ARQUITECTURA Y EDUCACIÓN 1/10 _ con Blanca Espigares
Bajo el hashtag #Eduarq10 comenzamos esta nueva serie de la que os hablábamos el sábado. Esperando que sea de vuestro interés y no sin antes dar las gracias a Blanca Espigares* por animarse a abrir fuego, os dejamos con este primer y prometedor post.
TALLER: RIP
Las Escuelas de Arquitectura se han caracterizado por impartir docencia en “taller”, un sistema de enseñanza heredado de las antiguas formas de aprendizaje con maestro. Es un espacio donde no existe estrado ni clases magistrales, donde se integra la teoría y la práctica y el profesor comparte mesa con los estudiantes; la enseñanza se fundamenta en la investigación, se enfatiza en la búsqueda de soluciones al problema planteado y se construye con la interacción de los asistentes. La duración del proyecto propuesto es de unos meses, así que los estudiantes muestran sus avances cada semana mientras son comentados por parte de todos en un coloquio en el que el profesor actúa más de catalizador que de docente de clases magistrales. El estudiante aprende mediante la comparación de procesos de trabajo, del suyo propio y de sus compañeros, con los comentarios, ejemplos y guía del profesor. El taller es un método adoptado por las nuevas corrientes pedagógicas que buscan responder de esta forma a la era de la información y nuevas tecnologías.
“En 1968 el 75% de los conocimientos necesarios para trabajar los teníamos en nuestra cabeza. Hoy ni siquiera llegamos al 10%” 1.
Hasta hace relativamente poco las personas, a lo largo de sus años de formación, adquirían las competencias necesarias para ejercer la misma profesión durante el resto de su vida. En la actualidad, las posibilidades de permanecer en el mismo puesto de trabajo hasta la jubilación se ha reducido drásticamente. No se buscan profesionales que apliquen formulas aprendidas, sino que trabajen de forma colaborativa: comprendiendo que el conocimiento yace en la diversidad de opiniones, en el proceso de conectar nodos y fuentes de información y en la construcción de comunidades 2. Los tiempos han cambiado, incluida la forma de aprendizaje. Se aboga por conformar en las clases, grupos que interactúen de forma que se incite al estudiante a generar sus propias experiencias de conocimiento, y, así, compartir sus reflexiones y proceso de trabajo. No es un aula en el que se imparta un listado de hechos o fórmulas que hay que memorizar.
Realmente, los talleres de las Escuelas de Arquitectura aplican el concepto “taller” que la nueva pedagogía defiende. Por tanto, se podría decir que partimos de una plataforma docente que funciona y ha funcionado muy bien, y a la que solamente le faltaría integrar nuevas tecnologías y superar y avanzar en el método para ampliar los talleres al espacio digital. Sin embargo, las escuelas en vez de potenciar el sistema basado en taller, están progresivamente abogando a favor de aulas y calendarios normalizados propios de disciplinas ajenas a la arquitectura. Los planes de las distintas escuelas están confeccionados por burócratas más preocupados por la regulación y estandarización de sus propias materias que por la docencia en sí o por la esencia de la profesión. La exactitud exigida por el Plan Bolonia está mal entendida y se ha manifestado en general en España en una reducción de las horas de taller muy significativas. Las asignaturas normalizadas han tomado fuerza y han permanecido inalteradas en los cambios de plan, y, sin embargo, las horas de taller han menguado de forma drástica, provocando una congelación en el método docente. A esto hay que añadir la consecuencia que conlleva reglar las horas de docencia de los talleres, en detrimento de la improvisación y la espontaneidad. De esto se deriva la dificultad de adaptar los contenidos del curso al proceso que va marcando con su trabajo el grupo de estudiantes. Es decir: el trasfondo y la razón de ser del taller, la construcción por parte de los asistentes al abrigo de la guía del profesor, desaparecen inevitablemente. Por eso, resulta sorprendente que el concepto de taller tan estudiado y adoptado por diferentes disciplinas en los últimos años 3 se haya visto desplazado en el área de conocimiento que durante tantos lustros lo ha tenido como baluarte de su aprendizaje: proyectos arquitectónicos. Descansen pues en paz aquellos prebostes de la pedagogía que han enterrado la esencia de la profesión.
1. J. Cross, J. Hart, Working smarter in Terra Nova Circa 2015, 2010.
2. Repetimos las tres claves del Conectivismo. G. Siemens, Connectivism: A Learning Theory for the Digital Age, 2004.
3. K. T. McPeek, Collaborative Design Pedagogy: A Naturalistic Inquiry of Architectural Education. Ph.D., Texas A&M University, 2009.
Texto: Blanca Espigares Rooney
http://blancaespigaresrooney.wordpress.com/
@B_Espigares
* “Arquitecta, ha desarrollado proyectos en patrimonio, paisaje y ciudad histórica. Terminando su tesis titulada: «Cartografías superpuestas. Secciones urbanas de Granada», ha impartido clase de proyectos arquitectónicos en la Universidad de Granada, además de jornadas de PLEs y Web 2.0 para arquitecto.
Curiosa compulsiva, la investigación es una de sus grandes pasiones.”
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13 COMENTARIOS
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02/01/2016yo quiero tener un millón de alumnos… | arquitectura con minúsculas
Humberto González Ortiz
13/04/2014Hola Blanca, me ha parecido bien interesante tu artículo. De entrada, lo comparto!
Yo estudié en la carrera en la UNAM en México, a principios de los noventa toda la carrera la hacíamos alrededor del «taller», cada trimestre se planteaba un ‘problema real’ a resolver, venía gente de la comunidad que necesitaba la asesoría de un técnico y nosotros estudiantes (y profesores, claro!) apoyábamos esa necesidad con ejercicios escolares que en asamblea con los potenciales usuarios íbamos resolviendo a lo largo del trimestre, al final los usuarios escogían un proyecto para realizar su obra. Era muy interesante!
Hoy priva más el individualismo imperante en la sociedad moderna, y las escuelas de arquitectura no son la excepción, por el contrario en los últimos 10 o 15 años hemos dado más valor a la forma en sí que a la gente que habita un espacio arquitectónico. En definitiva creo, estamos perdiendo la parte humana de nuestra naturaleza y la hemos cambiado por la parte mecánica de un sistema económico que solo ve… la rentabilidad!
Aquí puede estar alguna clave de lo que tan bien, expones!
Un abrazo fraterno!
Blanca
09/04/2014Carlos, tienes razón sobre que la excesiva burocratización a la que se han visto sometidas las escuelas de Europa ha ceñido mucho las posibilidades. Lo tuyo en Tetuán era completamente diferente. Los talleres pluridisciplinares reales que montabais eran reales, aquí sería imposible! Un besito, Carlos! Cuando acabe nos vemos!!!
Susana, encantada de saludarte! La verdad es que ser la primera es un poco angustiante, no sabes bien qué tema tratar. Cuando yo estudié nadie me explicó la cantidad de información que se podía sacar estando atenta a las correcciones de los demás. Pero un profesor lo hizo, y cambió mi perspectiva del tema. Ahora también es más fácil al tener pantallas y poder verlo todo, antes llevabas mil legajos de papel que en una clase de las mías que éramos 60, era imposible ver nada. La cuestión también es que pocos profesores son conscientes de la importancia del taller, y sobre todo de cómo debe funcionar, y más ahora que hay poco tiempo y tan reducido, que ves a los alumnos una vez en semana y ya. El cara a cara es muy importante, pero muchas veces, cuando abandonas la clase, se te ocurren referentes o cuestiones que te hubiera gustado plantearles, y ese es el lugar de la web 2.0, ese aula ampliada, que puede conseguir que las clases no sepan a tan poco. Es cierto que no es para hacer correciones, no, es para si ese día surge un tema de debate sobre, no sé, medianeras pongamos, pues colocas ejemplos o temas que hablen sobre eso, la gente comenta. Ayuda mucho, la verdad. Un saludo, Susana!
Susana García Bujalance
08/04/2014Enhorabuena Blanca por el inicio. Los demás iremos después, pero la primera es la más valiente!
Creo que el tema es muy pertinente. Sin duda uno de los problemas con los que nos topamos al hacer los programas docentes es eso del «grado de experimentalidad». No está pensado Bolonia para la enseñanza de la Arquitectura, está claro…y esto nos hace mucho más dificil nuestra tarea, porque las trabas burocráticas nos quitan tiempo de lo que realmente es importante.
No obstante, soy de la oponión de que la crítica debe hacerse con responsabilidad. Es cierto que todos hemos perdido horas en las clases de proyectos porque nuestros profesores se centraban en los trabajos de unos pocos. Pero también es cierto que los alumnos antes y hoy, no ven la oportunidad de aprender de la corrección de otros compañeros. Yo particularmente «obligo» a que las correcciones sean conjuntas. Me disgusta enormemente que los alumnos se vayan cuando he terminado con ellos, o que no aparezcan hasta que les toca. Una de las ventajas de Bolonia son los grupos reducidos. Es mucho más facil tener un control continuo de la evolución del alumnado, y a mí esto me encanta.
Y…por supuesto que estoy de acuerdo con Miguel Villegas!! Sin duda, la experiencia del aprendizaje se produce en las distancias cortas 😉
Carlos Pérez Marín
08/04/2014Yo creo que el taller debe apoyarse más en las nuevas tecnologías, pero no en el sentido de tener un lugar virtual en el que colgar comentarios y enlaces. Las redes nos permiten trabajar desde distintos lugares, con distintos profesionales, tal y como hacemos muchos desde hace tiempo. Está muy bien lo de trabajar en grupo, pero lo será más si además esos grupos son multidisciplinares. Sé que es complicado coordinar talleres entre sí, casi imposible trabajar con otros departamentos, y desde luego una utopía colaborar con otras universidades. Para ello es necesario trabajar, ya no sólo con talleres reducidos, sino con escuelas pequeñas, donde las trabas burocráticas no sean un problema. Durante tres años he sido profesor de proyectos en la Escuela de Arquitectura de Tetuán (Marruecos) y hemos intentado experiencias concretas con la Escuela de Bellas Artes de Tetuán y con la Escuela Hassania de Obras Públicas de Casablanca. En ambos, casos sobre proyectos reales que se llevaron a cabo con resultados dispares. Con el paso del tiempo, nuestros alumnos han pasado a la Escuela de Rabat, otros se han ido a universidades europeas (Valencia, Marsella, Burdeos, Bruselas, Estrasburgo…) y es ahí, comparando con otro tipo de enseñanzas donde se ven los resultados y lo que los diferencia, que no es más que la actitud frente a un proyecto y la mentalidad abierta para resolver problemas reales apoyándose en otros profesionales. Hacer trabajar alumnos de diferentes escuelas y ciudades es mucho más fácil hoy en día, pero hay que estar preparado mentalmente para ello.
En cualquier caso creo que las escuelas de arquitectura tal y como están planteadas, sólo tienen una solución, «resetearlas» y empezar desde cero, o bien crear estructuras paralelas en las que la gente interesada por experimentar con proyectos y con métodos de enseñanza puedan tener un punto de encuentro y de trabajo, que es lo que estamos haciendo con el Observatorio del Drâa (Marsad Drâa) en el desierto de Marruecos, donde estudiantes y profesionales de la arquitectura, ingeniería, sociología, agronomía, artes plásticas… de España, Marruecos, Francia, Siria, Ghana, Australia, Holanda… trabajan (apoyándose en las comunidades de Google+) en problemas concretos planteados por las autoridades y habitantes de aldeas y ciudades de esa región desértica.
Creo sinceramente que las cosas se pueden hacer de otra manera, pero nuestras universidades se han convertidos en mundos paralelos, con sus gobernantes, sus clases sociales, su pueblo… cada vez más alejado de la realidad.
Blanca
08/04/2014Sí, la reducción de horas de taller, en las distintas materias que se impartía, es preocupante. También los es que muchas como Construcción se sigan dando como clase reglada. Sobre los medio digitales: no hablo de que no haya un cara a cara, yo también los prefiero, pero hay muchos temas que se quedan en el tintero y que creo que se pueden introducir mediante las herramientas 2.0. Por ejemplo: hay ejemplos o referencias que citamos en clase y de los que quizás no hablamos más porque no nos da tiempo y vamos con el cronómetro, pero si hay un grupo de facebook creado, sí, algo tan tonto funciona, cuando lo recuerdes, buscas la imagen o el artículo, lo cuelgas con un par de comentarios tuyos y los estudiantes poco a poco comenzarán a comentar y generar debate. Una cosa que creo que ayudaría mucho es que, con proyectos relacionados con el tema propuesto, cada semana, un alumno, prepare un post. Así todos en casa, sin cortes de clase, ni nada, hablarán. Y lo cierto es que te sorprende conocer la cara oculta de las personas, y como los tímidos a veces tras un teclado no son tanto y fomentan un debate de forma dinámica y los que son muy lanzados en clase, después ponerlo en letra, no tanto. No es sustituir una cosa con otra, es simplemente complementar…
raquel
08/04/2014Muy interesante el tema planteado, Blanca. Mi escuela es una en las que las horas de taller (en proyectos, pero también en otras asignaturas como urbanismo, construcción o representación arquitectónica) son claramente insuficientes. Se suple, como casi todo en estos momentos de recortes económicos, con voluntad y dedicación del profesorado, que alarga su jornada más allá de lo estipulado e incluso de lo razonable.
Pero más allá de esa cuestión, creo que es también interesante reflexionar sobre el tipo de actividad que se plantea en ese tiempo de taller y cómo es secundada por los alumnos. Mi experiencia (aún escasa, así que estaré encantada de oir la del resto) es que los alumnos llegan al taller con un gran desconocimiento de las dinámicas y cierto recelo hacia lo que se espera de ellos: que expongan en público, que se impliquen en el trabajo del resto, que compartan, que investiguen, que trabajen en grupo. Hay todavía en la formación que precede a la universataria un gran peso del trabajo individual y un halo de competitividad que lastra su integración en la dinámica del taller. Supongo que con el PBL que se está implantado en las escuelas se irá corrigiendo esa tendencia y veremos poco a poco alumnos más acostumbrados a compartir su trabajo, a desarrollarlo en grupo y a integrar conocimientos.
Muy pertinente también la integración de las tecnologías como espacio de ampliación de la docencia. Aunque coincido con Miguel en que no hay nada como la interacción cara-a-cara, activar un blog, un glosario, un foro, etc. son útiles para trabajar la parte crítica y de investigación, y también el hábito de compartir los pequeños hallazgos con los compañeros.
Bueno, no me enrollo más, que en unas semanas ya será mi turno.
Saludos!
Miguel Villegas Ballesta
07/04/2014Interesantísimo el tema que planteas. Y muy de acuerdo contigo en el tema de «las horas». Creo que la solución no está en reducir para que los «malos» no aburran, como dice Paco.
Las pedagogías desde lo digital, sin embargo, todavía me producen cierto rechazo (si, a mi). He dado clase en varias asignaturas distintas y solo las muy instrumentales me han aguantado las herramientas de comunicación digital. Para las creativas tipo proyectos. necesito siempre el cara a cara, el diálogo inmediato, el poder llamar a un alumno directamente para que comente el trabajo de otro.
Otra cosa, en el caso concreto de las herramientas es el uso de otros soportes, trascender del dibujo (nunca eliminarlo) e incorporar otros medios de producción muy rápida (herramientas informacionales). Hay mucho por hacer.
Y sobre la interdisciplinariedad, contaros una experiencia cercana. En la TUe, en Eindhoven, el año en el que estuvimos de erasmus, había dos modelos superpotentes.
Uno era el «estudio». Asignaturas de proyectos, de una temática determinada, a las que te podías apuntar independientemente del curso en el que estuvieras. Terminaba habiendo gente de muchos niveles distintos y eso generaba muchísimo aprendizaje cruzado. El «oficio» de los mayores se nutría de la «ingenuidad» que teníamos los chicos, y viceversa.
También existía una asignatura al año que consistía en un taller interdisciplinar. Se cogía un «caso de estudio». Un edificio real que en ese momento justo estuviera todavía en obras, y se tenía que desarrollar sobre él un proyecto de cambio de uso. Este se hacía en equipo, con gente de arquitectura, economía, ingeniería, física… Una auténtica pasada.
Blanca
07/04/2014Gracias Eva! Es un tema que da para mucho. Por eso dejo señalado pero no me meto en que si ya hay una plataforma docente que funciona, sólo faltaba agregarle elementos de las nuevas pedagogías que han surgido a partir de la web 2.0 y la apertira a espacios digitales. Me consta que hay mucha gente haciéndolo, al igual que me consta que esto ha sucedido con más o menos incidencia, a nivel español. Algunas escuelas han acabado peor paradas que otras. Pero sí, es un debate necesario y más a día de hoy. Un abrazo fuerte, Eva!
Eva Chacón
07/04/2014Blanca no podías haber elegido un tema más esencial en las escuelas de arquitectura para arrancar este #Eduarq10 El taller no es -o no sólo es- un espacio donde se transmite conocimiento, sino más bien donde se enseña a gestionar, a utilizar ese conocimiento -la praxis. Lo primero que hay que hacer al arrancar el curso es transmitir esta idea y que quede clara, para que los alumnos dejen de venir con cuaderno A4 70gr de rayas…
He vivido la misma experiencia que tu como profesora ayudante en clases de proyectos, en la misma Escuela además, y quizás por esto entiendo muy bien a qué problemática te refieres. No sé si en otras escuelas nacionales se estará viviendo de la misma manera. La reducción del número de alumnos por clase podría ser una ventaja si no fuera acompañada por la reducción a su vez de las horas lectivas. A nosotros nos ha perjudicado mucho además no contar con espacios adecuados en la sede provisional, espacios customizables donde puedas dejar las maquetas o los paneles para continuar el trabajo al día siguiente. A pesar de todo esto, se han conseguido muy buenos resultados en algunos talleres no sólo de proyectos, también en otras áreas como construcción (el taller de Consuelo del Moral por ejemplo, que se extiende online con una plataforma Moodle).
La tradicional organización del aprendizaje de la arquitectura en torno a un taller está no sólo vigente hoy en día, sino que es el sistema considerado más vanguardista cuando es aplicado a la docencia -junto con los MOOCS- por fomentar valores tan ‘en alza’ como creatividad, proactividad, conectividad, intergeneracionalidad, interdisciplinareidad, desjerarquización… muy bien descritos por cierto pen las «20 claves…» de la Fundación Telefónica (http://www.fundacion.telefonica.com/es/arte_cultura/publicaciones/detalle/257#) y más que implantados en centros vanguardistas como las Escuelas Vittra: http://www.abc.es/familia-educacion/20140130/abci-vittra-escuela-suecia-201311111102.html
Quedo expectante del hilo de discusión, ¡qué tema más interesante!
Paco Casas
07/04/2014Totalmente de acuerdo en lo que dices pero sigo pensando que dado el enorme número de profesores desmotivados (mucho más para llevar clases tan largas), casi lo prefiero así, por ahora, hasta que seas doctora y arregles poco a poco el asunto.
Blanca
07/04/2014Hola Paco. Realmente los talleres nos han hecho perder el tiempo, pero no por ellos mismos, sino por malos profesores. Un taller bien llevado, dinámico, son 4 horas intensas en las que el alumno comparte con todos sus avances y entre todos se le hacen comentarios. Es decir: aprender todos de todos. Lo que no tenía sentido son aquellos talleres que tuvimos que sufrir en los que el profe iba uno a uno mirando los proyectos y tú reposabas en la clase hasta que te tocara. Pero no es problema del método, ojo, es problema de cómo se aplica. Si comparas las asignaturas y su progresiva reducción de horas, desde que tú y yo estudiábamos se ha reducido al 50%, mientras que otras se han visto menguadas sólo en un 10%. Algunas incluso nada. El taller debe involucrar a más asignaturas, por supuesto, pero en realidad lo que denuncio es que sea por malos docentes, sea por desidia, sea por intereses, las horas de taller se han reducido al 50%. Mientras que en otros países, Portugal por citar un ejemplo con buena docencia arquitectónica, los han incrementado, llegando a tener de 12 a 18 horas a la semana, pero obviamente bien tratadas, no como tú y yo hemos sufrido. Besitos y buen lunes!
Paco Casas
07/04/2014Blanca, muy interesante el enunciado y el desarrollo. Muy provocador. La verdad es que pensaba que iba en otra dirección, justo la contraria de hecho. Si bien estoy de acuerdo en lo que dices sobre Bolonia y sus estreches burocráticas, no estoy tan seguro de que la consecuencia, en relación a los talleres (=proyectos, si me permites, sobre todo) no sea positiva, ya que si es tal como dices, se reduce el tiempo que se pierde (muchísimo y cada año, según los profesores en unos sitios más y en otros menos) en estancias larguísimas en clase sin ningún provecho. Creo que las clases de proyectos de 4 horas son un absurdo, como lo son de cualquier cosa, imposible mantener la atención. Puntualmente, talleres intensivos, materias que han de impartirse rápidamente como apoyo y que sirven de detonante de otras capacidades y aptitudes? Ok. Pero como normal general, estas clases tan largas han hecho perder el tiempo a miles de estudiantes durante años, así que bienvenidos, en mi opinión, esos recortes de los que hablas en tu texto. No obstante, entiendo que la mejor forma de aprender proyectos debería ser de una vez por todas una mezcla de trabajo en equipo e individual, realmente multidisciplinar, con un sistema de taller integrado con otras asignaturas, y no algo encorsetado como Bolonia pretende según dices. Besos y buen día!