ARQUITECTOS EN UNA FAVELA (II)
Foto: Boa Mistura
Por Anatxu Zabalbeascoa, Desde Del tirador a la ciudad, El País
“La familia Reis Gonçalves vive en Brasilandia, una de las favelas que rodean los rascacielos en la periferia de Sao Paulo. El nombre puede parecer una ironía, pero es más una muestra de carácter en una ciudad en la que la mayor de las favelas se llama Paraisópolis. Durante unas semanas, los Reis Gonçalves acogieron a los cinco integrantes del colectivo Boa Mistura en su casa. Estos llegaron allí reclamados por el Centro Cultural Español de Sâo Paulo para intervenir en la favela tras un proceso participativo en el que los habitantes de la favela dieron su opinión sobre cómo mejorarla.
En este caso, la suma de color y palabras no buscaba anunciar ni proteger nada, quería explicar con juegos de perspectiva (anamorfismos) las diversas maneras de leer una misma historia, las formas de desmigar palabras esenciales como orgullo, amor, dulzura o belleza. Estos conceptos son los que, con ojos foráneos, el colectivo Boa Mistura consideró que resumían su experiencia en la favela. El arquitecto Javier Serrano explica que la favela respondía a la topografía del morro. Que allí unas grietas (“becos”), hacen de calle en los tramos llanos y que las “vielas” son las escaleras que conectan varios niveles de la vida de la comunidad. Ellos intervinieron, con ayuda de muchos de los vecinos, en cinco de esas calles interiores. Se trataba de pararse a mirar el espacio. De aprender de él. De reforzar lo positivo que los prejuicios no nos permiten ver. Fueron muchas las tiendas de pintura de la favela que suministraron botes para ayudar con el proyecto.
Sería fácil acusar al colectivo Boa Mistura de bienintencionado, de cursi y hasta de cínico por querer ver belleza, con mayúscula, en una favela. Puede que sea más difícil encontrar esa belleza. Sin embargo, ellos simplifican. Cuentan que “belleza” es la palabra con la se saludan los habitantes de Brasilandia. Y belleza es lo que buscaron sembrar en las callejas, con la coautoría de muchos de sus habitantes, sobre todo de los niños (…)”
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