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CARTA DE UN ARQUITECTO EXPATRIADO

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Hoy damos paso en Stepienybarno a esta dura realidad, que, por desgracia, está a la orden del día.


“A quien corresponda.

Durante mis últimos años de universidad trabajé en varios estudios de arquitectura y digo trabajé y no hice prácticas, pues a pesar de que en mi contrato figuraba el puesto de becario, mi día a día consistía en sacar trabajo adelante como si fuera un arquitecto más.

Así, trabajando y estudiando, la carrera se fue alargando más de lo deseado y pude sacar el título de arquitecto al borde los treinta. A partir de ahí, y en plena crisis, intenté buscar trabajo en varios estudios de arquitectura. Cientos de cv enviados, pocas respuestas recibidas y algunas de ellas, que me proponían trabajar gratis, mejor no haberlas recibido. Por ello, y muy a mi pesar, acepté trabajar como falso autónomo en un estudio que tenía el pequeño aliciente de ser de los de las revistas. Los jefes eran majos y el trabajo no estaba mal, pero con mil euros al mes (a los que había que descontar seguridad social y tal) justo me daba para mantenerme precariamente.

Aun con todo, y pensando desde las tripas, decidimos traer nuestro primer hijo al mundo, una maravilla de bebe que pone luz en toda esta oscuridad. Por supuesto, no tuve ni baja por paternidad ni nada que se le parezca. También decía que mis jefes eran majos, pero todos los días trabajaba más de 10 horas y muchos fines de semana tocaba ir a terminar algún concurso. Así que, diremos que eran relativamente majos. Todo hay que decirlo, ellos pringaban como los que más.

Pero la crisis no perdona y ellos también se quedaron sin encargos y tuvieron que cerrar el chiringuito. Por supuesto, lo único que recibí en la despedida fueron buenas palabras, una palmadita en la espalda y, con una mano delante y la otra detrás, volví a buscar lo que fuera.

Así, sin paro ni subsidios, pasó un año, en el que trabajé de camarero para llegar a fin de mes y llegó el momento en el que nos planteamos irnos del país. Mandamos curriculums a medio mundo y al final decidimos irnos a Londres.

Nuevamente, tuve la suerte de encontrar rápido trabajo, eso sí, en un supermercado y poder sobrevivir durante medio año. Es cierto que, había muchas más ofertas de trabajo, pero mi perfil parece que no encajaba. Arquitecto que tardó más de 10 años en terminar la carrera, sin ningún master ni nada que se le parezca y con más de cuatro años de experiencia laboral que, evidentemente, no podía demostrar de ninguna manera; así que, a efectos prácticos, cero años de experiencia profesional.

Por lo tanto, después de hacer varias entrevistas, sin llegar a trabajar en ningún estudio, decidimos probar suerte por otros lares. De hecho, esta carta la escribo desde Brasil, estando recién llegados y sin tener ni idea de qué va a ser de nosotros. Dicen que hay más oportunidades, aunque, la verdad, estamos muertos de miedo.

Ah! y eso de que somos arquitectos e ingenieros, suena muy bonito, pero cuando se lo contaba a los ingleses, en las entrevistas de trabajo, me preguntaban que dónde estaba la homologación que lo corroborase. Evidentemente, en ningún sitio.

En fin, muchos años de esfuerzos, de sacrificios, de darlo todo por la arquitectura, para acabar siendo expulsado, de malas maneras, perdiéndose, quizás para siempre, toda la inversión que se realizó en mi formación. Ahora, si hay suerte para mi, otro país se aprovechará de ello, de mi formación y de la de miles como yo. A buen seguro que, no hay nada tan caro para un estado como que toda una generación nos tengamos que ir a ganarnos la vida fuera.

Me despido ya, recordando que estas letras las he escrito yo, pero podían estar escritas por otros  miles de jóvenes españoles que, hoy, nos acordamos de todas las medidas políticas tomadas para rescatar a un país, o por lo menos a los bancos de este nuestro país: españa. *”

* Nos hemos permitido esta licencia literaria para situar en una ficticia primera persona una evidente y dura realidad.

 

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4 COMENTARIOS
  1. RC Ines

    Hola!

    Simplemente aportar una realidad paralela un poco más optimista que la expuesta en la carta.
    Hay muchos compañeros que tras sorportar los abusos que contáis en la madre patria, decidieron irse en busca de pastos más frescos. Pastos que han encontrado en otros países, a menudo en un mundo profesional alejado de los estudios de arquitectura y de la producción arquitectónica, terreno que parece invariablemente invadido por inegalidades y abusos, independientemente del país que se trate (lo que lleva a pensar que algo no funciona en este campo!!).

    Y es que la carrera de arquitectura, a pesar de lo dura que es,o justamente por eso, nos proporciona un montón de herramientas, aprovechémoslas! La creatividad se puede desarrollar en otros campos, no existen sólo los proyectos (como bien se desprendía del texto de Alejandro de la Sota recientemente colgado por vosotros).

    Solo añadir que la felicidad se puede encontrar en otras partes (en otros trabajos y en otros países). Yo actualmente realizo una tesis doctoral en Francia, que colma de sobra mis aspiraciones profesionales y creativas. Es la opción que yo he seguido, pero seguro que hay muchas más.

    Mucho ánimo a todos los que se plantean alejarse del territorio conocido. Tengo la sensación de que hay mucho por descubrir.
    Un abrazo y gracias por este post (y todos los demás! 😉

  2. pablo

    La verdad es que es una carta dura de leer, y más en mi caso que soy un recién licenciado preparando las maletas…Llega un punto en el que no se si va a ser posible hacerme un hueco en algún sitio, si dependerá únicamente de la suerte, o mi talento y trabajo serán valorados.

  3. Miguel

    Rilke escribió las Cartas a un Joven Poeta siendo él un poeta…
    La realidad supera crudamente a la ficción.

  4. Juan Carlos Gargiulo

    Entiendo perfectamente lo que has vivido, yo soy arquitecto diplomado en la Universidad de Buenos Aires, en 1990 emigré a España, por una situación similar, había trabajado multiempleado en Buenos Aires, incluso en la propia Facultad de Arquitectura, pero cobrando una miseria. El sentimiento de expulsión es el mismo, con 9 años de profesión tuve que irme por la mala situación económica y la precariedad en que vivía allí. Sintiendo que la inversión en mi formación, si tenía suerte sería aprovechada en otro país pero no en el lugar donde crecí y que tenía ( y tiene ) enormes necesidades de vivienda y habitat . Cuando llegué a España fui un inmigrante ilegal sin papeles, con orden de expulsión durante 11 meses , trabajaba sin contrato como falso autónomo, en el 91 me acogí a una amnistía pude regularizar mi situación con un contrato de delineante en un estudio de arquitectura. Conseguí homologar mi título, y con el tiempo monté un pequeño estudio en Segovia, pocos encargos me permitieron vivir dignamente, aunque nunca fui propietario de casi nada. En el 2008 cerré el estudio y me fui a trabajar a mi casa, en el interín nacieron mis dos hijos pequeños, que son como bien tu dices la única luz en todo este tiempo. Pero desde un año a esta parte todo a empeorado, la situación de stress, por la falta de trabajo y la sensación de naufragio, han hacho que enfermara de cáncer. Sin un lugar al que volver, ya no pienso en irme, me quedaré aquí para hacer lo que no pude hacer en Argentina, o sea a pelear por un sistema mejor, mas inclusivo y cooperativo. Ya no lo haré por mi ni por mi profesión sino por creer que se puede crear un mundo mas justo, sin tanto desarraigo y donde el trabajo sea algo digno y no una esclavitud de las personas. Nadie nos rescatará, si no somos nosotros mismos nuestros rescatadores, tenemos que tomar nuestraas vidas en nuestras manos por fin.

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