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Blog de STEPIEN Y BARNO – publicación digital sobre arquitectura
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César Manrique, más allá de la arquitectura.

Hay arquitecturas que casi hablan por sí solas, que cuando las visitas te susurran los secretos que esconden en su propio diseño. Otras son frías y casi mudas. La arquitectura de César Manrique, sin lugar a dudas, pertenece a las primeras. Conforme te adentras en sus obras, estás disfrutando y aprendiendo al mismo tiempo.

Por otro lado, como casi toda la buena arquitectura, su obra tan sólo se puede entender desde su integración en el paisaje y cultura de la isla.

Sobre todo ello, y mucho más, va el post de hoy. ¿Nos acompañas?

1 Aprendiendo de César Manrique.

¿Por qué hay arquitectos como Fernando Higueras (ver aquí) o César Manrique que, durante la carrera de arquitectura, pasan sin pena ni gloria, y cuando los descubres, te enamoras de ellos?

En muchos casos, este tipo de arquitectos más difíciles de explicar, son tan talentosos, o más, que muchos clásicos de la arquitectura. Sin embargo, a pesar de ser uno de los arquitectos españoles más impactantes del final del siglo pasado, más de un alumno de arquitectura terminará la carrera sin saber siquiera que existe. 

En el caso de Manrique, que se consideraba ciudadano del mundo, conviene aclarar que no tenía la formación estricta de arquitecto; pero, como tantos otros arquitectos (ver aquí), no tener el título no significa que no lo fuera. Su mayor don fue ser capaz de exaltar la naturaleza con las intervenciones, tanto paisajísticas como arquitectónicas, que realizó a lo largo de su intensa carrera. A su vez, apostó por el confort y el disfrute, dos conceptos que muchas veces se echan de menos en arquitecturas supuestamente más cultas.

También es cierto que se conoce poco de los arquitectos colaboradores (Eduardo Cáceres, Jesús Soto o Luis Morales) que sí le ayudaban en los proyectos y, finalmente, los firmaban. En cualquier caso, nuestro protagonista sí que pasó por la Escuela de Arquitectura técnica y después se marchó a Madrid a hacer Bellas Artes en la Academia de San Fernando, antes de “escapar” a Nueva York tras el fallecimiento de su esposa, Pepi Gómez. En su periplo americano se codeó con grandes creativos y fue reconocido como un artista de fama internacional. Desde el otro lado del charco, soñó una nueva isla y vió todo el potencial que tenía su amada Lanzarote, nacida hace 18 millones de años. Así que, a su vuelta, en los años sesenta, realizó muchos proyectos. Algunos menos afortunados, como el antiguo aeropuerto de la isla y, otros muchos, de una calidad altísima.

cesar-manrique- arquitecto

2 Consejos para hacer la ruta de la obra de César Manrique.

Para los que estéis pensando ir a Lanzarote para seguir los pasos del artista lanzaroteño, sólo deciros que es tremendamente fácil hacerlo (ver aquí).

De hecho, para los que tenéis hij@s, que sepáis que es una arquitectura muy agradecida para visitar con niñ@s. Nosotros lo hicimos con los nuestros y lo disfrutaron de lo lindo.

ruta niños César Manrique - stepienybarno

Si os organizáis con tiempo, encontraréis apartamentos muy apañados y a un precio estupendo (nosotros estuvimos en este).

Eso sí, para los que estéis pensando ir al Hotel Las Salinas (obra de Fernando Higuerras), comentaros que, por un lado, no os dejan ir con niños pequeños (lo cual nos parece fatal) y, por otro, si os animáis toca rascarse el bolsillo.

Hotel Las Salinas Fernando Higuerras

Las guagas -autobuses no funcionan muy bien-; así que, la opción de alquilar un coche es lo más recomendable. Nosotros lo hicimos aquí y fue todo rodado. Los proyectos de César están diseminados por toda la isla, pero la isla es muy pequeña; por lo que, en menos de media hora te plantas en cualquiera de ellos.

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Ruta por las obras y espacios de César Manrique en Lanzarote

3 Las obras más importantes de César Manrique.

En todos ellos, la propia personalidad del artista se pone de manifiesto. Era un hombre entusiasta, de carácter arrollador, enamorado de la naturaleza, de gran sensibilidad, y, según sus amigos, de gran humor y con un alto sentido de la amistad. En palabras de la actriz Nuria Espert:” era un genio total, alguien con una visión de futuro extraordinaria y una voluntad decidida de luchar para que nadie estropeara aquello que la naturaleza había hecho».

La Fundación César Manrique

La Fundación César Manrique -que hoy continúa su legado- es su antigua casa (también conocida como Taro de Tahíche) y tan sólo con aparcar el coche y acercarte ya ves que estás ante un proyecto con Mayúsculas. Se atraviesa un jardín espectacular con unos cactus maravillosos y antes de entrar en el edificio se pasa por un patio que tiene más arquitectura que decenas de supuestos proyectos brillantes de hoy día. Desde ese momento, el mortero de cal está presente en todo el recorrido, tanto en suelos como en paredes. A su vez, hay continuos juegos de compresión y descompresión. Los espacios como ocurre en la mejor arquitectura tradicional árabe juegan a diluir los límites entre el exterior y el interior y es una contínua orgía espacial. Parte del edificio está en planta baja y la otra parte se encuentra bajo tierra. César aprovechó unas burbujas volcánicas provenientes de erupciones en el siglo XVIII para organizar pequeñas salas que se enlazaban unas con otras. En algunas de ellas encontramos vegetación saliendo de esas entrañas buscando el cielo.Por último, destacar una zona exterior con una pequeña piscina que le da un aire de lo más dionisiaco al espacio.

Posteriormente, Manrique se trasladó a vivir a otra casa que, aunque no tiene las bondades de la primera, también tiene su interés y se puede visitar. En palabras del propio artista, es “una casa campesina llena de calor humano”.

Se encuentra en el norte de la isla y realizó la reforma del caserío previo en 1986. Permaneció allá hasta su muerte en 1992.

Ver aquí.

La Fundación César Manrique

En el blog de «Mi ventana al mundo» podemos leer: «Mientras que la parte de arriba, levantada conservando el estilo arquitectónico tradicional de la isla, albergaba el salón, la cocina y el dormitorio principal. En la actualidad toda la propiedad está dedicada al museo. Acogiendo la colección de arte contemporáneo que perteneció al dueño de la casa. Así como otras salas dedicadas tanto a la obra pública; como a los murales, esculturas, cerámicas y cuadros del propio Manrique. La fundación puede visitarse todos los días de 10 a 18. Y el precio de la entrada es de 8€ (menores de 12 años, 1€).

Jameos del agua de César Manrique

Otra de las visitas obligatorias sin duda es los Jameos del agua, se trata de una intervención que duró más de 10 años hasta darle un aire a lo que hoy nos encontramos. César fue capaz de transformar un espectacular túnel de lava volcánica en un recorrido alucinante.

Este lugar es un ejemplo sobresaliente de la habilidad de Manrique para fusionar la arquitectura con la naturaleza. En 1966, Manrique descubrió la impresionante estructura geológica de los Jameos, que se formaron a raíz de una erupción volcánica en la isla. Decidió convertir este lugar en un oasis arquitectónico que cautivara a los visitantes. Los Jameos del Agua son un conjunto de cuevas y túneles subterráneos, y su nombre proviene de la palabra «jameo», que se refiere a una abertura en la superficie de un tubo volcánico. Manrique, con su visión artística, creó un espacio único al aprovechar la belleza natural de los Jameos y fusionarla con elementos arquitectónicos innovadores. El espacio consta de varias secciones, cada una con un propósito específico. Uno de los aspectos más destacados es el Jameo Grande, que alberga un impresionante jardín tropical con una piscina natural de aguas cristalinas y un restaurante. Los visitantes pueden disfrutar de una comida rodeados de la belleza de la naturaleza y la arquitectura. 

Nosotros así lo hicimos y !!os lo recomendamos!!

Además, los Jameos del Agua incluyen un auditorio subterráneo, donde se celebran eventos culturales y musicales debido a su excepcional acústica. También se encuentra un museo dedicado a la vulcanología, que ofrece información sobre la geología de la isla. Un aspecto único de los Jameos del Agua es su contribución a la conservación del cangrejo ciego albino, una especie endémica de Lanzarote que se encuentra en las aguas subterráneas. Manrique diseñó piscinas especiales para proteger a estos cangrejos y garantizar su supervivencia. En Jameos del Agua, Manrique logró una combinación excepcional de elementos naturales y arquitectónicos. La luz natural que se filtra a través de los huecos de la cueva ilumina los espacios de manera impresionante, creando un ambiente mágico y etéreo. Cada rincón de este lugar es una obra de arte en sí misma. 

Os animamos a tomaros esta visita con tiempo. Tiene muchos matices y la arquitectura en sí misma tampoco es que llame demasiado la atención. Lo más potente es el recorrido en sí mismo y ver como la mano de artista-arquitecto prácticamente no se ve. Es una intervención que tiene mucho más que ver con la escala del paisaje.

En cualquier caso, ir con los ojos bien abiertos y disfrutar también de los pequeños cangrejos ciegos de color blanco que se encuentran en el interior de la laguna existente. Se trata de una especie protegida que cariñosamente le llaman jameitos (ver aquí).

Este es uno de los proyectos que mejor redoge la esencia de Manrique, un visionario capaz de hacer dialogar la naturaleza con la arquitectura como nadie. Es como si fuera un mago que hace bailar al Dios Dionisio y al Dios Apolo en una misma danza.

Jameos del agua de César Manrique

Cueva de los verdes de César Manrique

Por cierto, muy cerquita del anterior proyecto, está la más que recomendable visita a la cueva de los verdes, que por cierto, técnicamente, no es cueva ni tampoco es verde. Pero, vamos a callarnos ya para no hacer spoiler y contar la sorpresa final del recorrido.

Esta impresionante formación geológica se formó hace miles de años durante una erupción volcánica y ha sido transformada de manera magistral por Manrique en un espacio único que combina la belleza natural con elementos arquitectónicos cautivadores. La cueva, que se encuentra en el interior de un tubo de lava volcánica, ofrece una experiencia subterránea verdaderamente espectacular. La visión de Manrique era preservar y destacar la majestuosidad de esta formación geológica, al tiempo que proporcionaba un entorno seguro y accesible para los visitantes. El acceso a la cueva se realiza a través de una entrada cuidadosamente diseñada, que se integra de manera armoniosa en el entorno y conduce a un recorrido fascinante. Dentro de la Cueva de los Verdes, Manrique diseñó pasarelas y plataformas que permiten a los visitantes explorar sus intrincados pasadizos y cámaras. La iluminación estratégica, también diseñada por Manrique, resalta la textura y los colores de las rocas volcánicas, creando un ambiente mágico. La Cueva de los Verdes alberga un centro de visitantes que ofrece información sobre la geología de la isla y la historia de la cueva, así como detalles sobre la importancia de la conservación del entorno natural. Su respeto por la belleza de la formación geológica y su capacidad para diseñar un espacio que realza su magnificencia son ejemplos de su genialidad. Esta obra maestra arquitectónica ofrece a los visitantes la oportunidad de sumergirse en un mundo subterráneo de maravillas naturales y es una parte fundamental del legado de Manrique en la isla de Lanzarote.

Ahora toca desplazarnos hacía la zona noreste de la isla.

Jardín de los Cactus   de César Manrique

Por un lado, nos encontramos el espectacular jardín de los Cactus  en 1990. Se trata de una actuación en una antigua cantera donde nuestro protagonista ubica casi 5.000 ejemplares de 1.000 especies de cáctus provenientes de los 5 continentes. La belleza del lugar es estremecedora. Todo el jardín se desarrolla, desafiando el paso del tiempo, a los pies de uno de los últimos molinos de millo que permanece en pie en la isla.

Nuevamente, este espacio es un ejemplo sobresaliente de la habilidad de Manrique para integrar la arquitectura con la naturaleza, creando un entorno impresionante y único que celebra la belleza de los cactus. El jardín se encuentra en un antiguo cráter volcánico, lo que le otorga una ubicación geográfica singular y un ambiente especial. Manrique diseñó cuidadosamente el paisaje y la arquitectura para resaltar la asombrosa variedad de cactus de todo el mundo. 

. La distribución de los cactus se realiza en terrazas, lo que permite a los visitantes apreciar la belleza de estas plantas desde múltiples perspectivas. Las terrazas están conectadas por caminos sinuosos que serpentean a través del jardín y ofrecen vistas panorámicas del paisaje circundante. Cada detalle del diseño del jardín se realizó con meticulosidad. Manrique utilizó piedra volcánica local para crear los muros de contención, que se integran perfectamente en el entorno natural. La elección de la piedra volcánica no solo es estéticamente atractiva, sino que también contribuye a la sostenibilidad y a la armonía con el paisaje circundante. El jardín cuenta con un molino de viento restaurado que sirve como elemento arquitectónico y un mirador desde el cual los visitantes pueden disfrutar de vistas panorámicas de Lanzarote. Este mirador, como muchas de las creaciones de Manrique, resalta la importancia de fusionar la arquitectura con el entorno natural y permite una interacción única con la belleza del paisaje. Este espacio es una celebración de la biodiversidad de los cactus y un homenaje al amor de Manrique por su tierra natal, Lanzarote. 

Ver más aquí.

Mirador del río de César Manrique

Por otro lado, tenemos la visita obligada al mirador del río.

Se llega por paisaje que pone los pelos de punta y una vez aparcas te encuentras con una fachada muda con un solo ojo que parece observarte. Una vez dentro del edificio, nos encontramos con un lenguaje sinuoso que Manrique lleva hasta las últimas consecuencias. El proyecto tiene tres protagonistas. El famoso mirador que encarga unas vistas preciosas de la vecina isla de La Graciosa. Una escalera que une este espacio con el tercer protagonista del acto: un pequeño mirador de 360 grados que pone la guinda al pastel. 

Eso sí, ir con tiempo porque el espacio principal del mirador da mucho juego. Además ponen una tarta de chocolate muy rica, por lo que !no hay excusa para las prisas!

El proyecto cuenta con bastantes colaboraciones entre las que destaca la figura de Fernando Higueras. En palabras del arquitecto García Germán: “El Mirador del Río tal y como lo conocemos, es una intuición de Higueras. Hay un croquis suyo que luego siguió César».

Ahh! Y por cierto, el arquitecto madrileño también le realizó un interesantísimo proyecto (ver aquí) a Manrique en Camorritos (Madrid).

restaurante-Mirador del río de César Manrique

Timanfaya de César Manrique

Y ya por último, quedaría la visita a Timanfaya (Parque Nacional en 1974), uno de los escenarios volcánicos más impactantes del mundo. También, allí os encontrareis un proyecto muy interesante de Cano y (ver aquí), pero el plato fuerte es sin duda el restaurante El Diablo y de la Ruta de los Volcanes

El proyecto del edificio tiene cierta similitud, en cuanto a la potencia de un sólo gesto, con el proyecto del Mirador del río, pero aquí nos encontramos con un paisaje muy distinto -con un aire casi lunar-, aunque igualmente impactante. Se trata de intervención de planta circular, en un sólo nivel, y con la gigantesca cristalera como protagonista. Gracias a ello, se puede disfrutar de una vista asombrosa de amplios campos de lava que, nuevamente, parecen desafiar el paso del tiempo.

Como curiosidad, comentar que la comida se hace directamente con el calor geotérmico que viene de la tierra.

“La eternidad es un segundo y un segundo es la eternidad”. 

César Manrique

Con todas estas visitas no es que se vea toda la obra de César Manrique, pero sí sus principales proyectos y, con todo ello, te puedes hacer una idea de la dimensión del personaje, que como decíamos al principio del post, sin duda alguna no alcanzó la notoriedad que merecía. Estamos continuamente hablando de una arquitectura que es un deleite para los sentidos. Una fiesta en sí misma, muy lejos de los principios más austeros y rígidos de otras arquitecturas, igualmente interesantes pero mucho menos impactantes.

En cualquier caso, de Manrique se ha hablado mucho… que si era el primer arquitecto ecologista, que si era de izquierdas o (de derechas), de los fiestones que se pegaba; pero, para nosotros visitar su obra, ha sido encontrarnos con un arquitecto sencillo, sensible y que es capaz, como nadie, de hacer convivir arquitectura y naturaleza en una simbiosis difícil de repetir.

Varios de sus edificios no tienen otro fin que enmarcar un paisaje muy particular por el que parece que no pasa el tiempo. La habilidad de César Marique para saber poner en valor el lugar es, sin duda, uno de sus valores principales. De hecho, el día de su funeral, el sacerdote apuntó que, sin duda, César se sentaría a la derecha de Dios, pues había sido capaz de superar la belleza del creador.

Y puede que sea cierto, y puede que, sabiendo de su talento, ¡en el cielo también le hayan dejado hacer de las suyas!! De hecho, él decía que su misión en la vida era “crear armonía y belleza”, seguro que en el más allá, no ha cambiado su mantra.

Autores del post:

Agnieszka Stepien y Lorenzo Barnó (Stepienybarno)

Arquitectura - Cesar Manriquez

Otros artículos sobre César Manriquez:

cesar manriquez arquitecto

Más sobre el arquitecto y paisajista César Manrique (1919-1992):

Fue un arquitecto, artista y ecologista español conocido por su impactante contribución al mundo de la arquitectura y el arte. Nacido en Lanzarote, una de las Islas Canarias de España, Manrique dejó una huella indeleble en la isla y en la escena artística internacional a lo largo de su vida. Su trabajo singular se caracteriza por la integración armoniosa de la arquitectura con el entorno natural y su enfoque en la sostenibilidad y la conservación del medio ambiente. Manrique estudió arquitectura en la Universidad de La Laguna en Tenerife y más tarde en la Escuela de Bellas Artes de San Fernando en Madrid. Su educación formal en arquitectura y su profundo amor por la naturaleza se fusionaron para dar forma a su enfoque distintivo en la creación de espacios arquitectónicos que se mezclaban orgánicamente con la belleza de la tierra y la cultura local. Una de las contribuciones más notables de Manrique fue su influencia en la arquitectura vernácula de Lanzarote. Abogó por la preservación de la arquitectura tradicional de la isla y ayudó a revitalizarla en la década de 1960. Su obra cumbre, la Casa Museo del Campesino, es un ejemplo de esta visión, donde elementos arquitectónicos tradicionales se combinan con su estilo contemporáneo para crear un espacio cultural y artístico. Además de su impacto en la arquitectura local, Manrique también es conocido por su compromiso con la preservación del entorno natural de Lanzarote. Fue pionero en la promoción de un desarrollo sostenible que respetara el frágil ecosistema de la isla. Su trabajo en la creación de centros turísticos, como Jameos del Agua y el Mirador del Río, demuestra su habilidad para integrar estructuras arquitectónicas con la belleza natural, sin comprometer la biodiversidad del lugar. Manrique también dejó su huella en otras partes de España y del mundo. Su participación en proyectos como el Jardín de Cactus, una visión impresionante de la arquitectura paisajística, y el restaurante El Diablo, construido sobre una caldera volcánica, demuestran su habilidad para fusionar el arte y la arquitectura con la naturaleza de manera única. En sus obras, se puede apreciar su amor por los elementos volcánicos, como las formas geométricas y los colores de la lava, que se incorporan de manera magistral en sus diseños. El legado de César Manrique va más allá de la arquitectura. Su pasión por las artes visuales se manifestó en su trabajo como pintor y escultor, y también en la promoción del arte en la isla. Fundó el Centro Atlántico de Arte Moderno, un espacio dedicado a la exposición y promoción del arte contemporáneo. El trabajo de César Manrique sigue siendo una fuente de inspiración para arquitectos y artistas de todo el mundo. Su enfoque en la armonía entre la naturaleza y la arquitectura, su compromiso con la sostenibilidad y su contribución a la preservación del patrimonio cultural y medioambiental de Lanzarote son ejemplos notables de su legado duradero. En resumen, César Manrique fue un arquitecto y artista visionario cuyo trabajo ha dejado una marca indeleble en la arquitectura y el arte contemporáneo. Su capacidad para integrar la arquitectura con la naturaleza, su compromiso con la sostenibilidad y su amor por la cultura local son elementos que definen su legado. Su influencia continúa inspirando a generaciones futuras a considerar la interacción armoniosa entre la arquitectura y el entorno natural.

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