EN ALGÚN LUGAR ENTRE LA PASIÓN Y EL MIEDO.
Son tiempos de emprendedores, de valientes, de echar el resto y apostar por tus sueños. Igualmente son tiempos de ver cómo se estrellan la mayoría de los negocios que se dejan llevar por glamour de la anterior frase. En el extremo opuesto está el miedo que nos paraliza y nos deja sin aire.
9 de cada 10 negocios que se lanzan al mercado en menos de un año dejan de existir y muchas veces no es por falta de ideas o buenos conceptos.
La realidad es que la fina línea que separa la pasión del miedo juega un papel determinante a la hora de que nos vaya bien (o mal) con nuestra aventura laboral.
Por ello, conviene reflexionar sobre cómo podemos tener más posibilidades de que nuestro estudio de arquitectura prospere y encuentre su lugar entre los dos extremos: la mirada naif y la mirada del pánico.
1_ El lado oscuro del marketing: los encantadores de serpientes
A nada que te hayas metido un poco en el mundo del emprendimiento habrás detectado a más de un vendedor de humo. Son los autoproclamados gurús del emprendimiento y cuentan sus seguidores por miles. Sus cursos se llenan y venden sus libros en Amazon como rosquillas. Te cuentan que sufrieron mucho de pequeños, que su vida ha sido muy complicada, que les iba todo fatal (rollo depresivo para empatizar con la audiencia) y luego te explican cómo cambió su vida de un día para otro. Normalmente, todo comienza con una especie de golpe de suerte que no termina de serlo pues, en realidad, coincide con el momento en que comenzaron a creer en ellos mismos y, sobre todo, se enteraron de que la ley de la atracción también podía trabajar para ellos y, en consecuencia, se pusieron a visualizar cómo la pasta comenzaba a llegar a sus vidas.
A todo este discurso conviene añadir unos cuantos bailes tontorrones y muchas sonrisas forzadas y ya tenemos media tarea hecha. Son encantadores de serpientes que, en nuestra opinión, aunque a alguien le pueda ir bien siguiendo sus pasos, tienen más peligro que otra cosa.
Así, entre “cree en tus sueños”, “que nadie te diga que no puedes” y “tú sí que vales” han animado al personal a emprender cuanto antes y, a ser posible, apuntándote en el mentoring que te ofrecen (!caro a más no poder!).
Como vais viendo, cada vez nos produce más repelús este tipo de discurso, pues más allá de la banalidad del mismo, lo vemos un tanto maquiavélico.
Además, lo que es seguro es que, cuando el “mentorizado” se dé la galleta, el “mentorizador” alegará que en alguno de los pasos propuestos se desvió del tema y, por ello, no ha triunfado. Tirar balones fuera es sencillo.
En realidad, vemos dos posiciones erróneas en todo esto.
Por un lado, que lo que a uno le ha servido no tiene por qué servir a los demás; y en este mundillo esto se pasa por alto. Se da por hecho que, si el gurú llegó ¿Por qué no vas a llegar tú si sigues sus pasos?.
Por otro lado, el concepto de éxito va asociado al de que, si das con la tecla correcta, te vas a forrar. Luego lo visten de que, en realidad, lo importante es ayudar a los demás y bla bla bla; pero, en el fondo, el plan es que te salgan los billetes por las orejas.
Y no es que pensemos que esto sea malo en sí mismo; lo que vemos erróneo es que sea un fin en vez de una consecuencia. Además, aunque a alguien le salga bien la jugada, mucho nos tememos que son muchos los que no ven un duro con estos sistemas.
Como bien apunta el experto en marketing y SEO, Jonatan Botello:
“Estos gurús suelen ser personas que aseguran grandes fortunas de dinero mediante las encuestas, e-mails y anuncios vistos en diferentes plataformas. Prometen que puedes llegar a ganar miles de dólares con los referidos en muy poco tiempo y que casi no tendrás ni que mover un dedo para ser rico.” (1)
2_ Al otro lado está el miedo
En el extremo opuesto al mundo de “tú puedes con todo” se encuentra el miedo y el pánico.
Por un lado, están aquellos a los que les cuentas: “estoy pensando en montar algo, tengo varias ideas y quiero formarme para ver si las puedo llevar a cabo dentro de un tiempo prudencial”, y los muy capullos te dicen: “pues vete preparándote porque, en estos tiempos, a todo el mundo le va mal y varios amigos se han arruinado”. Este tipo de gente, discípulos del pesimismo y la mala baba, abundan y son personas que conviene tener bien lejos -por lo menos cuando vas tirarte a la piscina-.
Si ya de por sí es complicado echar a andar algo nuevo, lo es aún más con miradas pesimistas.
Más vale salir al mundo y rodearnos de gente que esté en nuestra línea y tenga ganas de tirar para adelante. Seguir en la cueva y hacer como que la vida no va contigo es lo menos deseable. Vivir pasando de puntillas por esta existencia no es un buen plan.
Cuando llega el momento de dar un giro a tu trayectoria profesional o adentrarte en nuevos territorios, es normal que haya un cierto miedo e incluso un vértigo al vacío. Si nos dejamos llevar por este pánico, nos podemos ir a nuestro refugio y desde ahí poco bueno podrá salir.
Sin embargo, en general, donde está el miedo está el deseo; así que, no hay que preocuparse mucho por estar un poco asustado. Es más… conviene, por lo menos por un tiempo, no escapar de ese sentimiento y ser conscientes de lo que nos pasa estando ahí.
Como bien se encarga de recordamos en médico y experto en inteligencia emocional, Mario Puig Alonso,
“El estrés me ayuda, el distrés me anula” Según la Universidad de Harvard en Boston, entre el 60% y el 90% de las consultas a médicos generales en Occidente, tiene una clara relación con el estrés. Estudios amplios han demostrado que la forma dañina de estrés, llamada distrés, es causada por la pobre capacidad que muchas veces tenemos a la hora de gestionar nuestras propias emociones. Esta incapacidad se hace especialmente patente en los conflictos interpersonales, los cuales generan niveles muy altos de frustración, resentimiento e ira y que conducen no pocas veces, al aislamiento consecuencia habitual de la rotura de los vínculos emocionales. Cuando nos sentimos aislados de una manera habitual, podemos llegar a multiplicar por 5 nuestras posibilidades de enfermar.
Es muy importante entender que el estrés no es algo únicamente negativo que daña la salud y resta eficiencia.
Hay un componente del estrés llamado eustrés que aumenta la concentración, mejora la capacidad de aprender y memorizar y ayuda a ver las cosas desde una mayor perspectiva. Sin embargo, hay otro componente que ya hemos mencionado y que es el distrés, que tiene justamente el efecto opuesto.” (2)
Casi nadie nace valiente y sabiéndolo todo, por lo que estos momentos de cierto estrés, lejos de agobiarnos, debiéramos incorporarlos como algo natural. El problema es quedarnos siempre en lo negativo; sin embargo, cuando somos capaces de conectar con el “eustrés” todo cambia.
Conviene dar pasos. Los caminos son múltiples y variados; pero, desde nuestra propia experiencia, la cosa mejora por dos vías.
Por un lado, suele ser un momento de vulnerabilidad ideal para profundizar en lo que somos como personas y lo que podemos llegar a ser; por otro lado, es el momento perfecto para, mientras comenzamos a soñar, ver qué formación necesitamos para la nueva aventura. Hace falta algo de recursos, buenas ideas y, sobre todo, mucho tiempo para que todo vaya bien.
3_ Y al otro lado del miedo está la acción.
La realidad es que no podemos hacer todo lo que soñamos; pero, sí que podemos hacer mucho más de lo que creemos. También es cierto que, en esto del emprendimiento se suelen dar consejos que parecen valer para todos.
De hecho, hay como un trasfondo de que si en realidad te va mal, es culpa tuya. Y esto no es así. Para empezar, la situación laboral de nuestro país, por desgracia, es mala a rabiar y nuestro mundo de los arquitectos está especialmente complicado. Por lo tanto, no partimos de condiciones normales en las que sí que tendríamos más probabilidades de éxito. Esto no quiere decir que no nos tengamos que responsabilizar de nuestros éxitos y fracasos, pero trae cuenta saber cuáles son las reglas del juego y las posibilidades naturales de que nos vaya bien. No todos podemos inventar el Iphone, ni tiene que ser el objetivo de partida.
Por otro lado, está el cómo seas tú como persona. Hay gente introvertida y extrovertida, valientes y menos valientes, con capacidad de liderazgo o los que les va bien el papel secundario, con una educación financiera o no… somos muy variados y lo que a unos les sirve a otros no. De hecho, según qué personalidad tengas quizás no sea lo tuyo ponerte a emprender pues el coste emocional puede ser muy grande; o no lo es justo en el momento presente y quizás más adelante sí.
No significa que no podamos cambiar; ¡claro que sí! pero vale la pena pararse en seco para ver cuáles son nuestras fortalezas y virtudes y, en función de ellas, ver por dónde tenemos que caminar. Lo único que sirve para todos es tener la certeza de que hay que enfocar para llegar a buen puerto; lo de quien mucho abarca, poco aprieta es más cierto que nunca.
“(…) Aunque tengas ocupaciones para sobrevivir, nunca pierdas de vista el objetivo final. Dedícale algo de tiempo, aunque sea mínimo, cada día. Por mucho jaleo que tengas, nunca olvides lo que quieres.
También es fundamental no dispersarse. Hay muchísimos casos de personas que empiezan a hacer cursos sin parar y, por miedo o comodidad, nunca dan el siguiente paso. Enfoca.” Se encarga de recordarnos el arquitecto y coah Joan Vergara. (3)
Con todo ello, conviene ver en qué somos buenos, qué nos diferencia de los demás y ponerlo en juego para, con los pies en el suelo, intentar perseguir sueños relativamente alcanzables.
Llegado este punto, nos vienen a la cabeza las palabras de la enfermera Bronnie Ware, experta en cuidados paliativos y enfermos terminales,
“(…) Este era el lamento más común de todos. Cuando las personas se dan cuenta que su vida está a punto de terminar, pueden mirar atrás con claridad y es fácil ver cuántos sueños no han sido realizados. La mayoría de la gente no había cumplido aún ni la mitad de sus sueños e iban a morir sabiendo que esto se debía a las elecciones que habían o no habían hecho durante su vida.”
Así que, a pesar del tono quizás demasiado terrenal del post de hoy, estamos convencidos de que es clave buscar la forma de ir cumpliendo estos sueños.
Unas veces los tendremos muy claros y podemos ir hacia ellos; pero, en otras ocasiones, la vida te va poniendo oportunidades delante y se trata de estar lo suficientemente despierto para aprovecharlas.
Así, saber que dentro de nosotros está todo, lo bueno y lo malo, es clave para comenzar a andar por terrenos del emprendimiento. No creernos superiores a todos o irnos al extremo opuesto tipo “yo no me lo merezco”, es imprescindible. Pero esto no es tan fácil, en realidad, muchas veces, son falsas creencias que nos acompañan desde muy pequeños y no es tan fácil deshacernos de ellas.
Por eso, como siempre decimos, este mundillo no es tan sencillo y lo de café para todos no funciona.
En fin, lamentamos no ser demasiados entusiastas con el tema y ojalá el post, aun con todo, te haya servido para pensar con nosotros en voz alta sobre estos temas que no por complicados dejan de ser apasionantes.
(1)_ Los falsos gurús del marketing online
Por Jonatan Botello
http://marketingblog.es/los-falsos-gurus-del-marketing-online/
(2)_ Gestión del stress y de la incertidumbre.
Por Mario Puig Alonso
http://www.marioalonsopuig.com/es/gestion-del%20estres
(3)_ 4 Sencillos pasos para tu reinvención profesional. Sistema PEPA
Por Vergara
Autores del post: Stepienybarno _ Agnieszka Stepien y Lorenzo Barnó
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1 COMENTARIO
Victoria M. de Paz
27/12/2017Hola!
Me ha resultado muy interesante este post. Yo estoy ahora mismo lanzándome a un proyecto de emprendimiento y me siento bastante identificada con lo que habláis.
En mi caso me he lanzado a esto por ser coherente con el modelo de vida y de trabajo que quiero, y por la ilusión de llevar a cabo una idea en la que creo.
El hecho de conocer mis fortalezas y virtudes, así como mis aspiraciones para el futuro es fundamental para convencerme de que puedo y quiero hacerlo. Estoy completamente de acuerdo en que merece la pena pararse a pensar sobre ello.
Tengo que apuntar también que soy joven y una de las principales razones que me han empujado es que puedo ganar más que perder. Tengo apoyo de mi familia y puedo buscar trabajo como arquitecta en otro sitio si mi proyecto fracasa. El miedo no me bloquea ni me limita tanto porque tengo un plan b.
Creo que emprender conlleva complicarse la vida un poco más pero a la vez puede traer muchísima gratificación, así que mi caso merece la pena.
Un saludo