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TED´A ARQUITECTES, CUANDO LA TRADICIÓN Y LA IDENTIDAD SE VUEVEN PRESENTE

Ayer tuvimos la oportunidad de entrevistar a Jaume Mayol dentro de la la tercera edición de la Bienal Mugak/ con el título de ‘Patrimonio y Modernidad’.
La verdad es que fue un disfrute enorme saber más de ellos y entender la filosofía con la que se enfrentan a sus proyectos.
Si quieres saber un poco más de ellos, este post te ayudará.

Fotografía: Luis Díaz Díaz

Jaume Mayol (Mallorca, 1976) e Irene Pérez (Barcelona, 1976) fundaron TEd’A arquitectes con la intención de revisar conceptos como la tradición, la pertenencia y la identidad. No tiran nada y apuestan por reutilizar por encima de reciclar. Su arquitectura está atenta al lugar, al lugar físico y al lugar emocional de sus habitantes. Su trabajo es la excusa para centrar el foco en la persona y que aparezcan rincones llenos de vida. Huyen de la rigidez y apuestan por la flexibilidad.

Podríamos hablar de una arquitectura honesta que no sacrifica nada por crear un ambiente. Tan transparente que la imagen final es un resultado del proyecto y no premisa de partida. Las necesidades reales del cliente son el motor de su trabajo.

Miman al cliente. De hecho, entienden esta relación como si de un equipo se tratase. Clientes que, como nos contaba Jaume, terminan siendo amigos y amigos (y hermano) que también se han convertido en clientes.
Mientras en las Escuelas de arquitectura se sigue, en muchos casos, poniendo enunciados de proyectos donde la figura del cliente directamente no existe, en TEd’A arquitectes vemos cómo se puede transcender la habitual relación y dar un paso más allá.

Nuestros protagonistas practican una arquitectura sencilla y directa, donde le preguntan a cada material cómo poder sacar lo mejor de él. Sencilla que no simple pues con muy pocos recursos condensan toda la complejidad de cada proyecto. Esto les lleva a hacer más de un «invento» aportando innovación desde el respeto por la tradición.
Muchas veces vemos edificios con una afán de protagonismo excesivo, que de tan grandiosos terminan siendo el reflejo del ego del propio arquitecto. Mientras tanto, por suerte, podemos oler otras arquitecturas como la de Jaume e Irene que en muchos casos hacer lo imposible por pasar desapercibidas. Quizás la humildad de sus autores también tenga que ver con el resultado concreto de sus proyectos.
Con todo ello, su arquitectura cuida el detalle al extremo; de esta forma, el propio detalle finalmente termina cuidando al habitante de su obra.


Ahora os dejamos con un extracto de esta maravillosa entrevista que les hizo en su día nuestro amigo Santi de Molina y una conferencia sobre su obra. Ojalá pronto los podamos tener también en un arquicafe.

Seguiremos informando.

Extractos de entrevista hecha por Santi de Molina  para el Croquis.

Hoy día, vivimos un momento de elogio de la materia en sí misma, que se extiende (amanerándose) hasta el lucimiento de la pobreza. Pero su obra pertenece a un mundo donde la aproximación al detalle y a la materia no es solamente táctil. No veo en su trabajo un ‘culturismo de la pobreza’, por así decirlo, sino cierta alegría, a pesar del estricto control de los medios empleados. Incluso en el juego de las referencias que se aprecia hacia otras arquitecturas —a Siza, a Loos, a lo mediterráneo o a Venturi—, la casa de Jordi y Àfrica, o la de Jaime e Isabelle, tienen un carácter casi festivo que hacen que la cita pase a un segundo plano en favor de la estructura organizativa de la casa.

JM: A lo meramente povera le faltan otras dimensiones si quiere ser completo y complejo. Por ejemplo, si no contempla el problema organizativo del proyecto o de la propia estructura, no tiene sentido. No podemos obviar estos factores porque revierten en la economía. Hay estructuras organizativas y portantes que coinciden y que pueden armonizarse o contrastarse, por ejemplo, en Can Jordi y n’Àfrica no hay pilares, y gracias a eso mismo, resulta más económica. La habitación y su estructura organizativa, sea enfilade, en cruz, en patios, etc. tienen consecuencias constructivas. Y en nuestra obra existe la voluntad añadida de que siempre la estructura, la construcción y el espacio se solapen. Respecto a las citas, son cosas que uno lleva en los bolsillos, cada día se añaden algunas. Y te salen involuntariamente, porque las has vivido. En Can Lluís i n’Eulàlia, al buscar el modo de rellenar el contenedor (el perímetro de la casa) nos encontramos con el punto cero que es la cruz. ¿Dónde habíamos visto antes el esquema de la planta en cruz? En Palladio; pero también en otros mil ejemplos. Y la sorpresa aparece cuando descubres que es el negativo de la casa de Marco Zanuso en Arzachena. Y que, pese a ser una referencia obvia, tiene sentido constructivo en ese preciso lugar y en tales condiciones. Las referencias no se persiguen, son ellas las que te saltan encima, por sorpresa, inconscientemente.

(…)

En sus casas, las habitaciones se engarzan de modo que pueda percibirse la habitación contigua, como si con sus puertas construyeran vínculos y no sólo pasos o fronteras entre ellas. Por ejemplo, la fuga barroca de la casa de Bärbel y Tobias es un juego de estancias que necesitan de la habitación adyacente para tener sentido.

IP: Architecture comes from the making of a room. Siempre nos han interesado las habitaciones, y quizás, aún más, los rincones. El lugar donde uno se siente arropado; el rincón que tiene la escala de uno. Y que ofrece, simplemente, estar.

JM: En Ca na Bärbel i en Tobias, que se organiza mediante una estructura de habitaciones contiguas, propusimos las puertas en el centro del vano para contener las esquinas. La razón es que pensamos que la arquitectura se vive desde dentro: desde la habitación, desde la calle, desde la plaza. De algún modo, la arquitectura se humaniza a través de los rincones. IP: Algo evidente cuando vas al campo y te sientas bajo un árbol. O cuando en un bar prefieres sentarte en un rincón, nunca en el centro. Buscas algo que tenga tu escala, tu tamaño, que tenga grano, que sea amable. A este respecto, el sillón orejero es fantástico, un gran invento; en sí mismo una habitación, y pese a ello, ahora se ha descartado; porque los sillones, ya se sabe, han de ser objetos ‘irreprochables, puros’.

Foto extraída de su web

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