LA BELLEZA: RETO Y SERVICIO.

Hace unos días se celebraba una nueva edición del Campus Ultzama, organizado por La Fundación Arquitectura y Sociedad y dirigido por el arquitecto José Manuel Pozo.

Stepienybarno tuvo la suerte de ser invitado para vivir de cerca el transcurso del mismo. Así que, si queréis saber cómo lo vimos, no tenéis más que seguir leyendo.

El evento duró tres días y en él se combinaban sesiones cerradas en la propia Ultzama y otras en abierto en el Museo de la Fundación Oteiza. Por lo tanto, como podéis imaginar, fueron muchas horas de exposición y de debate y no es nuestra intención hacer una crónica detallada de todo ello. Con estas líneas, pretendemos, más bien, rescatar algunas de las ideas o impresiones que más nos llamaron la atención.

Para empezar, seguro que más de uno se extrañara por el propio título de las jornadas y la verdad es que nosotros tampoco lo veíamos nada claro. Tres días hablando de la belleza, en un principio, parecía excesivo. Por un lado, es cierto que hay muchos otros temas sobre los que podían haber versado las jornadas, sin duda alguna, pero este, a pesar de no parecer muy actual, terminó dando bastante juego.

Y ¿por qué dio juego? Pues, precisamente, porque se convirtió en la excusa perfecta para hablar de arquitectura desde muy diferentes puntos de vista. Sí, ya… alguno seguirá pensando “pero hay temas mucho más importantes sobre los que pensar y hablar”. Sí pero no, que diría un amigo nuestro. Sí, y ojalá haya más foros, como este, donde se pueda hablar del estado de la profesión o de cómo están nuestras escuelas de arquitectura, por poner un ejemplo. Y no, porque, al final, la arquitectura se tiene que seguir realizando y cuanto mejor sea ésta, evidentemente, la sociedad a la que servimos nos lo agradecerá.

Pero bueno, al grano, que nos despistamos; los lugares elegidos para las jornadas eran dos edificios estupendos que, sin duda, ayudaban a que llegara la inspiración. A su vez, el día se dividía en dos partes, por las mañanas se comenzaba con un breve pero acertado resumen del día anterior por el periodista Llátzer Moix al que seguían exposiciones y debates, que, como decimos, eran a puerta cerrada. Por las tardes, nuevamente, exposición de los ponentes y debate abierto al público, moderado, igualmente, por Moix.

Destacar la interesante mezcla de gente muy joven, que está dando sus primeros pasos en este mundillo, con la de otros arquitectos con más experiencia. Cierto es que, la gran mayoría de los participantes eran arquitectos pero también había algún “infiltrado”, como José Miguel Iribas, que puso el necesario contrapunto al discurso arquitectónico. De hecho, quizás fue eso lo que más echamos de menos; por un lado que en las sesiones más privadas hubiera más voces divergentes o que llegasen desde la antropología o el arte y, por otro lado, que en las sesiones abiertas se hubiera dejado más tiempo para poder entablar un verdadero diálogo con el público asistente. Es decir, buscar la forma de estar todavía más cerca de la sociedad. En este punto nos parece importante el llamamiento de José Manuel Pozo a “ser más críticos con nosotros mismos, para poder dar ejemplo, y, desde ahí, desde la sinceridad, intentar resultar más creíbles”; a lo que Juan Miguel Ochotorena apuntó que “los arquitectos tendríamos que confiar más en la propia sociedad a la que servimos”.

Gonzalo Byrne + José Manuel Pozo

Por otro lado, y para ser justos, hay que reconocer que fueron varios los ponentes que se salieron de la propia disciplina para intentar acotar el término; sin ir más lejos, Arturo Franco, que realizó una ponencia impecable en la que apeló a la descarga del peso de la razón. También, comentó que en contraposición al exceso de imagen y moda que nos venden desde mil sitios, “nada había más bello que una mujer cuando acababa de dar a luz”. Igualmente, habló de la “belleza potencial” trayendo el ejemplo de “lo bello que puede ser un revolver antes de haber realizado un disparo” y cómo en el mismo momento en que ejecuta su acción deja de poseer cualquier rasgo de belleza.

También, Ignacio Dahl Rocha, afirmó que, quizás, la belleza se encuentre en un estado intermedio entre lo banal y la retórica (lo formal). Es decir que si no arriesgamos lo suficiente, podemos quedarnos en una arquitectura de muy poco interés; pero avisó que, la línea que separa este estado de los fuegos de artificio es muy delgada y, en muchas ocasiones, se llega al espectáculo por el riesgo asumido, perdiéndose igualmente la idea de belleza. Sobre esto mismo hablaba Franco cuando apelaba a “cierto grado de insensatez en la arquitectura”; para, desde ese riesgo, poder llegar a propuestas con más interés.

Ignacio Dahl Rocha

En general, hubo bastante consenso en encontrar la belleza en la arquitectura tranquila y ajustada. Todos estaban de acuerdo en que, los excesos arquitectónicos de los últimos años se escapaban de lleno del propio concepto de belleza e incluso de la propia arquitectura. Rescatamos, siguiendo esta idea, las palabras de Carlos Quintans, “nuestra vieja Europa está construida y construida en exceso. La falta de educación y de compromiso y sobre todo el negocio nos han dejado un terreno lleno de excesos: de superficies, de disonancias y en menor medida, aunque es lo que más ha transcendido, exceso de egos.”

Luis Suarez + Juan Ignacio Baixas Figueras +  Asier Santas

Juan Ignacio Baixas Figueras, director de la Escuela de Arquitectura de la Pontificia Universidad Católica en donde defienden “una ética de la creatividad”, apuntó que “se ha perdido la idea de la que obra es más importante que el arquitecto” y se da muchas veces prioridad a las imagenes de la obra o, lo que es peor, a las propias fotos del arquitecto antes que a la misma arquitectura. Más adelante, Franco comentó que los proyectos no son nuestros hijos, sino que “nosotros somos los hijos y los proyectos son los padres”, pues, desde la humildad, “siempre tenemos que aprender de ellos”.

Patxi Mangado + Juan Ignacio Baixas Figueras

No faltaron ejemplos, por parte de los ponentes, de arquitectura austera, ordenada y comedida, integrada en el medio y que con muy poco era capaz de hacer mucho. En palabras de más de un ponente: “es importante que la mano del arquitecto se veía muy poquito”.  Aun así, echamos en falta un mayor esfuerzo en explicar cómo se pasa de esas ideas iniciales a la obra ya construida.

A su vez, se destacó la importancia de “las atmósferas” y de realizar, en palabras de Patxi Mangado, “una arquitectura que sea confortable”. El mismo arquitecto y, a su vez, patrono de la Fundación Arquitectura y Sociedad, también apuntó que quizás era más fácil señalar dónde no estaba la belleza en la arquitectura que lo que era verdaderamente la belleza. En cualquier caso, en su opinión, la clave estaba en “dar más que lo que nos exige la sociedad”

Ponencias como la de Suárez – Santas, Jorge Vidal o el propio Quintans también iban en esta línea.

Jorge Vidal

Otra de las ideas que desde un principio sobre sobrevolaba el ambiente era si la belleza se puede, o se debe, buscar desde un planteamiento arquitectónico a priori. En este sentido Carlos Rubio, trajo a primer plano a Picasso con su mítica frase, “la belleza se encuentra cuando no se busca directamente”. También Arturo Franco afirmó: “no me interesa para nada la búsqueda de la belleza”. Como podéis suponer lo importante de esta rotunda afirmación es la palabra “búsqueda”.

Otra de las intervenciones que nos gustó mucho fue la de la joven arquitecta palestina Ranad Shqeirat quien destaco la importancia de la cuarta dimensión: el tiempo. También, avisó de lo difícil que eran las políticas de rehabilitación y que encontrar el término medio entre intervenciones conservacionistas y otras que tengan una mirada más actual no era nada fácil.

Nos habló de sentido de pertenencia, de identidad, de memoria, de niños… en fin de una ciudad “invisible”, pero que en su valor y en su recuperación hay una gran belleza dando el protagonismo al usuario en vez de a la propia arquitectura.

De hecho, este es otro de los puntos que echamos de menos en las jornadas, más referencias a la escala de ciudad.

Por ello, es de agradecer que el discurso de José Miguel Iribas estuviera enmarcado en la escala territorial.

Dada la espantosa definición que hace la RAE del término de la ciudad, Iribas intentó mejorarla apoyándose en una visión mucho más inmaterial que material de la misma. No se cansó de hablar de espacio público y de factores como el intercambio, la diversidad o la complejidad que ayudan a que, realmente, haya  una mayor cohesión social y convivencia entre los ciudadanos.

A este respecto, desde nuestra experiencia con la asociación Sinergia Sostenible realizando talleres infantiles en el espacio público, creemos que, son los más pequeños los más claro tienen dónde está la belleza. Les cuesta dos milisegundos localizarla y cuando la ven la disfrutan a tope. Seguramente, como también comentó el sociólogo de origen navarro, la clave está en entender la belleza más allá de lo meramente visual ya que gracias al resto de los sentidos se puede localizar más fácilmente. Y, ciertamente, la arquitectura, muchas veces, ha olvidado su parte más “dionisiaca” en el que el  “valor del rumor del agua o el olor de la vegetación” son sus valores preferidos.

José Miguel Iribas

Ver vídeo, aquí.

Y no nos gustaría terminar este post sin comentar algo de las ponencias de Damián Capano y Esteban Salcedo. Ambos jovencísimos arquitectos que prepararon a fondo su intervención. De Capano, aunque es difícil rescatar sólo una idea, destacamos la importancia que dio a la relación entre estética y sostenibilidad. Creemos que este es un tema importante, pues, a veces, asumimos con demasiada facilidad nuevas estéticas derivadas de una arquitectura supuestamente bioclimática. La realidad suele ser bien diferente. Ni estos artilugios bio-eco-sostenibles suelen resultar tan eficientes como nos quieren hacer creer; ni el paisaje ni la ciudad pueden asumir con tanta facilidad elementos que tienen un lenguaje tan extraño.

Con esto no queremos decir nada en contra de la sostenibilidad, nada más lejos de nuestra intención; simplemente que, nos parece interesante pararnos un momento a meditar sobre el tema y seguir investigando en lo que es, realmente, la sostenibilidad y no lo que nos venden ciertas empresas más interesadas en su propio beneficio que en el del planeta. También, Quintans, en esta línea, afirmó que, muchas veces la supuesta “eficiencia energética es un fraude” y que “las normativas estas hechas a base de muchas mentiras”.

Damián Capano

Esteban Salcedo, arquitecto murciano y colaborador de estudios como Elisa Valero o Nouvel, comenzó su ponencia homenajeando a su madre y sus consejos. Según comentaba, siendo pequeñito, le decía “no inventes”, y desde este “mantra” ha seguido avanzando; intentado ver y entender  qué es lo que otros habían hecho antes y, desde ahí, partir en sus propuestas.

Más adelante y enlazando con esta primera idea realizó un elogio a la pereza, incidiendo en la importancia que hoy en día tiene todo el proceso de postproducción, poniendo en crisis el propio concepto de autoría.

Finalmente, nos habló de los situacionistas y nos enseñó varias imágenes de lo que denominó: “cuT up cItY”

Esteban Salcedo

La propia idea de belleza, seguramente, por mucho que se intente definir, es un concepto totalmente inatrapable. Además, puede que dependa de muchas  subjetividades –comentaba Gonzalo Byrne que Alvaro Siza, hasta que “no veía el proyecto lo suficientemente feo no paraba”- y de la época en la que nos encontramos, como decía Carlos Rubio, “la belleza es algo cíclico”. Con lo cual, habría muchos tipos de belleza, incluso de fealdades realmente bellas, pero todas ellas, sin lugar a dudas, igualmente escurridizas. De hecho, Mariano González puso encima del tablero la pregunta de que si la buena arquitectura tiene (o no) que coincidir necesariamente con la belleza.

Gonzalo Byrne

Y ya para terminar este artículo, y por poner algún “pero”, personalmente, nos hubiera gustado cierta reflexión sobre el origen de la belleza. Creemos, muchas veces, rebobinando en el tiempo se pueden encontrar muchas claves para usarlas en el momento presente. Seguramente, no es algo fácil y, a lo mejor, tendría que ir ligado de la aparición del propio concepto de arte más de 30.000 años atrás. Pero este es un tema apasionante y nos podemos liar mucho con él. Mejor os contamos más sobre ello desde nuestro próximo post para La ciudad Viva.

También nos gustaría destacar el buen ambiente reinante entre los participantes, y, como suele ser habitual en estos casos, la importancia que tiene la vidilla de los “pasillos”. Para nosotros, fue todo un lujo compartir estos días con gente de tanto nivel y de la que pudimos aprender tanto.

Mil gracias, nuevamente, a la organización por habernos invitado y quedamos con ganas de las nuevas ediciones del Campus.

Organización: Fundación Arquitectura y Sociedad

Dirección: José Manuel Pozo

Patrocinador: Grupo Losán

* Este artículo ha sido escrito con carácter divulgativo y sin ningún tipo de ánimo de lucro. Así que, si te apetece compartirlo en cualquier otro medio, estaremos encantados de que lo hagas siempre y cuando cites el lugar donde lo has encontrado.

Autores de la entrada: Stepienybarno

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