto.
La segunda fase, que se llevó a cabo entre 2019 y 2020, consistió en la construcción de varios bloques de oficinas, en los que también se instaló el ladrillo característico de la zona, “para guardar la unidad estética”, apunta Garcés.
Además, todo el conjunto se certificó con LEED, logrando la calificación Platinum (la más alta). “Queríamos crear un espacio respetuoso con el entorno, eficiente y sostenible. En este sentido, el ladrillo es un buen material, ya que contribuye a la reducción de consumo de energía, además de proporcionar un alto grado de aislamiento térmico y acústico. Esta elección nos permitió construir fachadas de elevada eficiencia energética en todo el conjunto”, concluye.
Residencia de Estudiantes de La Platina (Salamanca). BREEAM Good
La Residencia de Estudiantes se ubica en el desarrollo urbanístico de La Platina en Salamanca, una zona con una peculiar orografía del terreno, que obligó al estudio de arquitectura Morph a tomar algunas decisiones singulares para poder crear un espacio práctico y funcional, totalmente adaptado a su entorno.
El centro tiene capacidad para 260 habitaciones, garaje y espacios comunes (terraza cívica, gimnasio, comedor, zona de coworking, etc.) y ha sido construido siguiendo ambiciosos criterios de eficiencia energética, que le han valido para obtener la calificación BREEAM Good.
Uno de los elementos más característicos de este centro para estudiantes es su fachada autoportante de ladrillo clinker, donde se juega con dos tonalidades (clara y oscura) rompiendo la monotonía del volumen del edificio. Este elemento, además, aporta un alto grado de eficiencia energética al edificio, ya que funciona de manera estanca y proporciona una envolvente continua de aislamiento. Para evitar los puentes térmicos, la fachada se llevó a cabo con ladrillo visto que se conecta a través de piezas metálicas a los cantos de los forjados y pilares permitiendo un aislamiento continuo.
Fábrica del Sol (Barcelona). 5 hojas VERDE.
La Fábrica del Sol, en Barcelona, es un equipamiento de educación ambiental que nace con el objetivo de convertirse en un espacio para el intercambio de ideas, avanzando hacia la autosuficiencia energética, la sostenibilidad y el medio ambiente urbano.
Ubicado en el antiguo edificio modernista del año 1907, propiedad de la empresa Catalana de Gas, el centro se rehabilitó utilizando piezas originales, que se combinan con materiales de bioconstrucción y criterios de ecodiseño, y se presenta como un organismo vivo, perfectamente integrado en su entorno. La Fábrica del Sol, obra del arquitecto Antoni Solanas, se certificó con la herramienta de GBCe, VERDE, logrando su puntuación más alta (5 hojas).
“El inmueble, de 1906, es de estilo modernista y cuando se planteó el proyecto de rehabilitación se apostó por mantener el aspecto original”, explica Chiara Monterotti, consultora acreditada VERDE. De esta manera, el antiguo edificio de oficinas conserva toda su fachada de ladrillo original, donde no hizo falta sustituir ninguna de las piezas. “Este se debe a la extraordinaria durabilidad del ladrillo, que se conserva en buen estado durante más de un siglo. Así, se reduce considerablemente el mantenimiento y se produce un importante ahorro tanto económico como de recursos ambientales”, comenta Monterotti.
El edificio ha obtenido la puntuación más alta en criterios como reutilización de materiales, uso de materiales sostenibles, impacto de los materiales de construcción, consumo de energía en su fase de uso o protección acústica, entre otros.
Casa Pasiva Positiva, Robledo del Rey (Toledo). Passivhaus Premium.
En Robledo del Buey (Toledo), se encuentra la “Casa taller laboratorio Passivhaus Premium (CLTPP)”, un banco de pruebas para suministrar información práctica y difundir las técnicas de construcción óptimas para la construcción de edificios bajo este estándar.
Con una superficie útil de 160 m2 y un terreno de 1.000 m2, este espacio ha sido concebido como centro para la formación continua y comunicación a profesionales en un entorno real y monitorizable.
Según su promotor, Luis A. Martínez, socio-director de Passivhaus Consultores, “el proyecto es una idea original y única en España. Es una Casa-Taller-Laboratorio Passivhaus Premium. Es decir, está preparado para producir energía para su autoconsumo, para la movilidad eléctrica y para la ciudad”.
Para su construcción, siguiendo los criterios del estándar Passivhaus, se emplearon materiales naturales y sostenibles, capaces de contribuir a una reducción de la demanda de la energía del edificio superior al 75%. Para este proyecto se eligió la cubierta ventilada de teja cerámica, con microventilación bajo teja y fijación en seco. Este sistema amortigua los cambios de temperatura y mejora el comportamiento térmico de la cubierta, contribuyendo con ello a la máxima eficiencia energética del edificio. Además, la cubierta inclinada facilita la integración de los paneles solares de la Casa Pasiva Positiva.
Las tejas no son el único material cerámico de la Casa Taller Laboratorio Passivhaus. La vivienda presenta una fachada de muro de carga de bloque Termoarcilla de 24 cm con un SATE de 25 cm de espesor y un enlucido de yeso al interior. La Termoarcilla es un material cerámico de baja densidad, que presenta cierta porosidad homogénea repartida por toda la pieza y con unas características excepcionales en cuanto a aislamiento térmico y acústico, ya que logra que los muros de una hoja tengan prestaciones equivalentes o superiores a los muros compuestos por varias capas. “Además, es un material resistente y, al estar fabricando con arcilla, natural y saludable; libre de toxicidad, radiaciones, ni alergias”, apuntan desde el Consorcio Termoarcilla.
Gracias a su contribución al aislamiento de la envolvente, esta casa pasiva alcanza valores de demanda de energía realmente bajos, 8 Kwh/m2 año.
“Cerámica es Sostenibilidad”
Hispalyt, junto a la Asociación Gallega de Ceramistas (AGACER), desarrolla la campaña “Cerámica es Sostenibilidad”, cuyo objetivo es dar a conocer las razones por las que los materiales cerámicos de construcción son social, económica y medioambientalmente sostenibles.
Para más información visita: https://www.hispalyt.es/es/sostenibilidad/presentacion
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