LA ARQUITECTURA DEL LIKE
Vivimos tiempos intensos e inciertos en los que todo tiende a cambiar; de hecho, lo único seguro es que nada permanece estable demasiado tiempo. La arquitectura se intenta posicionar en este nuevo entorno y los arquitectos hacemos lo que podemos para adaptarnos a él.
Es una era con tantas oportunidades como peligros y conviene pensar sobre todo ello de manera reflexiva.
Sobre todo esto y mucho más, va el post de hoy ¿nos acompañas?
La carrera de arquitectura tiene fama de ser una de las más duras de todas. A su vez, una vez en la calle el aprendizaje del oficio de arquitecto continúa casi eternamente. Sin embargo, tener claro lo qué es y lo qué no es arquitectura (o buena arquitectura), no es tarea fácil y, en más de una ocasión, nos cuesta ponernos de acuerdo.
Con la llegada de la nueva era digital también se ha producido un curioso fenómeno de acceso masivo a miles de proyectos, con todo lo que ello conlleva. Esto que, de partida, suena bien, también tiene sus “peros” y sus limitaciones.
1_ NUESTRAS MAESTRAS LAS BIBLIOTECAS
En realidad, estamos ante una nueva forma de comunicarnos, que abarca tanto el entorno online como offline. De hecho, ha llegado, se ha impuesto y nadie nos ha dicho exactamente cómo funciona. Todo es aparentemente fácil; pero, si lo miramos en su conjunto vemos que de ¡fácil no tiene nada!
Esta brusca entrada en nuestro mundo de decenas de nuevos hábitos y herramientas, nos lleva a cambiar incluso la forma en que aprendemos las cosas. Separar el mundo digital del offline no tiene ningún sentido y todo ha de ir de la mano.
Como bien apunta, la editora y comisaria, Ethel Baraona,
“(…) Actualmente, con el simple hecho de abrir Google o nuestra página de Facebook, podemos ver la forma en que los algoritmos pasan a ser agentes activos que se comunican entre ellos a través de nuestras búsquedas, e intentan comunicarse con nosotros a través de ‘sugerencias’, enlaces relacionados o, en la mayoría de casos, publicidad. Todas estas nuevas infraestructuras, algunas veces intangibles, que forman parte de nuestra vida cotidiana, llevan implícito un potencial enorme de comunicación y aprendizaje. Por ello, debemos buscar la forma adecuada de potenciar cada una, intentando comprender su funcionamiento y adaptarlos de forma que permitan y potencien una serie de acercamientos diversos a formas de comunicación también nuevas, que se basen en otros tipos de intercambios, más allá de la apropiación capitalista que existe ahora. La pregunta más inquietante es de qué forma podemos filtrar esta infinidad de información que nos encontramos en la red hoy en día y utilizarla adecuadamente para comunicarnos y aprender.” (1)
Imagen portada del artículo: Communication in the era of the machines of loving grace.
Por Ethel Baraona Pohl de dpr-barcelona
Así, efectivamente, acceder a la información que realmente nos interesa y, a su vez, hacer visible la información que nosotros queremos compartir con el mundo, se convierte en uno de los pilares básicos del aterrizaje en este cada vez menos nuevo entorno digital.
En contraposición a esta dinámica, cuando cursábamos la carrera de arquitectura el acceso a Internet era mínimo en comparación al que tenemos hoy en día. De hecho, a un nativo digital le costará entender la importancia que tenía por aquel entonces, disponer de una buena biblioteca en la Escuela. Nosotros nos formamos en San Sebastián y salvo honrosas excepciones, no fueron los profesores quienes más nos enseñaron; los maestros, como ya adelantaba Quetglas (ver aquí), estaban esperándonos en la biblioteca.
De esta forma, no teníamos conciencia de los miles de proyectos que se hacían en el día a día; pero, a cambio, sí que podíamos disfrutar de los mejores proyectos de la historia de la arquitectura.
A su vez, a nosotros siempre nos emocionó visitar arquitectura (con mucho tiempo para cada edificio); así que, entre una cosa y otra, y lo que la vida de arquitecto nos ha ido enseñando aprendimos todo lo que sabemos sobre arquitectura.
2_ LA RED COMO MAESTRA
Más adelante, desembarcamos en el mundo de la red, además con un papel bastante activo dentro de nuestro mundilllo arquitectónico con el presente blog de Stepienybarno y unas cuantas aventuras digitales más. Así que, no seremos nosotros quienes neguemos el potencial de la red para comunicar arquitectura; bien al contrario, estamos convencidos de que hay mucho por hacer y todavía estamos en pañales digitalmente hablando. En este sentido, ir cambiando conceptos como el de difundir por comunicar o el de “porque yo lo digo” por el diálogo, marcan el camino a seguir.
A su vez, lo que vamos constatando, y en cierta forma nos preocupa, es que este acceso desbocado a tantísima información sobre proyectos de arquitectura hace que el bosque no deje ver los árboles. De tanto que hay, es complicado pararnos a reflexionar sobre algo concreto y mucho menos a conversar sobre ello.
Los medios, sean de arquitectura o no, en gran parte dependen de “los likes” de las redes sociales, para generar más tráfico.
En este sentido la bloggera, June Lemon, apunta que,
“(…) cuando te sales de la cultura del like, la propia comunidad te penaliza. Estamos tan acostumbrados al tipo de contenido que queremos recibir a través de la redes sociales que muchas veces cuando algo se sale de lo habitual, tiene muy poca cabida. Porque reconozcámoslo aunque no lo queramos admitir, alguien tiene que estar dando a me gusta a todas esas fotos de macarrons y modelitos, a todos esos selfies, a todas esas piñas e ignorando todas esas fotos más conceptuales o diferentes.” (2)
Así, desde los blogs y publicaciones digitales de arquitectura, podemos caer en la tentación de domesticar todo nuestro contenido para que el “me gusta” corra rápido o como hace por ejemplo José Fariña, pasar olímpicamente del tema. El catedrático madrileño tiene que claro que él apuesta por post de densidad considerable y centrando todo su esfuerzo en el contenido y casi nada en su difusión. También, seguramente, entre el blanco y el negro, se puede elegir una amplia gama de grises.
En cualquier caso, estos nuevos tiempos, nos hacen ir muy deprisa; todo es para ayer y es muy difícil encontrar espacio para estar con calma estudiando arquitectura. Porque, aunque a algunos les sorprenda, la arquitectura se estudia; con ver las fotos de los proyectos, sólo te haces una idea de lo que hay. Tener en la cabeza un proyecto de Aalto o de Mies es saber de recorridos, dimensiones, luz y mil aspectos más que no llegan por ciencia infusa. Todo ello queda almacenado en nuestro disco duro y, cuando lo necesitamos, consciente o inconscientemente, aparece.
En comparación a este concienzudo y necesario estudio de lo que es la arquitectura de verdad, nos encontramos con los tiempos del “like”.
En este sentido es curioso que, cuando los arquitectos nos ponemos a hablar en serio de arquitectura, en general, nos cuidamos mucho de decir si algo nos gusta o no, o si es bonito o feo. La idea es ir un poco más allá de esas sensaciones inmediatas e intentar saber las razones que hacen que un edificio o intervención tenga interés.
Así, lo que vemos que está pasando en la red es una proliferación del “me gusta” rápido, sin pararnos a tener una mínima reflexión sobre lo que vemos.
Al hilo de esta idea, no hace mucho comentaba, Zygmunt Bauman,
“(…) Hoy vivimos simultáneamente en dos mundos paralelos y diferentes. Uno, creado por la tecnología online, nos permite transcurrir horas frente a una pantalla. Por otro lado, tenemos una vida normal. (…) el peligro que yace en el mundo online es la propensión de la mayor parte de los internautas a hacer del mundo online una zona ausente de conflictos. Cuando uno camina por la calle en Buenos Aires, en Río de Janeiro, en Venecia o en Roma, no se puede evitar encontrarse con la diversidad de las personas. Uno debe negociar la cohabitación con esa gente de distinto color de piel, de diferentes religiones, diferentes idiomas. No se puede evitar. Pero sí se puede esquivar en Internet. Ahí hay una solución mágica a nuestros problemas. Uno oprime el botón “borrar” y las sensaciones desagradables desaparecen. Estamos en proceso de liquidez ayudada por el desarrollo de esta tecnología. Estamos olvidando lentamente, o nunca lo hemos aprendido, el arte del diálogo.
Entre los daños más analizados y teóricamente más nocivos de la vida online están la dispersión de la atención, el deterioro de la capacidad de escuchar y de la facultad de comprender, que llevan al empobrecimiento de la capacidad de dialogar, una forma de comunicación de vital importancia en el mundo offline.” (3)
Con ello, la cultura del tuit y de la ausencia de debate, también está arrasando entre nosotros y mucho nos tememos que serán los más jóvenes quienes más complicado tendrán salir de esta trampa del consumo expres de arquitectura.
3_ LA IMPORTANCIA DE LAS PERSONAS.
En general, se suele decir que en la red el contenido es el rey; lo cual, de partida tiene sentido. Es evidente que, sin un buen contenido no se llegará muy lejos; pero, también, pensamos que sólo con el contenido, por muy bueno que sea, no es suficiente para marcar la diferencia.
Digamos que un contenido excelente te puede poner en la línea de salida; pero, serán las personas que estén detrás del mismo las que harán subir de escalón a una plataforma digital.
Llevar un buen blog de arquitectura, que esté actualizado y que vaya quemando etapas en el tiempo, no es tarea fácil y dependerá en gran medida de la preparación y constancia de quienes lo hayan parido.
Si además, queremos vivir del blog o que el blog sea una pieza clave en nuestra estrategia empresarial (ver más sobre el tema por aquí), las personas y no el contenido, cogerán mucha mayor presencia.
De esta forma, parece interesante ser capaces de aprovechar la red más allá de la cantidad y provocar cuantos más espacios de reflexión posibles que apuesten por una mirada de las cosas pausada y profunda. Al final, la información que terminará sobreviviendo es aquella que cumpla tres requisitos básicos: un contenido excepcional, que sea capaz de diferenciarse del resto y que quien genere este contenido haya aprendido las claves básicas para tener una visibilidad online.
Siguiendo esta idea, José Juan Barba, responsable de la estupenda publicación digital de Metalocus, afirma que,
“(…) Al igual que ha ocurrido siempre en la comunicación mediante otros sistemas, la generación de credibilidad en el mensaje, el rigor y el compromiso con las ideas, con la gente, con la arquitectura ha permitido que frente al “todo vale” inicial, modulado por un cierto-falso anonimato de las redes, los creadores de mensajes de opinión se hayan ido decantando y dando una respuesta adecuada a las demandas de los lectores o simplemente hayan ido desapareciendo.
Es evidente que el actual debate de la Arquitectura se encuentra en estas plataformas, ágiles en lo novedoso y también serias y rigurosas en la reflexión y recuperación de temas (muchas veces y en mucha mayor medida de lo que nunca lo fueron las de papel). El actual contexto está generando que parte del conocimiento que en otros momentos simplemente desaparecía, con su presencia con la presentación de cualquier potencial lector convertido en brillante editor, los que tienen voluntad de permanecer sientan una presión mayor en cómo y qué transmitir, lo que obviamente mejora el discurso y el conocimiento general.” (4)
Lo bueno de todo este nuevo panorama actual, es que ya no dependemos de los tejemanejes de quienes se había autoproclamado líderes de opinión del mundillo arquitectónico; ahora, por suerte, hay más posibilidades para que aparezcan nuevas voces y puedan llegar muy lejos.
Por ello, nos parece perfecto que haya webs o blogs que se encarguen de repetir el modelo de la AV (fotos vistosas y memoria del propio arquitecto); pero, también, nos parece fundamental lugares digitales de calma y opinión crítica, como los blogs de Jaume Prat o José Ramón Hernández.
A su vez, nos parecen interesantes publicaciones digitales enfocadas en la difusión de proyectos, pero que hagan una verdadera criba curatorial, tipo lo que podemos ver en Veredes, HIC o Metalocus. Y por supuesto, reivindicar el papel de blogs que apuestan por el pensamiento puro y duro como el de Santiago de Molina o Miguel Ángel Díaz Camacho. Si además de ello, tienen el plus del humor (Pedacicos Arquitectónicos o n+1), pues mejor que mejor. En fin, tampoco es momento ahora de hacer un repaso de todo lo que nos interesa de la blogosfera arquitectónica; sino más bien marcar que hay caminos que nos parecen peligrosos y otros necesarios.
A partir de aquí, allá cada uno con lo que quiere conseguir. Unos te dan gratificaciones inmediatas, pero no profundidad y otros te dan densidad de pensamiento a cambio de una inversión de tu preciado tiempo. Al final, lo más valioso y no renovable que tenemos es eso, nuestro tiempo; así que, más nos vale tener muy claro en qué y cómo lo empleamos. A su vez, cada vez es más complicado gestionar bien nuestra atención; por lo tanto, conviene redoblar esfuerzos en este sentido, para no dejarnos llevar por distracciones e interrupciones.
Por otro lado, que una publicación digital de arquitectura tenga futuro dependerá, en gran medida, de la capacidad de sus responsables de tejer redes entre ellos y entre quienes les leen.
Tomás Saraceno, Galaxies Forming along Filaments, Like Droplets along the Strands of a Spider’s Web, 2009.
Un blog sólo, a su bola, tiene muchas menos opciones de avanzar que si lo hace desde la sinergia que se produce de estar en contacto. Como solemos decir últimamente, sin diferencia no hay sinergia; así que, siempre está bien aprender y conocer lo que hace otra gente que nos pueda complementar y comenzar a interactuar desde la honestidad y la transparencia.
Eso sí, para poder estar ahí, más allá del contenido, es importante tener tiempo y ganas de relacionarse, de mojarse, de mostrarse y, si hace falta, de poner encima del tablero la parte más vulnerable de cada uno de nosotros. Desde las alturas, sacando pecho, no se llega muy lejos; mejor bajar a tierra y aparecer con lo que somos, lo bueno y lo menos bueno.
Y este tipo de actitudes y experiencias, están muy lejos de la cultura del like con la que comenzábamos este post. Las prisas no tienen nada que ver con lo que ahora hablamos; necesitamos tiempo para que lo compartamos sea de calidad y tiempo para poder tener la mirada más allá de nuestro propio ombligo.
Así sí, vale la pena estar en la red; si no es así, mejor pasar a otra cosa.
Autores del post: Stepienybarno _ Agnieszka Stepien y Lorenzo Barnó
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(1)_ Communication in the era of the machines of loving grace
Por Ethel Baraona Pohl de dpr-barcelona
http://congresarquitectura2016.org/sites/default/files/users/23612/communication.pdf
(2)_ Extracto de Sobre la cultura del like
http://junelemon.com/2015/05/sobre-la-cultura-del-like.html#
(3)_Extracto de entrevista a Zygmunt Bauman
http://www.elperromorao.com/2016/08/zygmunt-bauman-vivimos-en-dos-mundos-paralelos-y-diferentes-el-online-y-el-offline/
(4) _ Medios de Comunicación y Arquitectura
Por José Juan Barba
http://www.metalocus.es/es/noticias/medios-de-comuniacion-y-arquitectura
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Nuestra actividad se sustenta en tres pilares básicos: la investigación, la publicación y la redacción de proyectos de arquitectura.
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3 COMENTARIOS
Bohemian Culture
10/05/2023Buen post
StepienyBarno
07/11/2016Gran responsabilidad!!
Gracias, Eva, por compartir!
Eva Chacón
03/11/2016Lorenzo y Agnieszka, creo que con esta reflexión tocáis uno de los «problemas» más sensibles a los que nos enfrentamos hoy en día desde el aprendizaje y la profesión: qué es y qué va a ser considerado «arquitectura». Sin una reflexión profunda y una praxis coherente, mucho me temo que la distancia entre apariencias digitales y realidades tangibles tenderá a ser cada vez mayor… Y eso, queramos o no, es nuestra responsabilidad como arquitectos y enseñantes. Enhorabuena por el artículo 😉