¿Cuánto DINERO gana un ESTUDIO DE ARQUITECTURA por PROYECTO?

En nuestros cursos de productividad insistimos en la importancia de contabilizar las horas que trabajamos. Los estudios de arquitectura, en general, no saben cuánto tiempo les cuesta redactar un proyecto. Si eres un llanero solitario de la arquitectura, todavía te debería importar más saber en qué inviertes tu tiempo.

Sin embargo, aun sabiendo de la importancia de este tema, muchas personas prefieren no contar las horas para no echarse las manos a la cabeza.

Tener certeza de cuánto dinero ganamos por cada hora empleada en un proyecto será un dato crucial para posibles decisiones estratégicas.

Si tú tampoco cuentas las horas, comienza por leer este post y, después, ¡te animamos a ponerte las pilas!

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Vamos a imaginar un pequeño estudio de arquitectura ubicado en España, que hace un poco de todo y ha sobrevivido 10 o 15 años en el mercado. 

NO hay nada que lo diferencie de otr@s arquitect@s; con lo cual, más allá de hacer las cosas bien y responder con seriedad en sus proyectos, no hay una estrategia empresarial clara. 

Al no tener un público objetivo al que apuntar, lo normal es que, cuando aparezca un cliente, se tenga que competir por precio.

1 Honorarios en función de un PEM ¿real?

Seguimos suponiendo y les llega el encargo de una pequeña obra de nueva planta.

El cliente les pide algunos bocetos previos que, por supuesto, ellos le dan encantados sin coste alguno.

Ya han tenido dos reuniones con el cliente, una visita a la parcela y han empleado 20 horas en dar estos primeros bocetos. Horas y servicio que no han contabilizado ni cobrado.

Ahora, el cliente les pide un presupuesto y les avisa que necesita que sea muy ajustado pues el proyecto es muy bonito, pero va apurado de dinero.

Como les ha caído bien y, por fin, parece que podrán hacer un poco de arquitectura con mayúsculas, se vienen arriba y van a preparar una propuesta irresistible.

Saben que antes se cobraba como honorarios un 12% del PEM real; pero,”¡eso eran otros tiempos!”.

Deciden incluir todo el servicio (proyecto y dirección de obra) en un 8%. ¿Un 8% de qué?
Como podéis imaginar, de un PEM bajito. El cliente les ha dicho que, más allá de lo que cueste la obra finalmente, él quiere pagar muy poco de licencias; habrá que apañar el presupuesto para que no supere los 800 euros el m2. Ellos saben que se va a ir a más de 1.200 euros/m2 en la realidad; pero, este número hoy ni se menta.

Con lo cual, tenemos una obra de 200 m2 (aunque ya sospechan que terminará siendo más grande); el ficticio el PEM se nos queda en 160.000 euros. 

A este número le aplicamos el 8% y tenemos 12.800 euros de honorarios.

Teniendo claro que ahí va incluida la dirección de obra y que el cliente conoce un arquitecto técnico que también le hace precio de amigo, creen que el cliente les dará el ok y, ¡manos a la obra!

2 Las complicaciones (inevitables) de la obra.

Sin embargo, cuando recibe el presupuesto, el cliente también se lo pasa al hijo de un amigo suyo que acaba de terminar la carrera y vive en casa de sus padres, con lo cual, al no tener muchos gastos, decide que él lo hará por 10.000 euros. 

Con este nuevo dato, el cliente va a los arquitectos y les dice que confía en ellos y su experiencia, pero, “hay otro arquitecto también de su total confianza que lo hace por 10.000 euros”. Lo deja caer y se va.

Nuestros protagonistas quieren el proyecto y piensan que por 2.500 euros, ¡no lo van a dejar escapar! Además, ahora terminan con los dos proyectos que tenían encima de la mesa y es mejor esto que no tener nada. La alternativa es meterse en un nuevo concurso que saben que, seguramente, no ganarán.

Así que, ni cortos ni perezosos, confirman con el cliente que lo hacen por 10.000 euros y que en un par de meses el proyecto puede estar listo.

El cliente confirma que el encargo es suyo, pero que hará la obra con su primo, que es albañil con mucha experiencia. La idea es ahorrarse el contratista, ya que él se encargará de los gremios.

Les pregunta si podrán echarle una mano con el tema y, como podemos imaginar, le dicen que cuente con ellos. 

El lío está servido y el proyecto comienza. 

Como era de esperar, los 200 metros cuadrados se han convertido en 250, pues apareció de la nada una nueva planta “para aprovechar el contraterreno”.

El proyecto se termina con más o menos éxito; pero, de aquella arquitectura con mayúsculas que esperaban no ha quedado ni rastro. Mucha balaustrada, una distribución bien forzada y el cliente no quiso saber nada ni de bioclimática ni de materiales más o menos sostenibles. El mantra del proyecto fue: “todo eso está muy bien, pero es muy caro: tenemos que ajustar”.

Como nuestros amigos habían hecho el curso de productividad para arquitectos de Stepienybarno, esta vez contaron las horas. 

Y, ¿cuál fue el resultado? Sin contar las horas de estructura, que se la calcula una amiga por 1.000 euros, habían metido más de 200 horas. Ellos son perfeccionistas y todo esfuerzo es poco para satisfacer a su cliente.

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3 El tiempo invertido en el proyecto y la obra por los arquitectos.

El proyecto es visado y la obra se hace sin demasiados contratiempos. Hubo muchos “ya que…”: “Ya que estamos… habrá que pensar un jardín, ya que estamos… miramos cómo podemos hacer una pequeña piscina, muchos “ya que…”.

Lo que iba a ser echar una mano con los gremios se convirtió en muchas horas de gestión.

Más o menos una visita a la semana a la obra -que estaba a un hora de su ciudad-; con lo cual, la mañana de los lunes quedaba destinada para visitas de obra, y, de vez en cuando, había que hacer otra visitas porque “a los gremios hay que atarlos en corto”.

A esto hay que sumar horas de gestión desde el estudio. En total, incluyendo todo, unas 8 horas a la semana, que son 32 al mes y casi 400 en el total del casi año que duró la obra. 

Con todo ello, tenemos casi 600 horas metidas en un proyecto y, en números gordos, unos honorarios de 9.000 euros (10.000 – 1.000 (estructura)).

De esta forma, sin tener en cuenta gastos como la gasolina de los viajes a la obra, el resultado es que el estudio ha ganado 15 euros por cada hora empleada en el proyecto.

Recordamos que habría que ver cuánto queda de este dinero cuando aplicamos impuestos, IVAS y “venivas”.

Además, un estudio de arquitectura de tres personas tiene muchos gastos fijos que se tienen que repercutir a cada proyecto. Más aún cuando el estudio es pequeño y no hay tantos proyectos.

¡Sólo con el precio de la electricidad, ya se va un buen pico! 

Ya vemos que, si hicieramos las cuentas más precisas, el precio de este proyecto quedaría cerca de los 12 euros por cada hora. 

Recordamos que estamos hablando de una profesión muy cualificada, que exige una gran formación y que implica muchísima responsabilidad. 

Así que, para cuadrar cuentas, nuestros protagonistas, como tantos otros estudios de arquitectura, NO trabajan 8 horas al día. Trabajan 10 y pringan más de un fin de semana. Las vacaciones de un mes ni las sueñan y se consuelan diciendo aquello de: “qué bueno que podamos seguir viviendo de ser arquitectos”.

En todos estos años, milagrosamente, no se han puesto enfermos y, a no ser que se estén medio muriendo, van a trabajar sí o sí.

La realidad es que la frase más real sería: “hasta aquí hemos llegado sobreviviendo haciendo proyectos de arquitectura.”

Y, ¡ojo! Que no hemos valorado en ningún momento la responsabilidad tan grande que asumimos como profesionales en la dirección de una obra. Ni hemos hablado de colegiaciones, Asemas, Hermandad y demás “cositas” que necesitamos tener al día para poder hacer nuestros proyectos.

Como ya hemos hablado en este post (ver aquí) para poder salir de esta situación no queda otra que aprender a diferenciarnos, con un servicio que sea claro y que tenga un público objetivo con una necesidad real concreta. 

Si estas dos variables de la ecuación no están claras, la tercera variable (honorarios) sólo podrá ser basada en competir por precio. 

Por último, recordamos que sería bueno que el tema esté encima de la mesa de nuestras instituciones, para que el futuro de nuestros estudios de arquitectura sea más alentador.

Esperamos no desanimar a nadie, pues nuestra intención, más allá de que el post ha quedado un tanto tristón, es radiografiar la realidad. Saber en qué andamos, para, desde ahí, ver cómo podemos mejorar. 

Cuéntanos si te has visto refljad@ en algún pasaje del artículo.

Autores: Stepienybarno

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