ARQUITECTO Y CLIENTE 1/3
la cabaña de Heidegger
No es de extrañar que para comprar una PDA o una cámara digital (de las normalitas) empleemos un montón de horas en su busqueda. Pero qué pasa cuando alguien piensa hacerse su propia casa. Sobre cómo dar esos primeros pasos va el artículo de hoy. Este será la primera parte de una pequeña trilogía que hemos preparado para intentar abordar el tema de las relaciones entre arquitecto y cliente.
El tiempo que se invierte en comprar cualquier objeto que nos rodea en muchos casos roza la locura. Rápidamente Google nos dará miles de enlaces por los que navegar para poder ir viendo pros y contras de los distintos modelos. Si para una simple PDA se puede llegar a emplear un mínimo de 10 horas de investigación y el aparatito en cuestión puede costar en torno a los 100 euros, ¿cuántas horas deberíamos emplear en investigar sobre una futura casa que bien pudiera costar 300.000 euros? Si hacemos una regla de tres nos saldrían 30.000 horas!. Pero bueno, cierto es que este parece un número desorbitado. Así que entre 30.000 horas y prácticamente ninguna, quizás pudiéramos plantearnos un término medio.
Ahora viene la segunda parte, una vez que se decide emplear un considerable número de horas en esta búsqueda, ¿Hacia donde se debe orientar esa investigación para asegurar que una inversión tan importante se haga de la mejor manera posible? ¿Se puede comprar “el manual básico para hacerse un casa” en alguna librería? Porque hasta la llegada de la dichosa crisis miren que se hacían casas!
Nos guste o no, el posible comprador está en manos del sector inmobiliario, y depende de lo que este haya decido construir. Porque no nos engañemos, nuestros pueblos y barrios han venido creciendo a golpe de especulación y los horrendos bloquecitos y manzanas que pueblan nuestras ciudades no son otra cosa que el resultado de un “todo vale” donde como casi siempre el gran capo de la jugada es “don dinero”.
Hablar de las viviendas que hace el promotor al uso, parece complicado porque hasta ahora han tenido claro que no había más que repetir lo que se acababa de vender sin ningún margen a la innovación que permitiese proponer topologías más adaptadas a los tiempos que corren. Nuestras reflexiones de poco o nada les servirán. Ante este panorama la misión de comprar una casa en una promoción inmobiliaria, una buena casa, se vuelve algo poco menos que imposible. Por ello nos centraremos en la posibilidad de que el cliente privado pueda hacerse él mismo la casa de sus sueños. Aquí es donde parece más lógico ver que opciones podemos tener encima de la mesa.
Hay que ser conscientes que para este particular todo es diferente. Estamos hablando de construir su casa ideal y de gastar todo el dinero que no se tiene. La responsabilidad es máxima, y cómo actuar depende del correcto analisis de varios factores sobre los que poco a poco iremos entrando.
A los arquitectos y aparejadores, nos tienen unos cuantos añitos estudiando para soltarnos al mundo real listos para cualquier reto. Sobre si estamos realmente preparados o no, es algo de lo que ya hemos hablado en otras entradas y a buen seguro que lo seguiremos haciendo, pues el tema da bastante juego. Pero al futuro habitante de la casa, ¿quien le prepara? O mejor dicho ¿le debería preparar alguien? Porque hacerse una casa es una autentica aventura, que según como se vayan desarrollando los acontecimientos puede ser muy gratificante o puede ser una auténtica odisea por el desierto.
Para nosotros es fundamental rescatar las palabras de Heidegger a la hora de entender como tiene que ser esa casa ideal, “no habitamos lo que, primero, hayamos construido sino que, al revés, construimos porque habitamos. Habitar es nuestro modo de ser en tanto humanos, nuestra manera de ser y estar en el mundo. Y construimos en tanto que habitamos.” Depende de cómo sea esta casa soñada, podremos habitar de una forma u otra, por ello es tan importante tomarse muy en serio la idea de construir una casa. Los gustos previos y la aparente facilidad con que la sociedad juzga la arquitectura jugarán un papel importante. Los amigos del cliente y familiares cercanos no perderán su oportunidad de aportar cuanto puedan al proyecto, lo cual tiene sus ventajas y sus desventajas. Al final casi todo el mundo piensa que lo suyo es lo mejor y no se suele ser muy objetivo a la hora de dar este tipo de consejos, pudiendo dejar al futuro propietario de la casa en un importante estado de confusión.
Cada proyecto nos dará distintas posibilidades de habitar y desde luego que no se pueden marcar reglas fijas para todos. Para nosotros, el quid de la cuestión está en el tiempo. Para que un proyecto tenga esperanzas de convertirse en un auténtico hogar, el principal requisito es que tanto el cliente como el arquitecto tengan tiempo para dedicárselo. ¿Cuánto tiempo? El necesario para poder realizar una auténtica simbiosis que haga que todo vaya sobre ruedas. A partir de aquí el segundo requisito, es la implicación. Y ésta tiene ir de la mano del respeto y la confianza mutua.
Así que si estamos de acuerdo en que la aventura de construir tu propia casa, es algo mucho más serio de lo que pudiera parecer, les animamos a seguir las dos próximas semanas con esta tresena de artículos que hemos preparado para entrar de lleno en los entresijos de la relación cliente – arquitecto.
la foto de esta entrada ha sido tomada de la página http://www.cabinetmagazine.org/issues/25/durantaye.php
8 COMENTARIOS
StepienyBarno
20/11/2009Que bueno verte nuevamente por aquí, Miguel.
Desde luego que estamos totalmente de acuerdo que no se puede seguir hablando con clientes “en arquitecto”. De hecho una vez que te acostumbras a no hacerlo, es bastante mejor. A lo tonto, en el blog ya hemos ido escribiendo unos cuantos artículos, y se terminan diciendo las mismas cosas, pero con la idea de que las puedan entender todos, arquitectos y no arquitectos.
También de acuerdo al cien por cien, en la importancia del fondo sobre la forma. A partir de aquí lo importante es matizar y acertar bien con ese fondo, y que además sea un fondo honesto y comprometido con el cliente. Y para eso tiempo y confianza, no queda otra. Al final como bien decís, no es ético preocuparse de que quede todo bonito para la foto y luego el día a día sea un desastre. Es una cuestión de compromiso y de hacer el proyecto con la dedicación y seriedad que requiera un acto tan importante como que un cliente confié en el arquitecto todo el dinero que no tiene y la construcción de su más hermoso sueño. Es algo que a veces se nos olvida.
Respecto a que el arquitecto puede decir NO. El tema tiene más matices de los que parece. Nosotros hemos tenido suerte de no tener que hacer nada que avergonzarnos, pero seguimos pensando que el problema de muestras horrendas ciudades no está en el arquitecto. Una macro-ingeniería con un arquitecto recién titulado que les firma los proyectos, puede construir media ciudad y todos tan campantes. Pero el problema es de nuestros promotores y políticos. Al final da un poco igual la mano ejecutora, sino lo hace un arquitecto lo acabará haciendo otro.
Necesitamos poner en alza el triunvirato: participación ciudadana responsable – técnicos competentes – políticos comprometidos. Como en Fuente Ovejuna todos a una.
Respecto al concurso, nos parece una idea genial, ojalá la gente se anime a participar y podáis sacar buenas conclusiones!
Miguel
20/11/2009Señores, bajémonos del pedestal y aprendamos a hablar con nuestros clientes… Que a veces decimos alguna que otra barbaridad por seguir hablando en «arquitecto»…
¿Los conceptos son lo importante y no su materialidad y sus formas? Entonces se podría haber vivido muy bien en aquella maqueta que Mies se permitió hacer a 1:1 no? O incluso podemos dejar de preocuparnos de que los enlucidos tengan ondulaciones y se caigan a cachitos, porque como he sabido resolver «los umbrales»… Perdonandme la ironía, Lorenzo y Agnieszka saben que es de buen rollo.
Y por lo de la exención de culpa… eso si que no. Es como cuando en USA sube el índice de asesinatos por arma de fuego y se echan las culpas a las empresas de armamento… Nosotros somos los que apretamos los gatillos y a un promotor o un cliente siempre, siempre, siempre, puedes decirle NO.
Aprovecho: 10^9 gracias por avisarnos del problemilla en la web. El sorteo vuelve a funcionar…
StepienyBarno
16/11/2009Está bien que en todos los comentarios se han ido tocando temas fundamentales que nos afectan directamente. Estamos totalmente de acuerdo con Bet en su “denuncia” sobre el macizado arquitectonico de nuestras ciudades, pero como suelen recordar los Brijunis estas acciones tienen nombre y apellidos, por lo que muchos, muchísimos arquitectos no tenemos nada que ver con semejante barbarie. Aun así, seguimos insistiendo en que el arquitecto sólo es la mano ejecutora final, y no tiene tanta culpa como se le achaca, pues quien es el verdadero culpable son los algunos promotores y políticos que cayeron rendidos ante la especulación sin medida.
Por otro lado, a Paco no le falta razón cuando se queja de que muchas veces no se discuten las cosas verdaderamente importantes entre cliente y arquitecto. Es una cuestión de confianza, eso cada vez está más claro. Viene a ser como apuntan los sietequince; el cliente muchas veces no hace sino sacrificar y sacrificar conceptos importantísimos de luz, espacio, umbrales y recorridos, que además de ser prácticamente gratis, son los que les darán la auténtica calidad de vida.
Entender que esta calidad de una vivienda está en sus conceptos y no en sus formas y materiales es una de las premisas básicas, para tener alguna opción de que el proyecto salga adelante con la calidad necesaria.
sietequince
16/11/2009Llevamos un tiempo ya pensando en eso mismo, es curioso cómo la gente quita «extras» de las viviendas y ni se plantea por ejemplo quitar «extras» de los coches, cómo no se les pasa por la cabeza preguntarse porqué es por lo que se les está cobrando, si por un trabajo o por una firma.
Supongo que tiene que cambiar, la situación en la que estamos está haciendo reflexionar a mucha gente.
Esperando las nuevas entregas…
Un saludo!
arq.william martinez
12/11/2009El tema por lo simple es complejo, si nuestra actividad profesional no nos preocupara , pues simple no se opina, pero me inquieta que en un foro dejemos notas solo por no estar a gusto con el tema, la arquitectura es precisamente eso, ver la manera mas eficiente,funcional, y economica etc.etc.de cada caso, para resolver los los problemas del espacio habitable ,a su o sus clientes por otra parte si el arquitecto dentro de su formacion profesional , no es capaz de ir mas alla de los simples comentarios ,o de su espacio de su estudio u oficina, y no aportar para resolver, pues no nos merecemos participar del foro.
paco
11/11/2009uf, este tema da para varias novelas y manuales de autoayuda, horas de diván!!!
nosotros desde luego no entendemos porqué la gente, por el mero hecho de tener ojos y ver, cree que tiene formación para juzgar o hablar de arquitectura. por qué por tener una cocina y cocinar, saber lo q quieres para tu cocina no equivale a saber de arquitectura.
por qué se confía en un médico o un abogado y no en un arquitecto?
las opiniones de la gente están llenas de lugares comunes aburridísimos como «de este color me canso» «mejor ahí aprovechar para un armario» y chorradas así.
dimito, no quiero hablar con nadie de estas cosas tan básicas.
antonio
11/11/2009Interesante tema que ponéis encima de la mesa.
Sería importante hacer más consciente a la sociedad de que los arquitectos no somos un estorbo o un trámite a salvar, sino que podemos verdaderamente ayudar a realizar un buen proyecto. Muchas veces la gente tiene más fe en su vecina que en su arquitecto.
bet
10/11/2009cada horrendo bloquecito (por fuera y por dentro) diseminado por toda la geografía – no olvidemos los edificios construidos en pleno campo- han sido firmados por arquitectos y aprobados por sus respectivos colegios y ayuntamientos. Para cuándo redactar unas normas y preocuparse de cumplirlas?