¿SUBASTAMOS O CONCURSAMOS?
Por Rodrigo Almonacid Desde Blog Fundación Arquia
“Hubo una época en la que los concursos de arquitectura sirvieron para espolear la imaginación de los arquitectos. Concursos como el de la madrileña Casa Sindical (de Cabrero y Aburto) o el Gobierno Civil de Tarragona (de Alejandro de la Sota), se convirtieron en auténticos revulsivos para inaugurar una nueva etapa en la Arquitectura Moderna española tras la Guerra Civil. Pero ya casi nos hemos olvidado de ellos…
Hoy, inmersos como estamos en una crisis que trasciende al ámbito económico, los concursos ya han dejado de representar nada loable. Hace unas semanas, el catedrático José M. Torres Nadal defendía la idea de suprimir los concursos de arquitectura, apelando a que la coyuntura actual no parece demandar más soluciones sino mejores preguntas. Creo que, aunque parezca una postura maximalista, es certera, en la medida que tenemos que empezar a cultivar un mayor espíritu crítico para afrontar el cambio de paradigma al que nos tendremos que ir enfrentando los próximos años.
Mientras tanto, me atrevo aquí a proponer que, además de hacer un ejercicio de autocrítica, nuestros máximos representantes y autoridades revisaran de una vez por todas la obsoleta Ley de Contratos del Sector Público. Aunque aprobada en 2011, en realidad en lo que a los arquitectos nos afecta, no ha habido cambios sustanciales desde hace lustros. Y ya toca. Especialmente en lo relacionado con las peculiaridades de los concursos de Proyectos específicamente, pensando en el servicio a la Sociedad para el que estos deberían ser planteados. Si, como se afirma desde la clase política, se pretende impulsar la I+D y la calidad en la oferta de productos y servicios,la LSCP no debería abundar en criterios meramente cuantitativos sino estrictamente cualitativos.(…)”
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2 COMENTARIOS
RODRIGO ALMONACID CANSECO
12/03/2015Gracias por tu comentario, Alfonso.
En mi opinión, cualquier cambio de la Ley citada debe pasar por hacer prevalecer criterios cualitativos muy por encima de cuantitativos, en especial de los económicos. La excelencia obligará no solo a los concursantes sino también a la calidad demostrable de los miembros que ibtegren los jurados de Arquitectura, aspecto éste abandonado en el 90% de los casos a la «buena suerte» del criterio de selección por un grupo de concejales y, en el mejor de los casos, con la asistencia de algún colega funcionario que a menudo no ha ejercido la profesión liberal en toda su carrera profesional. En fin, que solo podemos ir a mejor como ves…
Alfonso Mollinedo
12/03/2015…cierto Rodrigo…estupendo artículo.
…es penoso, vergonzoso e incluso denigrante. Torres Nadal lanza una verdadera pulla y en ese sentido estoy con él. Aunque el futuro no esté en los concursos lo que si marcará los pasos es esa competitividad exagerada. Donde está el límite entre la calidad humana-proyectual y la económica? ….. al final, en este desvirtuado y obsoleto sistema, además seguiremos siendo responsables y todos al mismo saco aunque otros fallen….