#Sospagola . El Arquitecto que pintaba el humo de las chimeneas
#SOSpagola es una iniciativa de un grupo de arquitectos con base en Segovia que surge con el fin de llamar la atención sobre la aprobación de demolición de un pequeño edificio que el arquitecto Silvestre Manuel Pagola construyera hacia la década de los 40 en una de las plazas con mayor contenido histórico de la ciudad de Segovia.
SILVESTRE MANUEL PAGOLA
Pagola, arquitecto de edificios tan contenidos en el imaginario popular como son Villa Estrella (también en riesgo de desaparecer); el edificio en esquina de la plaza de la Rubia, u otro frente a la Academia de Artillería; o la fundación Nicomedes García, frente a Renfe, que es referencia para doctos y académicos.
ARQUITECTURA CONTEMPORÁNEA EN PROVINCIAS
Son pequeños ejemplos de arquitectura de provincias, que por su pequeña envergadura y cantidad quedan fuera de los circuitos nacionales e internacionales de la catalogación de la arquitectura contemporánea, y con dificultad adquieren el reconocimiento local eclipsados por otras arquitecturas mucho más históricas, mucho más estudiadas, mucho más escritas y descritas y vueltas a escribir, como son los románicos, los góticos, y esos que aparecen con mayor frecuencia en los textos de los escolares, y que nos hacen tener una imagen romántica del pasado, al estilo de los cuentos de hada transformados por Disney.
La historia contemporánea más antigua cuenta cómo el pueblo se convierte en institución, y la historia de ese pueblo se lee en nuestras ciudades a través de las arquitecturas para la masa como son las promociones de viviendas para obreros, las escuelas para alfabetizar, los mercados (¡¿cuántos mercados habrán desaparecido de la historia de nuestras ciudades?!), en definitiva, una compleja red de equipamientos colectivos. Y todo ello en base a criterios de salubridad e higiene que solo han sido superados por el COVID-19.
Estas arquitecturas contemporáneas, entre las que encontramos los modernismos, los racionalismos, los organicismos, y un montón más de -ismos, porque resulta que nos gusta encasillar a las cosas, nacen de la mano de los avances técnicos que convierten la construcción en un juego de niños que aliado con la absorción de la clase obrera en las ciudades -para, por cierto, no solo producir muchas cosas, sino también para consumirlas-, provoca una antropización sin precedentes del territorio, en base a una estética renovada (ahora habría que elegir el -ismo más adecuado para esa estética) gracias a la técnica y al cambio de paradigma sociocultural.
LA ARQUITECTURA DE LAS RENDIJAS Y EL GATEPAC
Resulta que toda esa parafernalia de la masa obrera como institución, y la imagen de la arquitectura que produjo en consonancia con su tiempo y con la técnica, encontró una rendija no muy grande por la que entrar en España (véase la constitución del GATEPAC en 1930), y rendijas más pequeñas para entrar en provincias. Unas rendijas que al poco se cerraron por el cambio de statu quo provocado en España hacia la cuarta década del siglo XX, y que tuvo su repercusión en la imagen de la arquitectura.
EDIFICIO PAGOLA EN LA PLAZA SANTA EULALIA DE SEGOVIA
A través de la arquitectura de las rendijas, Pagola, como otros, idearon su obra, no lo suficientemente grande, ni en suficiente cantidad, como para estar en los catálogos relevantes de consideración de la arquitectura contemporánea, pero sí lo suficientemente bella. Una belleza que radica en la intención de cambio de la historia que quiere contar esa arquitectura, y que conociendo lo que estaba entrando por esas rendijas harían del pequeño edificio en la calle Puente de Muerte y Vida, esquina con la plaza de Santa Eulalia, de una ciudad sin vocación moderna, una piedra de toque de esa porción de historia contemporánea que consiguió entrar en la ciudad, a pesar del “desprecias cuanto ignoras” que el ilustre Antonio Machado escribía de esas provincias en ese mismo entonces, y a quien razón no le faltaba.
Pero si no estamos de acuerdo, y todo lo que contamos es una fantasía basada en una visión romántica de ese pasado próximo que nos hizo a todos lustrosos, hagamos una valoración práctica de la situación. Este edificio, de 1941, ideado por Pagola, en la citada esquina, dialoga en equilibrio con la iglesia románica de Santa Eulalia, la casa blasonada de Buitrago, y los únicos soportales que quedan de aquellos que debieron haber recorrido el arrabal Grande de la ciudad, y al que perteneciera esta plaza. ¿No estaría bien dejarlo estar? ¿Aguantará más el palimpsesto? ¿Lo nuevo superará, o al menos igualará, lo existente en este contexto histórico?
¿ES PERMISIBLE SU DEMOLICIÓN?
Pero con la edificabilidad hemos topado, Sancho, y esa casa tiene un aprovechamiento urbanístico más bajo del que le corresponde por derecho mercantil, así que si nos vamos del lado de la conservación nos encontramos un ups… ahora recalza, …mira a ver si hay que meter otros soportes, …ese muro no aguanta más; así que nos encontramos del lado del borrón y cuenta nueva. ¿sabe usted la cantidad de residuos que proceden de las demoliciones?. Eso sí, es más fácil quitar que conservar.
Pero… Vamos a ver… ¿no es la densidad urbanística esa una buena aliada del bicho este que tiene paralizada la economía?… Eso parece, pero habrá que esperar unos 50 años para que la urbanística alcance la realidad social de hoy, mientras una vacuna nos ayudará a mirar a otro lado.
Y la cara B sigue. Ahora que somos conscientes del atentado medioambiental que ha supuesto la constitución de nuestro hábitat contemporáneo, y se nos llena la boca con sostenibilidades,
Y sin más, lo que pedimos es inmunidad para este edificio cuya envergadura no parece hacerle merecedor de conservación.
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