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LA REALIDAD DEL ARQUITECTO

LA REALIDAD DEL ARQUITECTO profesión asemas hermandad  copia

Son malos tiempos para la lírica. Para la lírica y para casi todo; pero, para nosotros, los arquitectos, son tiempos de los peores. Esta realidad, a veces, no sabemos muy bien por qué, no termina de hacerse evidente.

Hoy, no vamos a hacer un post optimista, no hablaremos sobre las fortalezas del arquitecto, ni tan siquiera sobre nuevas salidas profesionales; esto ya lo hemos hecho y lo seguiremos haciendo; hoy toca un post diferente, quizás más duro, pero, a lo mejor, más real.

La economía del país va de cráneo, más bien la de medio mundo, pero la nuestra ya lleva seis años en picado y lo que nos queda. Uno de los sectores más tocado por la crisis es, sin duda, el de la construcción. También, es cierto que, los malditos recortes están dejando temblando a otros muchos, pero lo del nuestro es de traca. No hay trabajo; o hay muy poco, ínfimo, para los que somos y cada vez somos más; 50.000 colegiados, más otros ¿25.000? sin colegiar y los más de 30.000 futuros arquitectos, hoy en las escuelas de arquitectura, no son ninguna tontería.

A su vez, no es menos cierto que, ante ello, de nada sirve llorar. Los afortunados que puedan seguir realizando proyectos de arquitectura a por ellos, pero otros muchos tendremos que emigrar a la periferia de la arquitectura o usar nuestras fortalezas para ser útiles en otros campos de batalla.

Nuestra precariedad laboral, ahora elevada a la máxima potencia gracias a determinados Ministerios, no es nada nuevo; curiosamente, ni en tiempos de bonanza la situación del arquitecto era para tirar cohetes.

Quitando a los “macizadores”, al resto nos podía ir, como mucho, entre medio mal y medio bien. Los que han sido la mano ejecutora del sector inmobiliario eran el 10% del total de los arquitectos. A estos, les fue muy bien, demasiado bien, y, seguramente, ahora son los que más se quejan. Si hicieran un balance de resultados de los últimos 15 años, no tendrían nada de que llorar y a lo mejor algo de lo que avergonzarse.

Pero, la inmensa mayoría de la profesión estuvo intentando mantener pequeños estudios, de la manera más digna posible. Si te interesaba, realmente, la arquitectura y en consecuencia tu cliente, el proyecto llevaba una cantidad de horas ingente. Muchos estudios han funcionado con la típica tabla de horas y veían cómo una sencilla unifamiliar siempre costaba mucho más de lo previsto. Eso, sin contar que, por naturaleza, somos “esplendidos” e innumerables anteproyectos se hicieron by the face y el total de estudios han pringado, sin cesar, noches y fines de semana para dejar las entregas niqueladas. Habría que ir pensando un homenaje para las sacrificadas familias de la mayoría de los arquitectos!

La cara oculta de los estudios de arquitectura, siempre fue un tema poco tratado. La desorganización se apoderaba del estudio (por muy organizado que fueras) y cuadrar las cuentas para que quien calculase la estructura no ganase más que tú no era tan fácil como pudiera parecer. Pero bueno, digamos que más o menos,  se podían hacer cosas majas y cobrar de una manera relativamente justa, aunque al cliente casi siempre le pareciera demasiado.

Los gastos de tener la oficina abierta eran ya de por sí altos, y colegiaciones (más derramas), cursos del CTE, o la aseguradora de Asemas se presentan sin demora a la cita  trimestre tras trimestre.

Otros muchos compañeros han formado durante años el grueso de los falsos autónomos, en  condiciones poco mejores que los, hoy casi envidiados, mileuristas, y, por supuesto, metiendo todas las horas del mundo, sin reconocimiento de su trabajo,  pagándose la seguridad social, sin vacaciones pagadas ni posterior derecho paro y mejor no hablar del tema de las horas extras. De esta forma, muchos estudios fueron creciendo a base de mano de obra barata que con la llegada de la crisis eliminaron de un plumazo a cambio de una sonrisa de despedida, pues, en estos casos, no había ni indemnizaciones ni nada parecido. Así, además de un abuso hacia muchos compañeros, algunos estudios de arquitectura realizaban competencia desleal al poder ofertar honorarios más bajos a sus clientes gracias a este tipo de prácticas.

Por otro lado, sobre los concursos de arquitectura, también hemos hablado mucho por estos lares digitales. Ni siquiera en tiempo de bonanza eran tan buena salida, pues más de uno estaba dado y, en general, había que competir con aquellos estudios descritos en el párrafo anterior; con lo cual, la igualdad de condiciones era solo un sueño. Si, a esto, sumamos la cantidad de profesores que han tirado de alumnos para desarrollar proyectos hechos en una servilleta, nos muestra un  triste panorama. Los becarios de arquitectura han sido mucho más que becarios a cambio de conseguir una línea más en el currículum.

Y, ya que hablamos de profesores, vamos a darnos una vuelta por la Universidad para ver cómo está el plan. Bueno, del plan de estudios, mejor ni hablamos; de lo que fueron las escuelas de arquitectura hace un tiempo, tampoco. No eran para sacar pecho, pero, siempre había algún profesor con verdadera vocación que te contagiaba la ilusión por la arquitectura.

Aún así, en un panorama anterior a la crisis, el que nuestra carrera, en España, tuviera una gran carga técnica hacía aumentar nuestra visión global de la jugada y, gracias a ello, han salido profesionales bien formados. La pena es que, ahora, si se quiere salir fuera de nuestras fronteras esta formación tiene difícil reconocimiento oficial.

Pero, a día de hoy, la realidad de nuestras escuelas clama al cielo por su total desconexión de la realidad del resto del mundo. Cierto es que, la universidad no puede estar a expensas del mercado, pero de ahí a pasar, olímpicamente, del mundo real va un trecho. Si hay una crisis de caballo, las escuelas la tendrán que tener en cuenta a la hora de formar a sus alumnos; si hay una nueva era digital y sus alumnos son nativos digitales, no es de recibo que miren para otro lado y hagan cómo que nada ha cambiado.

Aunque podíamos seguir, vamos terminando con un tema que no queremos que se nos pase: la seguridad de las obras. De esto, no se habla mucho, pero, aquí también, estamos vendidos. La cosa viene de largo y, nuevamente, no tiene nada que ver con la crisis.

Que seamos responsables de lo que se hace por todos los agentes de la obra, durante las 24 horas del día,  es algo que, realmente, nos supera. Si, encima, eres coordinador de seguridad y salud, ya es de locos. La responsabilidad es tremenda y ni siquiera antes del estallido de la burbuja los honorarios podían hacer justicia. Si a esto sumamos lo complicado que es que las constructoras pequeñas entiendan la importancia de tener todo en orden, nos encontramos ante un panorama complicadísimo. Para rematarlo, si ocurre algún percance durante la obra (las llegadas de la comida, a ritmo de “sol y sombra”, siempre son momentos curiosos), el juez poco va  a hacer por saber quién era el verdadero responsable y, casi siempre, el arquitecto acabará siendo culpado.

A día de hoy, la realidad todavía empeora y, ante honorarios de risa, el arquitecto sigue asumiendo un mundo lleno de riesgos.

Para aquellos que aunque quizás no lo reconozcan pero están en paro y no van hacer proyectos en los próximos años, la cuota de la aseguradora seguirá pasando por su entidad bancaria sin piedad. Con lo cual, encima de volverse locos para conseguir algún ingreso, han de empezar el mes con números negativos. Ah! y como dejes de pagar el seguro y al típico abogado desquehacerado se le ocurra buscar la típica fisurilla en alguna obra del arquitecto, no es complicado encontrarla y, ya de paso, encontrará que  falta alguna tontería del mamotreto del CTE y el arquitecto en cuestión ya puede ir rezando lo que sepa para el juicio que tendrá a la vuelta de la esquina.

Sí, que ya, que estamos muy negativos; pero un post de estos, de vez en cuando, tampoco hace daño a nadie,  y, por lo menos, a nosotros nos sirve de desahogo.

Ahora es vuestro turno; o bien echáis más leña al fuego, a modo de terapia mutua, o bien nos contáis alguna historia con final feliz para levantar el ánimo!

* Este artículo ha sido escrito con carácter divulgativo y sin ningún tipo de ánimo de lucro. Así que, si te apetece compartirlo en cualquier otro medio, estaremos encantados de que lo hagas siempre y cuando cites el lugar donde lo has encontrado.

Autores de la entrada: Stepienybarno

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14 COMENTARIOS
  1. Xabier

    pues no se si está tan mal como lo dice la entrada…
    yo soy funcionario arquitecto o arquitecto funcionario, no se….50 años, muchos de mis compañeros-as de carrera han pasado estos años mirandome por encima del hombro desde sus audis q7 bmws viajes casas en la playa etc…
    y ahora me echan en cara que mi puesto es fijo!
    hombreeee….
    yo acabe la carrera y tuve que ponerme a trabajar de delineante al no tener un entorno social que me proporcionara encargos, como si a ellos.as… y ahora me lo echan en cara!!! bueno que vayan vendiendo su patrimonio para vivir, no?
    saludos cordiales

  2. Marina

    Totalmente y tristemente de acuerdo. Siempre he sentido aunque más ahora, que el hecho de que nos gustase nuestro trabajo hacía que trabajásemos más. Cuando esto lo notan los clientes, algunos, sienten que además te pagan por pasártelo bien. Somos un poco masoquistas y hemos llegado a un situación límite; ya no sé si estamos hechos para ofrecernos a la sociedad. Qué sociedad? Mi experiencia es que es bastante desagradecida. Hay muchas cosas por hacer pero si pueden prescindir de nosotros lo hacen. Vivo rodeada de vecinos que se hacen sus reformas, de bares que si no necesitan apertura se hacen sus proyectos. Portales que se reforman cada día y la carpintería y la escalera la diseña el del aluminio. Lo vivo ahora y desde que acabé la carrera, hace 10 años. Hay un montón de trabajo pero tengo la sensación que casi nadie sabe para que servimos. Los estrella no ayudan nada, asi como los presupuestos descarados. Me gustaría tener más trabajo y no aspiro a ser estrella, solo a hacer arquitectura, en un bar, en un portal, en el piso del vecino y hacer esto, encima, si nos llegan a encargar algo nos cuesta dinero. No se puede dejar de pagar el colegio, el asemas, la seguridad social por no citar lo obvio: agua, luz, tfn, tinta, papel, etc, etc. A pesar de lo escrito sigo aferrada a seguir ahí. Masoquismo, no?

  3. Dewe

    El desconocimiento de la situación real en la que nos vemos inmersos los arquitectos por parte de los sectores que nos rodean, hace que personas redacten leyes que nos ataquen directamente, sin ir más lejos la supuesta nueva ley de servicios profesionales…me desalienta el panorama realmente compañeros, y pese a que soy relativamente joven y aun me quedan unos años para acabar la carrera de arquitectura siendo a día de hoy arquitecto técnico e intentando cada día esforzarme más en comprender lo que nos rodea…solo llego a conclusiones que no son agradables….

    ¿ Por qué la arquitectura ya no esta bien vista? Cuando ella es la que nos rodea, nos envuelve, puede ser capaz de mejorar la vida de la gente, transmitir sentimientos….. porque dejamos que nos represente gente que no tiene una misma concepción de la realidad, que no sabe ver más haya de lo que conoce o que es incapaz de creer que somos necesarios,
    no quiero entrar en debate, pero ¿es esto lo que queremos? vosotros hoy en día sois los representantes de una generación de un nombre, ARQUITECTO y vuestra iniciativas, emprendimiento y valores son los que harán que el día de mañana la cosa pueda ser de una forma u otra.

    Porque no pueden los arquitectos ser quien controlen desde el gobierno todo lo que concierne a la vivienda («Porque NO»), intentar mejorar el nivel de vida de la gente, la oferta de viviendas para los jóvenes, todo el mundo merece tener no una casa….SINO UN HOGAR. Puede ser más grande más pequeño, pero un espacio en el que sentirte refugiado, acogido, un lugar tuyo, donde poder formar una familia….ya no hay valores, mucho siglo XXI.

    Yo denominaria » El siglo XXI: Siglo de la mentira»

    El debate sobre el dice y el hace, si dice mucho se hace poco. Ya no se tienen valores, ya no se da importancia a nada, todo es cuestionable, si hay que pedir millones por medio metro cuadrado se hace…hasta donde puede llegar el ser humano. La culpa de todo es nuestra, si es así de cada uno de nosotros, una sola persona no puede cambiar el mundo, pero entre todas si se puede.

    Me desalienta el panorama muchisimo, pero pese a ello yo no voy a renunciar a mi sueño, desde que nací quise proyectar no viviendas, no edificios, sino hogares, espacios para el uso funcional y el resguardo de las personas…ambientes en los que puedas sentirte bien y no con el miedo a que todo ello te muestre mas inseguridad, hay crisis claro que la hay pero todo el sistema esta creado por el ser humano. A veces en la vida uno no es más feliz por tener más, llegar a lo simple es lo relativamente complejo.

    Y pese a divagar y quizás no explicarme con total claridad, os quiero decir….no os desalentéis, no sufráis, va a pasar lo que tenga que pasar( depende de nosotros), pero no olvides si sois arquitectos de corazón sabréis que estamos hechos para ofrecernos a la sociedad, somos ayuda para mejorar la vida, no unos tristes personajes que divagan por el planeta en busca de hacer proyectos estrella y salir en revistas o hacernos de Oro…intentan acabar con nosotros, pero no les daremos el placer.

    ¿Quién está conmigo?

  4. Marta

    No puedo estar mas de acuerdo con el post, pero te has olvidado del sector público, especialmente en el de la administración local, en el que los políticos no quieren crear plazas de arquitectos municipales funcionarios, para poder usar a los asesores urbanísticos a su antojo, pagando unos honorarios míseros y presionando para que los informes beneficien a sus intereses bajo la presión de la no renovación del «contrato de servicios», y yo me pregunto ¿servicio para quien?
    Llama la atención que uno de los servicios públicos más importantes para un municipio y que obligatoriamente deban dar los ayuntamientos sea la concesión de licencias y los informes ubanísticos y no sea obligatorio que contraten a un funcionario para ese trabajo, cuando solo si eres funcionario puedes informar libremente.
    En muchos casos los estudios tenían contrada la asesoría urbanística en los ayuntamientos, no por vocación de servicio público, sino para poder tener acceso a contratos directos para las obras que se fueran a ejecutar en los pueblos.
    Esto es un error y se debería diferenciar el trabajo del arquitecto municipal (como informador) y el arquitecto liberal (como ejecutor de proyectos), se repartiría mejor el trabajo y todo el mundo trabajaría con mayor libertad.
    Debería ser algo así como la brigada municipal y los constructores

  5. Pérez Lacasa Arquitectos

    Queridos compañeros, no hacéis nada mal en hablar de la realidad que vivimos los arquitectos. Parece que hay que explicarla una y otra vez porque al parecer ciertos sectores no se han dado cuenta. Un saludo.

  6. fernandomh

    De vez en cuando es necesario volver la vista a la realidad, como hacéis en este artículo, y dejar a un lado las visiones más optimistas e ilusionantes. Es difícil no desanimarse -suscribo todo lo dicho, párrafo a párrafo, porque párrafo a párrafo lo he vivido en mi propia piel-, pero para salir adelante tendremos que reconocer primero dónde estamos, de dónde partimos. Y a partir de ese reconocimiento, trazar nuevas rutas hacia, por lo menos, la supervivencia, si no es posible ir hacia el éxito.

    En mi experiencia, como ya he dejado escrito por aquí en otras ocasiones, creo que hay una gran oportunidad para los arquitectos bien formados y con experiencia en dos lugares: fuera de España y de Europa, en el nuevo mundo emergente, donde se necesita nuestras capacidades de análisis, de síntesis y coordinación; y en lo que llamáis «periferias de la arquitectura», donde me ubico desde hace ya unos 15 años. Es duro renunciar a la actividad proyectiva, a la dirección de obras, al ejercicio de lo que nos contaron en la Escuela que era «ser arquitecto», y dedicarse a cosas tan «triviales» como dirigir o gestionar una empresa, un equipo, construir, contratar, supervisar,… y es un reto complicado integrarse en equipos pluridisciplinares y sometidos a una estructura de empresa, jerárquica y rígida. Pero a estas alturas, ¿quién le tiene miedo a un reto?

    Saludos desde la periferia de la arquitectura.

  7. Javier

    Muy buen post. Es lo que hay. Y está bien que lo contéis. Precisamente, después de un pequeño debate o discusión con un ingeniero ayer no paraba de darle vueltas a todo esto que precisamente me encuentro esta mañana tan bien sintetizado; si realmente ha merecido la pena tanto esfuerzo durante estos años para que la imagen de los macizadores, como muy bien llamáis, nos esté arruinando la lucha contra la LSP, porque en parte también hay mucho de eso. Por ejemplo, llevo en facebook hablando de la LSP varios meses, pero sobre todo desde el consejo de ministros del viernes, NADIE de mi entorno ni siquiera ha preguntado que pasa con la LSP hasta que ayer ya lo puse en un grupo, para tener que soportar el cinismo y/o necedad del ingeniero de turno.
    La situación para mantenerse hoy en día en esta profesión es verdaderamente axfisiante, imposible en la mayoría de los arquitectos. Y en esta situación de debilidad en la que nos encontramos recibimos este ataque que todavía no consigo comprender si no es como una acción premeditada desde las grandes empresas de ingeniería con alguna relación con este gobierno. Es la puntilla a todo esto que nos desangra. La sensación es la de una sociedad que, en estos momentos no es que prefieran gato, es que no quiere ni oír hablar del tema.

  8. Luis Santalla

    Es muy dificil, despues de leer un gran resumen como este, ponernos en la defensa de la profesión. Yo estoy terminando la carrera y veo muy dificil que pueda trabajar como habéis trabajado mucho.

    Viendo que los problemas no son exclusivos de España, sino que ya son repetidos a lo largo del tiempo (el caso que se comenta de Argentina) no se cómo no conseguimos aprender (hablo de los profesionales en general) y de los arquitectos en particular cuando nos hemos creído mejores (aunque lo seamos) que los demás colegas europeos.

    En el ambiente que estamos anti LSP (o LCSP), veo que nuestro punto de vista es poco defendible. Este problema será algo pasajero mediáticamente, pero se extenderá a lo largo del tiempo. Espero que podamos progresar adecuadamente.

    Un saludo srs Stepien y Barnó!

  9. Lola Bataller Alberola

    Fiel retrato de lo que estamos viviendo…a veces andamos con eufemismos y con vergüenzas para no hablar de nuestra situación real. Y es necesario también hablar de ello alto y sin disfraces. A veces es cierto que encontramos grandes distancias entre los mundos de yupi que se publican en internet y la realidad que vivimos. Sin necesidad de ser pesimistas debemos ver la realidad y enfrentarnos a un futuro bien diferente de lo que nos han enseñado.
    Enhorabuena por el blog!

  10. @Mr_Lombao

    Está genial el artículo. Un recorrido sincero, sencillo y realista por el panorama profesional. Proponer alternativas y potenciar el optimismo es muy necesario. Pero tan necesario como eso, es asumir y reconocer la realidad, para poder combatirla y luchar para no repetir los mismos errores.
    Salud!

  11. Reyes Gallegos

    No creo que seáis pesimistas, para nada. De hecho sois bastante críticos con la figura del arquitecto cuando es necesario. Basta con leer el post que habéis publicado hoy en La Ciudad Viva o aquel que publicásteis hace un tiempo sobre la distancia que, según el modo de ejercer la arquitectura, separa a ésta de la sociedad.
    Hace falta también contar como hacéis que no todos los arquitectos y urbanistas han sido macizadores. Muchos, además, vienen peleando cada día con el propio planeamiento y/o normativa que le viene impuesta, haciendo de su trabajo toda una carrera de obstáculos, discutiendo con alcaldes, colegios de arquitectos, promotores e incluso clientes, en favor de una mejor ciudad.
    La arquitectura y el urbanismo está a merced del mercado, y todo lo que se sale de ahí viene consiguiéndose a costa de horas, salud y precariedad. Ese es nuestro objetivo ahora. Rediseñar la profesión apartándola de aquello que no le hace justicia.
    Un saludo y enhorabuena por el post.

  12. Juan Carlos Gargiulo

    Estimados Stepien y Barno: al leer vuestro post no puedo dejar de tener una sensación de «Deja vu». Viví en Argentina hasta 1990, año en que emigré a España en busca de una oportunidad de ejercer dignamente la profesión de arquitecto.
    Las cifras del estado de la profesión que exponeis, se parecen a las de Argentina de finales de los ´80, con la salvedad que en Argentina, en esa época había un déficit habitacional de mas o menos 3,6 millones de viviendas-techo, sin hablar del crecimiento urbano en infraestructuras y equipamientos que acompañaban a ese déficit ( hoy quizá sea mas grave aún). La emigración se planteaba en aquellos tiempos por la falta de atención desde el estado a semejante problema social, los arquitectos emigrábamos pese a tener una sólida formación, para encontrar un horizonte laboral ya que nuestro país no nos lo ofrecía, con 20000 arquitectos acomodados en los pliegues del sistema era suficiente para satisfacer las necesidades de una burguesía industrial y una aristocracia terrateniente, amén de los arquitectos que trabajaban para el arco politico-corrupto-nuevorico. El resto sobrábamos (unos 25000).
    Mi historia comienza en este país al que llego hace 23 años, en una andadura corta como dibujante-proyectista-sin contrato en un prestigioso estudio de arquitectura de Madrid, que cuando llegó el momento de legalizar mi situación, prefirió darme una palmadita en la espalda ( que a mi me sonó como patada en el culo)diciendome que como no tenía homologado el título….. Un año después conseguí la bendita homologación y seis meses después la colegiación. Vivía en Segovia por lo tanto mi ámbito de colegiación en esa época era el COAM, pero luego pasé a el COACyLE. Trabajaba en mi casa ( alquilada) sin empleados y teniendo que reaprender casi todo, las normativas tecnicas eran muy diferentes y las urbanísticas un gran interrogante. Me sorprendí gratamente al verificar que los emprendimientos públicos se realizaban, al igual que en Argentina, por el maravilloso dedo de la administración que elegía a sus arquitectos de confianza. Mi sueño de trabajar en arquitectura social se esfumaba. El papel del Colegio de arquitectos era de una especie de secta provinciana, sin ningún interés en promover debates sociales, ni de fondo sobre la arquitectura, la sociedad y los arquitectos, a lo sumo algún curso tecnológico, (algo que a los arquitectos españoles se les da bien, quizá porque les de seguridad personal hablar de ello sin tener que abordar temas mas complejos y multidisciplinarios). Peor bueno , había que sobrevivir, y poco a poco fui armando un pequeño estudio con algún colaborador esporádico, o subcontratando servicios. Los trabajos fueron siempre de poca entidad, pequeñas unifamiliares, reformas, alguna rehabilitación etc… Todo ese pequeño entramado funcionó con altibajos hasta 2008, año en que viendo lo que se venía cerré el pequeño estudio y me fui a trabajar solo a mi casa ( nunca he sido propietario). Allí he sobrevivido hasta el año pasado (2012), año que a la falta de encargos, se me declaró un cáncer, del cual hoy felizmente me estoy recuperando. ( Si algunas teorías tienen razón, el cáncer sería una mutación provocada por entre otras causas por el stress emocional y ambiental). Pero en este año estoy asistiendo a la lucha por el poder de unos Colegios que se caen a pedazos por falta de encargos, y porque nunca se han planteado cual es la función social del arquitecto. En este país hay 4 millones de viviendas desocupadas con una creciente población que demanda vivienda social por el drama de los desahucios y la pobreza que va apareciendo día a día gracias a las políticas de los sucesivos gobiernos que han ido aumentando el paro, en lo que a mi me parece una política deliberada para transformar el Estado de bienestar en una Retauración del «Ancient Regime» ( ver artículo : http://www.monemonkey.com/2013/04/y-si-el-aumento-del-paro-fuese-el-objetivo/) Mi situación como la de muchos compañeros es también desesperada, con 57 años , sin encargos estoy intentando reciclarme en otro mundo el de la fotografía , siempre ha sido una pasión para mi.( que también está viviendo una crisis brutal). Pero no soy pesimista ( ya no hay lugar para ello ), como arquitecto me he sumado a la Plataforma de afectados por la Hipoteca, local para ofrecer mi trabajo voluntario y ayudar en lo que sea posible. No ingresaré un duro,pero por lo menos me siento útil a la sociedad. Ya no puedo pagar la Seguridad Social, ni Asemas, me daré de baja este proximo mes de mayo y también pediré la baja colegial. Pero no dejaré de luchar.

  13. Ignacio Sandoval

    Algunos responsables de Escuelas de arquitectura si leemos los blogs, y escribimos en alguno, y además sabemos ser críticos y aceptar las críticas. Tras la lectura de este post, puedo decir que compartimos determinadas visiones que intentamos trasladar a nuestros alumnos para romper la fractura absurda entre docencia y profesión. Desde la Universidad Rey Juan Carlos es nuestra voluntad convertir a nuestros alumnos en grandes profesionales, aunque se oponga el ministerio de turno y el apoyo institucional/colegial sea tan escaso y politizado.

    @SANTO_QTOMAS

  14. @ro_almonacid

    Hablar de la realidad del arquitecto -pasada o presente- nunca es ser «pesimista», es honrar a la verdad. Duela lo que duela. Y necesitamos reflexionar todos para dar el siguiente paso con criterios claros y espíritu renovado. Lástima que esos «macizadores» de los que habláis o los Directores de las ETSAs no lean este tipo de blogs…
    Enhorabuena por el post SyB…!!!

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