LAS NUEVAS HUERTAS DE BROOKLYN
Las huertas colonizan las azoteas de Nueva York.
En este caso os dejamos con una granja de producción orgánica ubicada en una de sus azoteas.
Desde La habitación Verde.
“(…)Después de una exitosa primer cosecha 2010 y tras la venta de productos de temporada durante la primavera pasada, los planes de los urbanita agricultores 2011 en Brooklyn Grange son continuar la producción de productos orgánicos que incluye 40 variedades de tomates jugosos, pimientos, hinojo, lechuga, acelga col rizada, frijoles de todo tipo y una gran variedad de hortalizas deliciosas como la remolacha, zanahorias y rábanos, así como un montón de aromáticas.”
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Artículo seleccionado por el Canal de arquitectura STEPIENYBARNO.
*Stepienybarno está formado por Agnieszka Stepien y Lorenzo Barnó y desde mayo del 2009 estamos en la red con la presente publicación digital (Blog) de arquitectura.
Nuestra actividad se sustenta en tres pilares básicos: la investigación, la publicación (comunicación y difusión) y la redacción de proyectos de arquitectura.
A su vez, somos socios cofundadores de SINERGIA SOSTENIBLE y redactores de LA CIUDAD VIVA.
1 COMENTARIO
Audrey Hepburn
02/02/2015Simplemente Gracias!
Gracias por facilitar post tan interesantes como este, en los que se muestra a las personas que con pasión e ilusión se pueden sacar adelante proyectos tan increíbles y especiales que permiten cambiar la vida de muchas personas.
Me gustaría hacer un apunte a este post desde mi humilde experiencia como viandante por la mágica y caótica ciudad de Nueva York. El hecho de que unos vecinos de todo un barrio tan grande y multicultural como es Brooklyn sean capaces de agruparse uniendo fuerzas y dejando a un lado todas las diferencias para llevar a cabo un proyecto común, es solo un ejemplo del que deberían de tomar nota el resto de ciudades y comunidades. No importa lo pequeñas o grandes que sean, porque si hay ganas es posible llevar a cabo proyectos tan maravillosos como este, devolviendo a las ciudades sus pequeños pulmones y regenerando esa simbiosis perdida que el hombre siempre ha tenido con el lugar en el que habita.