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LA COMUNICACIÓN DE LOS ARQUITECTOS

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Durante muchos años los arquitectos no han hecho demasiado esfuerzo por mostrarse al mundo que les rodea. Hasta el 2008 los encargos, en muchas ocasiones, iban llegando casi sin buscarlos y aquellos que los conseguían los ejecutaban sin preocuparse excesivamente de que su labor fuera reconocida una vez terminado el proyecto. A su vez, un pequeño grupo de arquitectos sí que se empeñó en que su trabajo se mostrase en determinadas publicaciones.

Sobre este tema y cómo nos afecta a día de hoy nos gustaría que versara el siguiente artículo.

Los arquitectos parece que, durante los años de la burbuja, han estado demasiado ocupados levantando edificios como para pararse a pensar cuál era la mejor manera de comunicar y compartir el conocimiento acumulado por el trabajo que han realizado. Así, mientras que la gran mayoría de ellos no se platearon cómo difundir sus proyectos e investigaciones, nos encontramos con un pequeño grupo que sí intentó que su obra llegase lo más lejos posible. Hablamos de un puñado de nombres (normalmente profesores de escuelas de arquitectura), que han venido obteniendo sus encargos mediante concursos públicos. Sobre cómo se organizaban internamente y cómo eran estos concursos ya hemos hablado ampliamente  en Stepienybarno y, a buen seguro, volveremos a la carga en un próximo futuro. Pero, lo que hoy nos importa es cómo se daban a conocer y, sobre todo, para quién. Curiosamente, mientras otras profesiones intentaban tener cierta relevancia entre sus potenciales clientes, en el caso de los arquitectos no ha sido así. Como bien comentaba Joan Trias de Bes, respondiendo a Felix Arranz en un podcast de Scalae, “no sabemos transmitir cuáles son nuestros verdaderos atributos. Es fundamental hacer llegar a la sociedad la idea de que además de velar por el interés individual de nuestros clientes, somos los garantes del interés colectivo”.  Sin embargo, la energía parece que se ha empleado  en salir publicados en las revistas que se consumen por otros arquitectos o estudiantes de arquitectura, pero que no tienen ninguna repercusión en el resto de la sociedad. Estas revistas por lo general sólo publican lo novedoso y los arquitectos tendemos a aislarnos en un círculo cada vez más cerrado,” comentaba el bueno de Cano Lasso hace ya unos cuantos años, “cada día se nos entiende menos y la brecha que nos separa de la sociedad se agranda. Sólo la sociedad que demande buena arquitectura podrá tenerla”. Por desgracia, pensamos que la realidad no ha cambiado demasiado con el paso del tiempo.

De esta forma, podemos ver cómo unos cuantos arquitectos han estado copando durante veinte años las portadas de las revistas especializadas y cómo sus obras han sido fotografiadas por los mejores profesionales.

A su vez, estos treinta o cuarenta arquitectos se han repartido la mayoría de los congresos, cursos y charlas magistrales, sin dar lugar a que otros compañeros, igualmente competentes, se  pudieran hacer un hueco dentro del mundillo. Nosotros no negamos la calidad de estos arquitectos, ni mucho menos, simplemente nos sorprende que en este tiempo no hayan salido estudios que les pudieran hacer sombra. Desde las propias escuelas de arquitectura, se ha potenciado la idea de que en un futuro podrías llegar a ser uno de ellos y  si no salías en el croquis no eras nadie. Con esta consigna muy presente en las aulas de arquitectura, muchos alumnos han caído en este tipo de trampas, con todo lo que conllevan. Estos mismos estudiantes son los que han consumido las revistas y, de alguna forma, cerraban el círculo de esta curiosa relación. Aún con todo, no vamos a negar que, también, nosotros hemos sido (y somos) grandes devoradores de las mismas. La mismísima Kazuyo Seijma, no se cansa de repetir que si no fuera por una revista que leyó cuando tenía diez años y en la que vio una casa de un arquitecto metabolista de la que quedó prendada, no hubiera estudiado arquitectura años más tarde. Curiosamente, a día de hoy, la pritzker nipona reconoce no leer prácticamente nada relacionado con el mundo de la arquitectura, decantándose por las revistas de moda.

A todos estos arquitectos que hemos puesto encima de la mesa, habría que sumar un nuevo grupo, y que, sin lugar a dudas, ha sabido “venderse” extremadamente bien. Nos referimos a las grandes “estrellas de la arquitectura”. El problema es que más que contar que han hecho ha sido pegar chillos. Creemos que, esta manera de mostrarse, en realidad, ha sido más bien torpona, fruto de una sociedad rendida a los encantos del  glamour. Así que, con vuestro permiso, los quitamos de esta reflexión.

Por lo tanto, ninguno de ellos, creemos que se hayan planteado cómo consolidar líneas de difusión y comunicación reales. Durante estos años se ha construido mucho y cierto es que no de todo se puede sacar pecho. Pero a nosotros, nos parece que no solo es importante enseñar el resultado final de la arquitectura sino que nos tenemos que esforzar por explicar los procesos que llevan a él. Detrás de cada propuesta hay mucho trabajo que casi nadie se ha animado a mostrar. Para que todo vaya sobre ruedas en un proyecto se ha tenido que lidiar con un ciento de situaciones que son las que, realmente, posibilitan la propia arquitectura.

Aún con todo, son nuevos tiempos los que corren y hay variadas posibilidades para dar a conocer nuestras inquietudes, actitudes y, por supuesto, trabajo realizado. No se trata de aprender a vendernos sino de aprender a mostrarnos tal y como somos; comunicar en vez de difundir. Si no nos damos a conocer a  nuestros potenciales clientes y, en general, a la propia sociedad, ellos no podrán saber si realmente somos útiles y  para qué podemos servir.  Buscar nuevas vías de comunicación es algo fundamental para que  la profesión no sufra más de lo estrictamente necesario.

Nosotros, sinceramente, creemos que la era digital en la que nos encontramos puede abrir caminos preciosos para muchos de nosotros. No es fácil estar en la red. Mejor dicho no es fácil estar bien en la red. Lo fácil es pagar por que te hagan una Web, abrir perfiles en las redes sociales y pensar que de esa forma ya se está en  Internet. Pero bueno, paramos aquí, que este será el tema de los próximos artículos y no queremos liarnos ahora por ahí.

Así que, si os animáis, nos encantaría saber cómo veis vosotr@s el tema!

Autores de la entrada: Stepienybarno

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* Este artículo ha sido escrito con carácter divulgativo y sin ningún tipo de ánimo de lucro. Así que si te apetece compartirlo en cualquier otro medio, estaremos encantados de que lo hagas siempre y cuando cites el lugar donde lo has encontrado.

*Stepienybarno está formado por Agnieszka Stepien y Lorenzo Barnó. Nuestra actividad se sustenta en tres pilares básicos: la investigación, la publicación y la redacción de proyectos de arquitectura.

A su vez, somos socios cofundadores de SINERGIA SOSTENIBLE y redactores de LA CIUDAD VIVA.

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2 COMENTARIOS
  1. Rodrigo Almonacid [r-arquitectura]

    Lo más peculiar es que, salvo contadísimas excepciones, esos arquitectos (y profesores muchos de ellos) que manejan los hilos de la difusión y publicación 1.0 no han dado el salto al mundo 2.0, quizá porque estar en la red obliga a un ejercicio de actualidad y continuo reciclaje por el que ya no quieren pasar. Y, lo peor, es que algunos de ellos no solo no quieren dar el salto de lo analógico a lo digital (y no es solo una cuestión de «formato» sino de actitud), sino que la desacreditan al desanimar a estudiantes y colegas a participar en las nuevas posibilidades de la red. ¿No os parece?

  2. Griselda Bustamante

    Correcto el pensamiento.!! Si creo que deberemos divulgar el ejercicio que se este realizando, en corto con los amigos, al leernos, escribimos de valores, tema importante como punto de partida. En un pequeño círculo si lo hacemos, pero los desarrolladores nos vendieron la idea de generar una página web, Microsoft nos ha anclado en el uso de distintas paqueterias y más así la consumimos. Somos usuarios que deberemos aprender a comunicar con que recursos que nos ofrecen ejemp Google la gratuidad es muy importante por los tiempos que vivimos $$, termino con un dicho «No hay que dormirnos en nuestros Laureles», aunque conozcamos un forma de comunicarnos si no logramos receptores no esta funcionando.
    Gracias a Adlai por mostrarnos un camino de comunicación. Saludos

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