ENTREVISTA CON LAURA ALVAREZ, PARTE 1.

Sabemos de buena tinta que la entrevista que pudimos realizar con Laura Alvarez en exclusiva para este blog, era esperada con gran expectación. Así que aquí os dejamos con esta primera parte, donde nuestra portagonista derrocha entusiasmo, simpatía y conocimiento a raudales.

“Lo que intento es transmitir la pasión que yo tengo por la arquitectura”

-¿Cómo valoras  tu etapa universitaria? ¿Recuerdas algún maestro con especial cariño?

Mi etapa universitaria fue un periodo de muchos cambios. Estudié en tres universidades diferentes y creo que estos cambios son los que me animaron a seguir moviéndome cuando terminé la carrera.

Es curioso que en una carrera tal larga e intensa sólo te quede el recuerdo de un profesor… José Manuel Martínez; fue mi primer profesor de proyectos y también el último ya que me tutoró el proyecto final de carrera. Chema, que aunque su nombre no aparezca en muchas publicaciones de arquitectura es un gran arquitecto, me transmitió su gran pasión por la arquitectura, y creo que ver el entusiasmo con el que daba clases me animó a mí a dar clases en Delft.

-Desde hace un par de años estas al otro lado de la clase. ¿Cómo vives tu experiencia como profesora del Máster de Arquitectura de la Escuela de Arquitectura de Delft?

Lo vivo con mucho entusiasmo y con total entrega. Creo que dar clase no sólo es enseñar a encajar un programa de necesidades, las reglas de composición y hacer detalles constructivos.

Lo que intento es sobre todo transmitir la pasión que yo tengo por la arquitectura, las continuas ganas de aprender y hacerles ver que en la arquitectura nunca hay un punto final, siempre es punto y seguido.

La relación que yo tengo con mis alumnos en Delft es totalmente diferente a la que yo tuve con mis profesores. No es tan distante. Vemos juntos todas las semanas los proyectos de todos los alumnos, nos mandamos mails, incluso a veces tenemos sesiones extras en el estudio (de vez en cuando vienen todos para acá para tener una jornada intensiva!). El lazo que estableces con los alumnos es muy sólido.

Esta manera de ver la docencia demanda mucha energía pero creo que merece la pena. Ver los progresos de los alumnos es muy gratificante y quizá sea lo que más me anima a dedicarle tanto tiempo.

Uno de los profesores con los que doy clase me decía el otro día que no aguantaré así más de 10 años….Creo que no me conoce bien.

– ¿Nos recomiendas  alguna lectura o libro que te haya marcado como arquitecto?

Las ciudades invisibles de Calvino, sobre todo en esta época de crisis urbana y urbanística. ¡Ahora que no tenemos qué construir, es época para pensar!

Diría Delirious of New York, pero creo que no hace falta recomendarlo ya que probablemente todos lo habréis leído y además ahora que está traducido al castellano… lo ví el otro día en una librería en Amsterdam y me hizo gracia.

La revista Circo, dirigida por Mansilla y Tuñón desde principios de los 90, que me recomendó hace unos cuantos años un compañero holandés, Erik Workel y que además ahora tenemos acceso a la versión digital. Es una buena lectura para todos aquellos que viajan… yo me los leía cuando iba en tren a trabajar a Mecanoo. Son pequeños cuadernos (qué pena para aquellos que no los han tenido entre sus manos), lecturas breves en las que se reflexiona, se critica o simple mente se exponen diferentes manifestaciones artísticas. Os dejo el link, merece la pena:

http://www.mansilla-tunon.com/circo/circo.html

– ¿Hasta que punto entiendes importante el  viajar  y visitar obras de arquitectura?

Creo que antes viajaba más para visitar obras de arquitectura. Recuerdo viajes sobre todo cuando era estudiante, como la maratón sobre Le Corbusier en la que vimos Ronchamp, La Tourette, La Roche-Jeanneret, Ville Stein, Villa Savoie, unidad de habitación de Marsella…. y todo en menos de cinco días!! O el primer viaje que hice a Holanda,  36 horas para ver Aldo van Eyck, Dudok, Rietveld, Koolhaas, Neutelings-Riedijk,etc.

Con los años me he vuelto más selectiva y he aprendido a mirar de otra forma la arquitectura, quizá es por tener un criterio más formado y más capacidad de crítica. Veo menos proyectos en cada viaje pero los disfruto más.

-¿Te animarías a definir cómo es este tiempo que estamos viviendo?

Creo que si alguna palabra puede definir la sociedad actual ésta sería globalización. Por un lado, el brutal desarrollo de las telecomunicaciones especialmente en la última década han dado como resultado una sociedad virtual interconectada; por otro, los movimientos migratorios ya no sólo se deben a una situación particular económica sino a las ganas y necesidades de muchos individuos por conocer y desarrollarse en otro contexto al previo establecido.

Estos factores están cambiando las relaciones sociales actuales y sin duda alguna tienen su impacto también en la arquitectura.

La globalización es peligrosa. Si no sabemos elegir qué tomar de élla corremos el inevitable peligro de caer en la banalidad, de proponer soluciones costosas y desproporcionadas por copiar ejemplos de otros países y reachazar por sistema soluciones basadas en nuestra propia experiencia a lo largo de la historia.

– Sabemos que te gusta entender la arquitectura desde la poética y la emoción. ¿Si tuvieras que definir el concepto de arquitectura, cómo lo harías?

Hace no mucho asistí a una serie de conferencias sobre Architecture as a Craft en la que sólo se hablaba de la faceta artística de la profesión, del cambio de la arquitectura en el último siglo  y me di cuenta que en realidad yo opinaba de manera muy diferente.

Creo que la arquitectura siempre ha consistido en lo mismo, crear espacios y lugares habitables y las herramientas para lograrlo, en realidad ya las definió muy bien Vitruvio hace más dos mil años: firmitas, utilitas y venustas.

– Antes de asentarte en Holanda, estuviste un año viviendo en México, ¿Qué fue lo que te aportó esta experiencia?

Vivir y desarrollarte en una cultura ajena a la tuya te hace ser más crítico con lo que hasta ese momento ha formado parte de tu educación y cultura. Te sirve para aceptar otros puntos de vista y evaluar los tuyos.

Me fui a vivir a México a los pocos meses de acabar la carrera, por lo que creo que el haber estado allí en esa época ha podido influir mucho en mi manera de ver la arquitectura.

Vivir en Ciudad Juárez, ciudad fronteriza y por tanto con infinitos problemas socio-económicos, no me aportó mucho en cuanto a experiencia laboral se refiere. Estuve trabajando en dos estudios, los más atractivos de la ciudad, pero aún así no me ofrecieron nada interesante.

Por contra, el estar viviendo  por primera vez en una ciudad sin espacios de interacción y relaciones sociales, me despertó un gran interés por la arquitectura y  el urbanismo como arma sociales, como posibles herramientas para crear sociedades. Juárez es sin duda alguna consecuencia de esta globalización mal entendida de la que hablábamos antes.

¿Por qué tomar El Paso como ejemplo a seguir pudiendo tener como referencia Monterrey, Querétaro o Ciudad de México cuyos valores sociales y culturales eran mucho más afines e interesantes?

Creo que si hubiéramos ido a vivir al DF en vez de Juárez, nos habríamos quedado más años. Es una ciudad increíble….y un paraíso para la arquitectura…No descartamos la posibilidad de volver algún día.

– Trabajar en un estudio de la talla de Mecanoo suponemos que seria un gran aprendizaje para ti. ¿Qué es lo que mas valoras de esta experiencia?

Mecanoo fue mi última experiencia profesional antes de dar el gran salto y formar mi propio estudio y por ello el trabajo en el que más responsabilidad asumí. Estar al cargo de un proyecto de 50.000 m2 como el Palacio de Justicia de Córdoba te ayuda sin duda alguna a desarrollar todas tus capacidades como arquitecto, desde proyectar, buscar soluciones o planificar el trabajo hasta  poder llevar un equipo, trabajar con otros profesionales o aprender a lidiar con el cliente.

– Terminaste la carrera en el 2002 y después de trabajar con distintos arquitectos, hace un año decidiste montar tu propio estudio. ¿No da un poco de vértigo lanzarse al vacío en estos tiempo de crisis?

Sí y no. Para mí fue una necesidad. Desde que terminé la carrera hasta que me independicé trabajé de forma muy intensiva en todos los estudios, para explotar al máximo todas estas oportunidades de aprendizaje. El año pasado llegó un momento en el que me di cuenta que estaba dando más de lo que recibía a cambio y en ese momento sin pensar en nada más es cuando decidí dejar Mecanoo y lanzarme al vacío.

Sí es cierto que es una época difícil…y en mi caso quizá se agudiza un poco más por haber decidido abrir un estudio en otro país en el que por lógica tengo menos contactos y recursos que en España pero por ahora todo va muy bien….hay que tener un poco de fe en uno mismo,  trabajar, trabajar y trabajar y por supuesto nunca tirar la toalla.

– ¿Podrías describirnos como es tu día a día?

Me levanto a las siete, bueno siete y cuarto. Tengo la gran suerte de tener el estudio a dos minutos andando de casa.

Lo primero que hago cuando llego al estudio es tomarme un café y ver todas las noticias de arquitectura que puedo. Busco concursos casi a diario… que obsesión!!! Y en seguida me pongo a trabajar. Trabajo sin parar hasta que me atasco y hago una pausa. Si me atasco mucho me cojo la bici y me doy una vuelta por Amsterdam ..Siempre encuentras algo o alguien interesante.

Trabajo hasta las ocho o nueve. Me voy a correr media horita antes de cenar (un día sí y uno no, no os creais!)

Cenamos hacia las nueve o diez con lo cual no hacemos ni el horario español, ya que no comemos a medio día, ni el holandés de cenar a las seis. Un lío.

Después de cenar, leemos, salimos, vemos una película. Depende del día.

Sé que debería pasar menos horas en el estudio, pero tenerlo tan cerca de casa lo convierte casi en la sala de estar. Por ahora estoy intentando no trabajar todos fines de semana…mi chico, que no es arquitecto,  me lo agradece.