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ARQUITECTOS SIN TÍTULO DE ARQUITECTO. Ser arquitecto o sentirse arquitecto.

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Sorprendemente hay muchos ARQUITECTOS SIN TÍTULO DE ARQUITECTO que han firmado algunas de las mejores obras de arquitectura de todos los tiempos.

¿Algunos de ellos? Le Corbusier, Peter Zumthor, Mies van der Rohe, Tadao Ando, Frank Lloyd Wright, Carlo Scarpa, Buckminster Fuller, Luis Barragán y Adolf Loos

No es lo mismo ser arquitecto que ejercer de arquitecto. Tampoco sentirse arquitecto, más allá de ejercer (o no) como arquitecto.

1 El bicho de la buena arquitectura.

Durante 20 años hemos trabajado y colaborado con bastantes arquitectos y uno de los que para nosotros ha sido la mejor colaboración era con un hombre que no tiene título de arquitecto; pero que, más allá que sabe mucho de arquitectura, en nuestra opinión, es profundamente arquitecto.
Seguramente, nunca podrá firmar proyectos de arquitectura; pero, la arquitectura corre por sus venas.
A su vez, es cierto que, la formación de arquitecto nos enseña mucho de la profesión. No todo, pero sí mucho y, sobre todo, te da la opción de que te pique el bicho de la buena arquitectura. Arquitectura con mayúsculas que, a día de hoy, firman grandes arquitectos con título; pero que, si echamos una mirada atrás, vemos que la historía de la arquitectura está llena de grandes proyectos firmados por arquitectos que NO tenían el título de arquitectos.
Arquitectos como Le Corbusier,  Zumthor, Mies, Tadao Ando, Wright, Scarpa,  Barragán y  Loos que sin necesidad de tener el título específico de arquitecto, nos han regalado parte de nuestro legado arquitectónico más preciado.
A todo esto, hay que sumar la complejidad de que los maestros del movimiento moderno estaban inventando una nueva forma de entender la arquitectura. Con sus luces y sus sombras, han marcado una dirección y fueron la rueda a seguir. Allanaron el camino para que otros muchos arquitectos pudieran desarrollar proyectos y propuestas todavía más certeras y, por que no decirlo, más adecuadas a un cliente concreto.

2 Dejar de ser una imposición

Por otro lado, aunque es cierto que para hacer arqutiectura hoy lo aprendido en la carrera es útil y el título necesario; no es menos cierto que mucha de la construcción que se construyó en España durante la burbuja inmobiliaria eran edificios con muy poquita arquitectura. En muchos casos, el arquitecto fue poco más que la mano ejecutora de un sector inmoviliario que se manejaba por pautas meramemente económicas y especulatorias. Para ese tipo de proyectos, pocos títulos hacían falta.
Con todo ello, no estamos animando al todo vale y diciendo que cualquiera puede hacer lo que sea. NO, el intrusismo, en este campo y en casi todos, puede ser bien peligroso.
De hecho, lo que nos encantaría, sabiendo que es una utopía, es que los arquitectos más que una imposición fuéramos una necesidad real para la sociedad.
Y es ahí donde tenemos que echar el resto. No hemos sabido transmitir a la sociedad los valores de un buen estudio de arquitectura. El cliente muchas veces nos ve como un peaje para construir algo que cree necesitar, en vez de ser el profesional que le dará lo mejor de sí para que su idea se materialice en el mejor proyecto posible.

3 Sentirse arquitecto

L@s arqutiect@s tenemos mucho que ofrecer; pero, tenemos que mostrarnos, como colectivo, mucho más claro, contundente y cercano.
También, recordar que se puede ser muy arquitecto o sentir muy arquitecto, en la perifería de arquitectura. Allá, donde en muchos casos no nos pedirán el título, es donde también nos podemos sentir arquitect@s.
No es más arquitecto quien hace el típico adosado con balaustradas por todos lados que quien diseña algo delicado, efimero y temporal con toda su entrega y pasión.
No hay arquitectos de primera y de segunda. Somos algo más grande que la suma de las partes. Un colectivo donde nos convendría englobar arquitectos colegiados, nos colegiados, que visan, que no visan, que tan «solo» escriben o que, por ejemplo, se están poniendo las pilas con las Inteligencias artificiales. 
Los caminos son múltiples; pero, lo que nos debiera mover es sentirnos útiles al mundo. Somos una profesión volacional y de servicio. Ahora toca que tod@s lo sepan. ¿Vamos a ellos?

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«¿Tuviste la peor corrección de todos los tiempos? ¿No pasaste tus exámenes? ¡No te preocupes! Antes de tirarte a la cama y llorar hasta dormir, después de publicar una linda y frenética selfie en Instagram, por supuesto (hashtag tan muerto), echa un vistazo a esta lista de nueve arquitectos célebres, todos los cuales comparten un rasgo en común. Podrías pensar que un deslumbrante título de arquitectura es un requisito para ser un arquitecto exitoso; ¿Por qué otra razón te harías pasar por tantos años de escuela de arquitectura? Bueno, aunque el título de «arquitecto» puede estar protegido en muchos países, eso no significa que no se pueda diseñar una arquitectura sorprendente, como lo demuestran estos nueve arquitectos, que lanzaron la convención al viento y tomaron el camino menos viajado a la fama arquitectónica.

1. Frank Lloyd Wright:  El hombre catalogado como «el mayor arquitecto americano de todos los tiempos» por el Instituto Americano de Arquitectos en 1991, curiosamente, no poseía un título de arquitecto, aunque recibió un doctorado honorario de bellas artes por su antigua escuela cuando estaba en los finales de sus ochenta años. Una combinación de circunstancias familiares y un desencanto con el sistema educativo, que Wright llamaría «un pisoteo de la manada» en 1956, lo llevó a abandonar la Universidad de Wisconsin en Madison en 1887, después de sólo un año de Estudios de ingeniería civil. En cambio, se mudó a Chicago para adquirir experiencia en el mundo real como asistente del arquitecto J.L. Silsbee. Mientras trabajaba bajo su supervisión, Wright tomó una oportunidad y solicitó un trabajo en Adler & Sullivan, que condujo a un aprendizaje de seis años en la prestigiosa firma. Antes de establecer su propia práctica en 1893, Louis Sullivan fue el fundamento de la enseñanza de Wright. Aunque su larga trayectoria estuvo marcada por el escándalo y la tragedia, la contribución de Wright a la arquitectura estadounidense y su popularidad prospera sin parangón. Continuó, sin embargo, albergando una opinión escéptica de la educación formal, como lo demuestra su observación en 1955 «la educación, por supuesto, siempre se basa en lo que era. La educación te muestra lo que ha sido y te deja hacer la deducción en cuanto a lo que puede ser. La educación tal como lo perseguimos no puede profetizar, y no lo hace. »

Acceder a 9 arquitectos increíblemente famosos que no poseían un título de arquitectura

ARQUITECTOS SIN TÍTULO DE ARQUITECTO

«En un artículo anterior conocimos tres estrellas de la arquitectura, ganadores del famoso Premio Pritzker de arquitectura, que no contaban con el título de arquitectura, algo que no les impidió llegar a tan alto reconocimiento. Pero no son solo esas tres personalidades, las únicas que han llegado a despuntar en el mundo de la arquitectura, siendo arquitectos sin título.»

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ARQUITECTOS SIN TÍTULO DE ARQUITECTO

Desde Carlos Bento Company

«Parece mentira pero ni Frank Lloyd Wright ni Le Corbusier estudiaron nunca arquitectura de forma reglada. Wrigth abandonó sus estudios de ingeniería tras dos cursos y le Corbusier aprendió los oficios de grabador y cincelador con L’ Eplattanier .  Adolf Loos nunca obtuvo el título de arquitecto y Serge Chermayeff, mítico profesor en Harvard, destacó primero como bailarín, campeón del mundo de tango. Craig Ellwood era el nombre de una licorería que John Nelson Burke utilizó    para su estudio de arquitectura donde otros firmaban sus proyectos pues él nunca había estudiado ni poseía el título de arquitecto. Tadao Ando nunca estudió arquitectura. Trabajó como conductor de camiones y fué boxeador amateur antes de iniciar su carrera tras viajar y conocer las obras de otros grandes arquitectos, algunos de los cuales tampoco tenían título.

Frank Lloyd Wright  ABANDONÓ LOS ESTUDIOS DE INGENIERÍA TRAS DOS CURSOS

Nació el 8 de junio de 1867 en Richland Center (Wisconsin). Pasó su infancia y su adolescencia en una granja de Wisconsin, donde vivió en estrecho contacto con la naturaleza, algo que condicionó su posterior concepción de la arquitectura. Ingresó en la Universidad de Wisconsin para estudiar ingeniería, pero tras dos cursos abandonó los estudios y se trasladó a Chicago para trabajar como dibujante en el estudio de Adler and Sullivan. Uno de los socios de esta compañía, Louis Henri Sullivan, ejerció una importante influencia en la obra de Wright, que siempre le consideró su maestro y al que siempre recordó con respeto y afecto. En 1893 abrió su propio estudio de arquitectura en Chicago.

Su primera obra en solitario fue la Charnley House de Chicago (1892), a la cual siguió, algo más tarde, toda una serie de viviendas unifamiliares que tienen en común su carácter compacto y la austeridad decorativa, en oposición al eclecticismo de la época. En estas primeras realizaciones de arquitectura doméstica, conocidas como prairies houses o «casas de las praderas», están presentes algunas de las constantes de su obra, como la concepción predominantemente horizontal, el espacio interior organizado a base de dos ejes que se cruzan y la prolongación del techo en alas que forman pórticos.

Adolf Loos  NUNCA LOGRÓ EL TÍTULO DE ARQUITECTO

Nace el 10 diciembre de 1870 en Brunn, Viena. Tenía sólo once años cuando murió su padre, cantero de profesión. Fue un niño rebelde que fracasó en varios intentos de ingresar a la escuela de arquitectura, accediendo entonces en la Escuela de Arte y Oficios de Reichemberg en Bohemia. Entre 1890 y 1893 asistió a la Escuela Politécnica de Dresde, pero nunca logró el título de arquitecto. (…)”

 

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Noticia seleccionada por el Canal de arquitectura STEPIENYBARNO.

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2 COMENTARIOS
  1. Felipe

    Muchas veces los más grandes no acaban la universidad, mira sino a Bill Gates

  2. Braulio

    Quiero se arquitecto sin estudiar

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