¿POR QUÉ LE LLAMAN ARQUITECTURA CUANDO QUIEREN DECIR… ESPECTÁCULO?

En general, desde Stepienybarno, nos gusta más pensar en positivo que en negativo, intentado resaltar el buen trabajo de cientos de profesionales que se rompen los cuernos a favor de la arquitectura. Sin embargo, de vez en cuando, pensamos que no está mal traer a primer plano algún despropósito, para aprender lo que no hay que hacer.

Así, muchas veces se confunde arquitectura con otra cosa que, si os parece adecuado, podríamos llamar espectáculo. Son muchos años de efecto Guggenheim campando a sus anchas por nuestro territorio y demasiados armatostes caídos del cielo para mayor gloria de sus autores y de quienes les contratan.

El ego de algún arquitecto, sumado a la desFACHAtez de más de un político y multiplicado por el beneplácito de otros muchos,  ha sembrado nuestra geografía de artefactos inservibles para poco más que ocupar portadas en rotativos que hacían la ola a todo este despilfarro.

En realidad, no se trababa de cualquier arquitecto, estamos hablando de ser arquitecto “de élite”, no de los del montón. Y precisamente este afán por ser diferente, por dejar el sello del autor en el  edificio hace que mucha supuesta arquitectura deje de serlo y que la verdadera arquitectura se encuentre en arquitectos con menos nombre pero más compromiso con la sociedad.

Así que, hoy, como excepción, damos entrada en nuestro blog a arquitectos que normalmente no son muy bien recibidos, a modo de circo de los horrores.

A su vez, conviene destacar que uno de los problemas de nuestra arquitectura ha sido que no hemos sabido comunicar a la sociedad las cientos de obras de arquitectura, verdaderamente, interesantes que se han realizado en los últimos años. Eso sí, entre nosotros, los arquitectos, nos las hemos contando de fábula. Pero, este exceso endogámico no nos ha hecho ningún bien, ni a nosotros ni a la propia arquitectura.

Por lo tanto, mientras nosotros hablábamos de arquitectura,  la sociedad ha estado recibiendo otros mensajes. Los medios tradicionales no quieren saber quién era Coderch o Fisac y mucho menos qué arquitecto actual trabaja como una hormiguita pensando en qué es lo mejor para el cliente. Solo en blogs de arquitectura como “Desde el tirador a la ciudad”, y entusiastas acciones de jóvenes arquitectos, se consigue llegar a un público generalista, que, ante la falta de costumbre, muchas veces nos ve como bichos raros y despotrica de los arquitectos sin el menor de los pudores en cuanto tiene ocasión.

Por lo tanto, eso es lo que ha pasado, que la sociedad ha entendido como arquitectura  lo que, en nuestra opinión, no son más que fuegos de artificio. ¿Vamos con 10  ejemplos?

1. Santiago Calatrava

Es el más evidente y no podía faltar en la lista. Dicen que alguna de sus obras (una puerta y poco más) de los comienzos tiene interés; puede ser, pero lo que sí sabemos es que este señor ha vendido, y cobrado, muy bien sus artefactos, además de ser portada de más de una revista de arquitectura de las supuestamente serias y dar conferencias como si fuera alguien a quien imitar.

Al final, no es otra cosa que una marca que los políticos y políticas les viene de maravilla; “Arquitectura” para cortar cintas y despistar a la ciudadanía de problemas reales del día a día, a favor de sus fuegos de artificio. ¿Ejemplos? Pues casi todo lo que hace, pero, puestos a elegir nos quedamos con el Palacio de Congresos de Oviedo que, aunque no se le cae la fachada ni se resbala la gente pegándose trompazos de órdago, tiene todo lo malo de la mayoría, más una alarmante falta de escala.

Palacio de Congresos de Oviedo

2. Zaha Hadid

Cuando éramos estudiantes, recordamos, con cierto asombro, el interés que despertaba esta arquitecta en muchos compañeros. La verdad es que, a nosotros, siempre nos echó para atrás y cuando la vimos en vivo y en directo en una charla en los maravillosos Encontros de  Santiago de Compostela, organizados por Mmasa, nos pareció un cúmulo de despropósitos. Un ego engordado como pocos, que termina cogiendo lo peor de las estrellas del cine o de la música, dejando que su arquitectura navegue por los senderos de la más pura iconografía formal, auto-copiándose hasta la extenuidad.

Vivienda para Naomi Campbell

3. Joaquin Torres.

A Joaquín solo le salva que la mayoría de su obra es privada y, por lo tanto, no nos preocupa mucho lo que pueda hacer en ella. También es cierto que, a los futbolistas y otros famosos que tiene por clientes, seguramente,  no es fácil hacerles buena arquitectura. El exceso de medios y dinero, normalmente, es inversamente proporcional a las posibilidades de que surja algo decente.

Por otro lado, lo que él hace muy bien es vender su producto, del cual su propia persona, envuelta en fulares, forma parte. Es una marca, lo ha querido así y ha sabido moverse bien. En este sentido, nuestras felicitaciones. El problema, para sus compañeros de profesión, es que sale hasta en la sopa y, ante la incapacidad del resto de la profesión de hacerse ver, puede que la sociedad piense que él es el representante de los arquitectos. Vaya que no nos favorece en absoluto, como colectivo, su notoriedad y popularidad.

Joaquin Torres

4. Jürgen Mayer

El autor de las setas cree haber descubierto la gallina de los huevos de oro. Arquitecto, al cual le han permitido lo que a ningún otro, y entre capricho y desviación económica, algunos pudieron colgarse más de una  medalla política. Así, con el tiempo, ha tenido suerte de que se vaya dejando de hablar  de su estafermo, quedando su regalo envenenado a los sevillanos como un lugar sin carácter alguno en una de las zonas más representativas de la ciudad.

De esta forma, una vez endosado su mamotreto, Jürgen ha debido pensar que todo el monte es orégano y que había que seguir reciclando el proyecto.

Y, no, por desgracia, no es un render!

5. Frank Gehry

No seremos nosotros los que pongamos a caer de un burro a Gehry, primero por respeto y segundo porque pensamos que realmente es un bastión importante de la historia de la arquitectura del siglo XX. Construir un bicho como el Gugen de Bilbao, no era tarea fácil. Es cierto que, se alinearon todos los planetas, para permitir un clima político que le diera luz verde y apareció, en el último momento, una tecnología suficiente para construirlo.

El edificio, en realidad, solo es una pieza más de un plan maestro que pretendía revitalizar gran parte de la ciudad, hace silenciar gran parte de un complicado discurso sobre temas independentistas y funcionar a modo de icono perfecto para los nuevos tiempos.

A su vez, no hay que negar que, gran parte de la memoria e identidad de la ciudad quedaba medio olvidada; pero, todo no se puede conseguir, y, en este caso, se hace una apuesta fuerte y el caballo elegido resultó ganador.

A partir de aquí, y dirigiendo una macro-empresa obligada a repetirse y claudicar ante el más absoluto formalisto continua la andadura del arquitecto con ejemplos como este:

Clínica de Salud Mental Lou Ruvo en Las Vegas

6. Peter Eisenman.

En el caso de la Ciudad de Cultura de Santiago de Compostela, han corrido ríos de tinta en contra de esta faraónica obra que hizo sacar pecho a Manuel Fraga y puso en las manos de Eisenman una bomba de relojería.

Así, ante un desprecio absoluto por el paisaje y, sobre todo, por el presupuesto (un sobrecoste del 400% no se consigue todos los días!), deja caer del cielo una mole sin uso que no aguanta ni un solo asalto a la coherencia. A  pesar del valor de muchas de las obras de Peter Eisenman, aquí se dejó llevar por lo peor de lo peor y nos dejó un regalito de lo buenos.

Ciudad de Cultura de Santiago de Compostela

7. Luis de Garrido

Lo de este señor es preocupante. De Garrido empezó haciendo arquitectura bioclimática, bastante apropiada, con el plus de hacerlo en los primeros años de la bioconstrucción y bioclimática (no era fácil ver buenos ejemplos construidos por nuestros lares). A su vez, tenía montando un master sobre el tema que, mejor o peor, le vinculaba con la docencia. Con el paso de los años, sus proyectos se han ido degenerando hasta convertirse en una caricatura de lo que fue o pudo haber sido.

A modo de ejemplo, podemos ver el proyecto que le encaja a Naomi (La “pobre” ha caído en manos de Zaha y de Garrido, dos de nuestros protagonistas), un derroche de imaginación abanderado con un sinfín de palabras vacías. La arquitectura y cualquier resquicio de sostenibilidad o simplemente sentido común,  brillan por su ausencia.

De todas formas, vamos a dejarlo aquí que si no tenemos que hablar del culebrón con Messi y esto se empieza a degenerar demasiado.

Casa de Naomi Campbell

8. Herzog & De Meuron

Aunque, seguramente, es injusto que esta pareja de arquitectos aparezca junto a Calatrava y compañía, no les podemos dejar pasar por alto su intervención en el Forum de Barcelona. Obra descontextualiza y caprichosa que no aporta nada, dejando pasar una excelente oportunidad para haberse tomado este proyecto más en serio.

De todas, formas es tremendo ver el número de estudios que empiezan haciendo estupenda arquitectura y que, con el paso de los años y el aumento de su obra construida, sus responsables pasan de ser los pensadores del proyecto a ser los empresarios de un monstruo que hace obras por todo el mundo y que difícilmente pueden ser controlables por sus socios fundadores.

Forum de Barcelona

9. Jean Nouvel.

Otro que no podía faltar en la lista y al que también se le pueden aplicar muchas de las palabras que le dedicábamos a Herzog & De Meuron. Arquitectura hecha para el lucimiento personal, donde la mano del arquitecto se nota más que la arquitectura que se intenta proponer.

Está claro que ganar un Pritzker no legetimiza a su propietario como arquitecto de referencia; el caso del francés y otros como la propia Zaha, ponen en duda el galardón de pleno, a pesar de que en los últimos años el tema haya mejorado.

El  fálico icono de la Torre Agbar, levantado según los parabienes del “todo vale”, no ha conseguido convencer a casi nadie; y de hecho, es uno de los edificios más denostados por la población de la ciudad condal.

Torre Agbar  de Jean Nouvel

10. Bjarke Ingels

Sin negarle a Bjarke Ingels cierto mérito en alguna de sus propuestas, y un gran acierto en su estrategia de marketing, el antiguo socio de Julien De Smedt no es santo de nuestra devoción.

Se trata de un caso más en el que el arquitecto se convierte en su propia arquitectura; es decir, no es que sea presa de su lenguaje arquitectónico, como ocurre en muchos casos (lo cual, no es necesariamente bueno ni malo), sino que él mismo se convierte en su propia marca y ésta equivale a su arquitectura. El fondo de sus proyectos pasa a un segundo plano; quedando la forma, en su esencia más superficial, como remanente de sus propuestas. Ya no se quiere un proyecto firmado por el arquitecto danés; se le quiere a él, independientemente de lo que luego proponga.

Acceder al vídeo, seguro que os echáis unas risas, aquí: http://vimeo.com/9528276

Imagen del propio Bjarke Ingels

Pero bueno, es solo nuestra opinión (realizada con cierta ligereza y más con ganas de enredar un poco que otra cosa) y, como veis, no nos hemos querido meter con disparates urbanísticos que darían para más de un post. En cualquier caso, y después de soltar toda esta retahíla, tampoco tenemos claro que sea bueno hacer un post como este. Como anunciábamos al principio, casi siempre, desde stepienybarno, intentamos ver el mundo en positivo y  aprender más de los aciertos de otros que de poner en jaque proyectos dudosos como los de hoy. En fin, que ya puestos a criticar, también nos criticamos a nosotros mismos por la carga de negatividad de nuestro propio artículo!

Ya nos diréis cómo lo veis vosotros. Nos encantaría que nos dejaseis comentarios sobre cualquiera de los temas tocados.

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